ESPAÑA 1.300 |
Tras el imparable avance de los soldados cristianos hacia el Sur, había que ir habitando las tierras que quedaban abandonadas por los musulmanes, fenómeno que acabaría configurando a España y los españoles tal y como hoy conocemos.
España es un país humanamente muy uniforme debido a la fusión de sus pobladores causada por la Historia común que ha conformado nuestra nación, a través de repoblaciones de territorios abandonados o perdidos por los musulmanes.
El fenómeno de la reconquista y la subsiguiente repoblación desde los núcleos cristianos del Norte ha sido único en los países de Europa por haber sido España el único territorio en el que se dio la ocupación estable y el enfrentamiento con el Islam.
De modo que mientras que en otros países de Europa la fijación de las poblaciones pudo haber estado mucho más justificada, en España la homogeneización de la población vino forzada por las circunstancias históricas; y puede afirmarse, pues, que en España todo el mundo proviene de pobladores NORTEÑOS que en un momento u otro de la Edad Media encaminaron sus pasos hacia el Sur.
Aunque se ha constatado documentalmente el comienzo de tareas repobladoras en lugares del extremo Nordeste de la meseta en fecha tan temprana como 759, bajo el reinado de Fruela I, no será hasta casi medio siglo después, en los primeros años del siglo IX, cuando empiece a efectuarse un TRASVASE importante de la población cristiana concentrada al Norte para efectuar la repoblación de las tierras que acabarían denominándose Castilla y a cargo de pobladores provenientes de tierras cántabras y vascas.
La avalancha repobladora desde territorio vascongado se deslizó por los valle de Mena y Losa y se prolongó principalmente en dirección al Ebro y al Norte de las actuales provincias de Burgos y Palencia.
De Cantabria lo repobladores se vertieron por rutas aún hoy conocidas (la de los Foramontanos), principalmente a las actuales provincias de Burgos Palencia y Valladolid.
De Asturias se dirige a lo que acto seguido se con formaría como reino de León. De Galicia asimismo hacia León y el actual Portugal.
Del reino de Navarra partió una esencial aportación : la repoblación del reino de Aragón, aunque los navarros participaron también grandemente en la de lugares tan distantes como Castilla la Mancha o Mallorca.
Según avanzaba el empuje militar hacia el Sur, la repoblación le secundaba.
En los siglos Xl y XII la repoblación de Salamanca, Zamora y sus comarcas se llevó a cabo principalmente con pobladores provenientes del Norte del Duero, como palentinos, burgaleses, cántabros asturianos, VASCOS y riojanos, e incluso de otros reinos, como navarros y aragoneses.
Simplemente echando un vistazo a los topónimos de repoblación comprobaremos la dimensión de la inmigración norteña en el resto de la península.
Atendiendo a la inmigración vasca nos encontramos en la provincia de Palencia con Báscones d Ebro, Báscones de Valdivia, Báscones de Ojeda y Cascón de la Nava; en Burgos, con Villabáscones de Bezana, Villabáscones, Bascuñuelo, Basconcillos del Tozo, Basconcillos, Báscones de Zamanzas, Bascuñan y Vizcaínos; en Asturias, Báscones; en Cuenca, Bascuñana de San Pedrc y Gascueña; en Lugo, Bascós; en Soria, Bascones; en Cáceres, El Gasco; en Guadalajara, Gascueña de Bornova; en Madrid, Gascones; en Toledo, Vascos; en Sevilla, Loma del Gascón; y en Portugal, Vascóes y Vasconcellos.
En cuanto a los navarros, nos podemos encontrar con los siguientes : en la provincia de Salamanca, Narros de Matalayegu~ Naharros de Valdunciel, Naharros Nuevo y Narrillos; en Cuenca, Naharro y Garcinarro; en Valladolid, Gomeznarro; en Soria, Narros y Valdenarro en Guadalajara, Naharros; en Segovia, Narros de Cuéllar y Gomeznarro; en Ávila, Narros del Castillo, Narros del Puerto, Narros de Saldueña, Los Narros, Narrillos del Álamo, Narrillos del Rebollar y Narrillos de San Leonardo; en Valencia, Navarrés; en Zaragoza, Herrera de los Navarros y Villar de los Navarros; en Huesca, Navarri; en Álava, Navaridas, Navarrete, Nafarrate y Napardi; en Vizcaya, Nafarrena; en La Rioja, Navarrete; en Teruel, Navarrete del Río; en Almería, Los Navarretes y Los Navarros; en Murcia, Los Navarros y Los Navarros Bajos; en Madrid, Navarrosillos; y en Portugal, Navarros y Nafarros.
Parecida cantidad de topónimos dejaron los pobladores gallegos en las cuatro esquinas de la península, conformando junto con vascos y navarros los tres orígenes territoriales que más constancia han dejado en la toponimia, fácilmente comprobable en cualquier atlas de España.
Lo cual puede dar una idea de la magnitud que hubo de tener la INMIGRACIÓN VASCA y NAVARRA en toda la península durante siglos.
Han llegado hasta nosotros numerosas fuentes documentales que nos permiten conocer con bastante detalle el proceso repoblador llevado a cabo en las tierras meridionales, sobre todo a partir de la batalla de las Navas de Tolosa, durante los siglos XIII y XIV.
Los más importantes son los libros de repartimiento, y las nóminas de pobladores, en las que se recogían los nombres de los que acudían a repoblar las nuevas tierras. Finalmente, las cartas pueblas, aparte de establecer los fueros y libertades de los participantes en la repoblación de un lugar, organizaban la repartición de tierras entre ellos.
Los pobladores norteños desempeñaron asimismo el papel esencial en la repoblación de las lejanas tierras andaluzas, las últimas en ser conquistadas.
Un ejemplo de no pequeña magnitud es el de las zonas de España que mayor porcentaje de pobladores aportaron a Sevilla y otras importantes localidades andaluzas: la cornisa cantábrica y la zona central castellana principalmente los burgaleses, los montañeses y los vizcaínos. (No olvidarse de que la palabra "vizcaínos" designaba a todos los habitantes de Guipúzcoa, Alava y Vizcaya).
Los pobladores de Jerez de la Frontera fueron en su mayor parte castellanos leoneses, participando asimismo numerosos contingentes de aragoneses, catalanes y navarros.
Otro ejemplo es el de Cádiz y su entorno, fue poblado por castellanos, leoneses y catalanes.
Al igual que en la tarea bélica, todos los reinos peninsulares participaron conjuntamente en la labor de volver a dar vida humana a las tierras arrebatadas a los moros.
Esta labor común fue uno de los motivos que más peso tendrían, con el paso de los siglos, en la configuración de la concepción de España como comunidad humana unitaria por encima de divisiones territoriales, con adelanto a muchas otras naciones europeas.
Los navarros y vascos, como hemos visto, se extendieron por TODA LA PENÍNSULA. (Habría que preguntarles a los peneuveros y batasunos quién "invadió" a quién).
España y los españoles somos la culminación de la evolución que ha conducido a dichas gentes a través de los siglos a formar la sociedad que hoy formamos, sociedad notablemente homogénea si la comparamos con otras europeas.
Y así es y será pese a todos los disgregadores vocacionales que tratan de "diferenciar" "naciones" dentro del conjunto. Como también tratan de ganar una guerra civil que perdieron. Pero la Historia no admite "vueltas".
Javier Tellabeltz
que unio