31 agosto 2011

Agosto, Madrid, bombas

En la madrugada de aquel viernes, 28 de agosto de 1936, el horizonte se pobló de trimotores, amenazas y bombas. El cielo de la capital de España perdía su virginidad al ser Madrid bombardeada por primera vez.

El ataque fue realizado por un Junker-52 pilotado por Rudolf Von Moreau, sirviéndole de observador y copiloto el capitán español Joaquín García Morato. El teniente Von Mareau, líder de bombardeos experimentales de la Luftwaffe alemana, se haría tristemente famoso meses después (26 de abril de 1937) al participar en el ataque aéreo sobre Guernica, mientras que García Morato, héroe de la aviación nacional fallecería a los pocos días de finalizada la contienda (el 4 de abril de 1939) durante una exhibición victoriosa en el aeródromo de Griñón.

El Junker-52 comenzó a vomitar sus artefactos sobre el Ministerio de la Guerra (ubicado en el Palacio de Buenavista, actual sede del Cuartel General de Ejército, en la plaza de Cibeles) y la estación del Norte. El ataque causó un muerto y varios heridos. El bombardeo, efectuado desde 500 metros de altitud, sorprendió a la ciudad. Las luces no se apagaron y aunque alguna sirena aulló, lo hizo 10 minutos después de finalizado el ataque.

El avión del ataque, el Junker-52, fue el más célebre de todos los bombarderos alemanes. La versión militar, estrenada en la Guerra Civil española resultaría inestimable en muchos aspectos bélicos, siendo luego utilizada ampliamente en la Segunda Guerra Mundial. Su aspecto siniestro, enorme y negro le convertía a ojos de los madrileños en un espeluznante monstruo.

Los aviones entraban sobre Madrid perfectamente alineados, serios, en escuadrillas muy bien formadas, serenas y muy tristes. Pero, de vez en cuando, la perfección germánica saltaba por los aires cuando aparecía ágil y por sorpresa la aviación republicana. Alegres y saltarines surgían entre las nubes los cazas soviéticos I-15 e I-16 "los chatos" y "las moscas", que hacían retroceder a los pesadísimos "rinocerontes". El cielo de Madrid no era una fiesta, pero la guerra en las alturas hizo estallar castillos de fuegos nada artificiales.

Los Junker-52 fueron bautizados "la burra de la leche", porque siempre aparecían de madrugada, al despuntar el alba como los lecheros. El gracejo castizo madrileño, junto al heroísmo de sus habitantes, supo hacer copla común su resistencia.

Al día siguiente, 29 de agosto, el ABC de Madrid se hacía cuenta del suceso: "Otros vuelos estériles sobre Madrid. La madrugada de ayer voló nuevamente sobre Madrid la Aviación enemiga. Rápidamente el servicio de Vigilancia y Defensa se apercibió de la presencia del enemigo y, entrando en acción, puso en fuga a los facciosos. La población civil apenas si se enteró. Las milicias, en su mayor parte, cumplieron las órdenes recibidas de no hacer fuego de fusil por no tener eficacia y, en cambio, se alarma con él a la población".

Sin embargo, los visitantes de la noche no se limitaron a lanzar bombas durante sus cruces aéreos sobre Madrid. También arrojaron proclamas, panfletos y mensajes firmados por el propio general Franco. Así eran interpretados ese día por el periódico Ahora: "Franco dirigiéndose a los españoles dice: "Si queréis salvar la vida entregaos sin condiciones a nuestra generosidad".

Con el paso del tiempo los bombardeos se fueron mecanizando, pero en los primeros meses de la guerra las bombas se lanzaban con las manos desde los aparatos aéreos. Uno de los primeros soldados españoles que pasó a formar parte de las unidades alemanas describió las dificultades de estas operaciones militares hasta que a los Ju-52 se les dotó de los portabombas adecuados:

"Mi posición en el aparato se ubicaba dentro de una torreta de cubo suspendida entre las patas del tren de aterrizaje. Llevaba un parabrisas frontal y un emplazamiento de ametralladora, y en invierno resultaba muy frío. Tuvimos que inventarnos la manera de arrojar las bombas. Cortamos en el suelo del avión una trampilla y apilábamos las bombas a ambos lados de la abertura. Mi trabajo consistía en sentarme en el suelo con las piernas colgando en el espacio, mirando hacia debajo y hacia delante del avión.

Al aproximarnos a nuestro objetivo, un miembro de la tripulación se ponía de pie a cada lado para ir dándome las bombas alternativamente. Pesaban de nueve a 50 kilos, y aunque todo era muy primitivo, con la práctica logré una elevada proporción de aciertos. Era cuestión, sobre todo de soltar las bombas en el instante preciso.

La pega principal era que, al llevar abierta la trampilla, entraba por allí una corriente muy fuerte, y mientras yo sostenía la bomba en posición, el viento hacía girar el mecanismo para activar, con lo que uno de los tripulantes tenía que sujetarlo con las mano para que la bomba no hiciera explosión".

Lo cierto es que, por imprecisión técnica, instinto criminal o mala puntería, las bombas caían en cualquier parte, sin ton ni son.

El escritor republicano Arturo Barea dejó también constancia de la brutalidad de los ataques. "Piso de nuevo la calle de Ferraz, tan sola, que mis pasos suenan a hueco. Y entonces comienza el bombardeo de todos los días. Estallan las granadas sobre las casas muertas, abriendo nuevas heridas en sus cuerpos desgarrados. Aquel piano que quedó inmóvil y solo en noviembre del año pasado, caído sobre una de sus patas rotas, mostrando la dentadura amarillenta de sus teclas, como un monstruo moribundo, da un grito: un casco de obús rompe sus cuerdas, hasta hoy tensas. La nota chillona retumba en toda la calle, en todo el barrio vacío. Entre explosión y explosión, las cosas, las calles, gritan sacudidas por la metralla. Yo me quedo acurrucado en el portal de una casa, muerto de miedo a las cosas muertas".

Aunque aquel 28 de agosto fue el estreno del ataque aéreo sobre Madrid, no era la primera vez que se bombardeaba desde las alturas una ciudad en nuestra guerra. El mismo 18 de julio, desde el aeropuerto sevillano de Tablada, antes de que fuera dominado por Queipo de Llano, aviones Douglas DC-2 y Fokker FII leales a la II República realizaron toda una serie de incursiones sobre Ceuta, Melilla, Larache y Tetuán. Fue en concreto sobre Tetuán donde se lanzaron ocho bombas que cayeron de pleno sobre la población civil, produciendo numerosas víctimas al alcanzar la mezquita y el barrio árabe.

A Tetuán habría que anotar después una lista interminable de pueblos y ciudades por ambos bandos: Albacete, Murcia, Barcelona, Granada, Huesca, Zaragoza, Gijón, Oviedo… Madrid tampoco estaba de nuevas, ya que el mismo 18 de julio desde el aeródromo de Cuatro Vientos despegaron aviones que atacaron a los militares y civiles sublevados en los cuarteles de la Montaña y Campamento.

En julio de 1936, la aviación militar española contaba en total con 241 aviones operativos, a los que había que añadir otros 72 de segunda línea. Una vez fracasado el golpe del 18 de julio, apenas 100 aparatos quedaron en poder del bando rebelde. Esta situación de inferioridad aérea inicial se iría igualando a favor de los nacionales con la llegada, ya a finales de julio de 1936, de los 12 primeros aparatos mandados por Mussolini (los italianos llegarían a mandar más de 748 aviones durante el transcurso del conflicto bélico); y en agosto de 1936, la Alemania hitleriana envió a los generales sublevados en España 20 aviones Ju-52. La mitad de ellos desembarcaron del buque Usuramo en Cádiz el 6 de agosto.

Uno de estos Ju-52 fue el que bombardeó Madrid el 28 de agosto. (La ayuda alemana a Franco llegaría a sumar 593 aviones en 1939). En el bando republicano el principal soporte fue el de la Unión Soviética que entre Chatos, Superchatos, Moscas, Katiuskas, Rasantes y Natachas llegaron a sumar en 1939, 1.111 aparatos (aunque la II República llegaría a comprar en el exterior otros 364 aviones de distinta procedencia).

Madrid fue una de las ciudades españolas que más sufrió los ataques aéreos, pero también los obuses y los proyectiles de la artillería. Barrios enteros como el de Argüelles y la incipiente Ciudad Universitaria quedaron completamente destrozados.

En cuanto a las víctimas mortales, siempre hay polémica. Los historiadores coinciden en que fue Barcelona, con una cifra en torno a las 2.500, la ciudad con un mayor número de víctimas mortales por ataques aéreos. Madrid estaría en segundo lugar con cerca de 2.000 (aunque una parte de las víctimas lo serían también por fuego de artillería). Luego vendrían: Valencia, Alicante, Durango, Guernica, Lérida, Córdoba, Palma de Mallorca, Granada, Sevilla… La lista sería interminable e incluye toda la geografía española.

El aviador e historiador Ramón Salas Larrazábal se atrevió a sumar los datos y concluyó que de manera global se puede apuntar que 4.000 civiles murieron por acción aérea en la zona franquista y 11.000 en la gubernamental.



30 agosto 2011

Doble Uday Hussein

Un día, una limusina pasó a recogerlo y le informaron de que iba a ser el sosias de Uday Hussein, el sanguinario hijo de Saddam. Su parecido físico, que luego perfeccionaron con cirugía, le llevó a ser testigo y parte de una vida desenfrenada y aterradora.
El asedio de la mansión iraquí duró cinco horas. Cuando acabó, la mitad de la fachada del edificio con forma de pastel de bodas había saltado por los aires.

Dentro, los militares norteamericanos y los medios que les siguieron, encontraron un elegante balcón interior acribillado a balazos.

Latif Yahia, un antiguo soldado de élite de 39 años, que seguía la información desde Bélgica, fue uno de los pocos iraquíes que no se sentía contento. Más bien tenía ganas de llorar.

"Los americanos tendrían que haber cogido a Uday vivo", afirma hoy. "Lo que yo quería era que fuese sometido a juicio, para que confesase al mundo entero todos sus crímenes y asesinatos".

Playboy, asesino y sádico, el hijo mayor de Saddam dejó como legado un sinfín de historias terroríficas. Pero para Latif era una cuestión personal, algo que sigue atormentándolo cada vez que se mira al espejo. En el año 1987, tras reparar en su gran parecido físico con el hijo de Saddam, el servicio secreto iraquí lo seleccionó para ejercer de doble de Uday.

La obligación de dar la cara cada vez que Uday sospechaba que alguno de sus muchos enemigos se proponía matarlo era uno de los gajes del oficio de Latif. Otro, era acudir a las desenfrenadas fiestas organizadas por Uday, el trato con su entorno de proxenetas y matones y ver cómo su otro yo se daba a todos los excesos con total impunidad. Lo que, para su absoluto horror y remordimiento, reconoce ahora, a veces llegaba a gustarle, como el privilegio de vivir en apartamentos lujosísimos y con todo tipo de atuendos y vehículos.

"Hasta hoy sigo sin dormir bien por las noches; no paro de pensar en él", cuenta. "Estoy condenado a vivir con Uday el resto de mi vida, y es posible que me acompañe a la tumba".

Ahora, 19 años después de haber escapado de Iraq y encontrado asilo político en Europa, se estrena The Devil´s Double, una película basada en las andanzas de Uday contadas desde el punto de vista de su sosias, Latif.

En una secuencia horrorosa del filme, Uday se vale de un cuchillo de cocina para dar muerte a Kamel Hannah, un chivato al servicio de su padre, en una fiesta en la que se encuentra la esposa del recién depuesto presidente egipcio Hosni Mubarak. El episodio es por completo verídico, según Latif, con la salvedad de que Uday en realidad utilizó unas tijeras eléctricas de podar que tenía a su lado. Latif asegura que la violencia ha sido sustancialmente rebajada en la película.

"Recuerdo que en el año 91, Uday visitó una cárcel y se encaró con un preso chií implicado en un levantamiento contra Saddam. Uday lo mató reventándole la cabeza con un taladro eléctrico. Cuando terminó, miró a su alrededor y sentenció: Así acaban los que se atreven a plantarnos cara".

Latif conoció por primera vez a Uday en 1979, cuando ambos estudiaban en el Baghdad College High School for Boys, el internado de las élites iraquíes. Iraq por entonces era un lugar muy diferente. Saddam había llegado recientemente al poder, gozaba de bastante popularidad y el país era una las sociedades más desarrolladas en Oriente Medio.

Latif y Uday se hicieron amigos, pero sin mucha intimidad, en el instituto, pero en la universidad, Latif se inclinó por Derecho y Uday por Ingeniería. No se volvieron a ver hasta que, un día de septiembre de 1987, mientras Latif estaba destacado en el frente durante la guerra entre Irán e Iraq, una limusina se presentó a recogerlo y lo llevó a un palacio en Bagdad. Uday le informó del plan ultrasecreto para convertirlo en su fiday personal. Era un hecho que su padre llevaba años sirviéndose de un doble.

"Quiero que seas yo. En todas partes y siempre", dijo. Era una orden, no una petición. Latif en un principio se negó. Primero fue encarcelado y luego le amenazaron con detener a sus hermanas para que fueran despedazadas por los perros. No tuvo opción. Como el plan era secreto, nadie podía saber qué había sido de él. A sus padres les dijeron que Latif había desaparecido en el frente. No volvió a verlos.

Así empezó el "programa de adiestramiento" organizado por el servicio secreto. Uday y él tenían un natural parecido físico, pero nada fue dejado al azar. Para empezar, Latif fue sometido a cirugía plástica para que adquiriese un hoyuelo en la barbilla. Luego fue puesto en manos de un dentista, quien le proporcionó unos salientes dientes de conejo idénticos a los de Uday... Lo que a su vez le llevó a hablar con su ceceo característico. Pero, para ser convincente de veras, aún tenía que estudiar a fondo el porte y los comportamientos peculiares. Tenía que imitar a la perfección la risita infantiloide de Uday, sus andares altaneros y sus modales descuidados, su hábito de saludar a las personas con una larga mirada que no auguraba nada bueno, su costumbre de sostener un Montecristo entre lo dedos índice y medio y sus bromitas de mal gusto, como la de disparar unos tiros al techo cada vez que estaba en una discoteca, para que el pinchadiscos pusiera temas más marchosos.

Era solo el principio. El despostismo y la violencia del hijo de Saddam no parecían tener límite. Entre otras cosas, dirigía el Comité Olímpico Iraquí, el único del mundo entre cuyas instalaciones se contaba una cárcel destinada a los atletas que no conseguían buenos resultados. Tales desventurados deportistas eran sometidos a torturas cada vez más refinadas que Uday descubría investigando en Internet.

Todas las noches, decenas de jóvenes eran obligadas a desfilar ante sus ojos y la mayoría terminaban en su dormitorio. Las que se negaban eran secuestradas por sus guardaespaldas y violadas, primero por Uday y luego por sus secuaces.

¿Qué es lo que explica la locura de Uday? Latif tiene sus propias teorías. Según explica, la niñez de Uday estuvo marcada por toda clase de atenciones desmesuradas, pero también resultó traumática. Latif asegura que Saddam lo llevó a presenciar la primera ejecución pública cuando tenía tan solo cinco años. A los diez le hizo contemplar vídeos en los que los oponentes al régimen eran torturados sin piedad.

Las cosas también fueron a peor para Latif, después de que la guerra del Golfo en 1991 incrementara aún más el descontento en el país. Nuestro hombre fue víctima de dos intentos de asesinato mientras suplantaba a su jefe.
Fue entonces cuando Latif decidió huir. Lo consiguió con la ayuda de Sarrab, una de las antiguas amiguitas de Uday en una aventura que sería otra película por sí misma. Latif, que reside en Bélgica, no tiene intención de volver a Iraq. Está convencido de que la invasión de EE.UU. fue un error que tan solo sirvió para sustituir a un grupo de gánsteres por otros enfrentados entre sí.

Colin Freeman



29 agosto 2011

General Prim Prats

La figura del general Juan Prim Prats (Reus 1814-Madrid 1870) es una de las más atractivas de la España decimonónica. Inició su carrera militar luchando contra los absolutistas en la Primera Guerra Carlista y por méritos propios llegó a ser uno de los grandes espadones de aquel siglo.

Su brillante actuación en la guerra de África lo convirtió en el héroe de los Castillejos y le proporcionó el título de marqués. Vivió con intensidad la política de su tiempo, ligado a las tesis del progresismo liberal, cuyos principios de monarquía representativa, soberanía nacional y sufragio universal se convirtieron en el eje de su credo.

Desempeñó diferentes cargos públicos y mandó la fuerza expedicionaria española a México que convertiría a Maximiliano de Habsburgo en efímero emperador de aquellos territorios, pero vislumbró los planes de Francia y volvió con sus tropas sin llegar a intervenir.

Fue también un conspirador nato, protagonista de diversos pronunciamientos e intentos de golpes de Estado y pieza fundamental, junto al general Serrano y al almirante Topete, en la revolución de septiembre del 68, conocida como La Gloriosa y que provocó el exilio de Isabel II y la caída de la dinastía borbónica.

Entre 1868 y 1870 fue presidente del Gobierno y árbitro de la política española durante aquellos años, que se cuentan entre los más agitados, convulsos y apasionantes de nuestra historia.

El magnicidio que acabó con su vida se perpetró la tarde del 27 de diciembre de 1870, poco después de que el coche en el que viajaba saliera del Congreso de los Diputados por la puerta de la calle de Floridablanca e hiciera el recorrido habitual que le llevaba a su residencia, el Palacio de Buenavista, sede del ministerio de la Guerra, cuya cartera también desempeñaba.

Por una circunstancia casual, (Sagasta, que era ministro de Asuntos Exteriores, lo abordó ya subido en el carruaje, lo que obligó a Prim a desplazarse para dejarle un lugar en el asiento), la primera andanada de disparos con que los asesinos acribillaron el carruaje apenas le hirió en una mano. La segunda descarga fue más mortífera.

El atentado tuvo lugar en la madrileña calle del Turco (hoy Marqués de Cubas) en el tramo que discurría entre las calles de la Greda (actual calle de los Madrazo) y Alcalá, donde unos carruajes estratégicamente situados obligaron a detenerse al coche de Prim, lo que permitió a sus asesinos acribillarlo a placer.

Sus dos ayudantes, los coroneles Moya y González Nandín, iban desarmados por indicación del propio Prim. La calle estaba solitaria porque aquella tarde sobre Madrid caía una fuerte nevada. Sobre las circunstancias del atentado circularon desde muy pronto rumores fruto de la imaginación popular, como el llamado telegrama fosfórico, mediante el cual los asesinos se habrían comunicado, encendiendo fósforos, al paso de carruaje del presidente.

El atentado que le costó la vida (falleció el 30 de diciembre como consecuencia de las heridas recibidas) fue el primero y también el único que no ha podido esclarecerse de los cinco magnicidios, habidos en el transcurso de un siglo (1870-1973), que acabaron con la vida de otros tantos presidentes del Gobierno.

En el juicio celebrado, las declaraciones de testigos y las pruebas, algunas de ellas abrumadoras, recogidas en los 18.000 folios que constituyeron el sumario, estudiado por otro reusense, Antonio Pedrol Rius, no fue posible descubrir a los culpables. Tampoco lo fue desenmascarar a los autores materiales, los que dispararon en la calle del Turco ni a los inductores que movieron los hilos del atentado.

Sonaron con insistencia algunos nombres, principalmente el del duque Montpensier, el del general Serrano y el del diputado republicano Paul y Angulo.

Este último concibió un odio feroz contra Prim, decepcionado porque la caída de la monarquía isabelina no trajo la proclamación de la República, como él esperaba. El principal obstáculo era que Prim prefería la monarquía como forma de gobierno y para ello buscaba con ahínco una nueva dinastía a la que entronizar.

Paul y Angulo dirigió un periódico titulado El Combate, donde dejó consignado que había que matarlo en la calle. Sabemos que sus ayudantes, testigos presenciales del atentado, afirmaron que el general identificó la voz del que mandaba a los asesinos como la de Paul y Angulo. El diputado republicano huyó de España y ya no regresó jamás.

El duque de Montpensier tenía motivos sobrados para desear la muerte de Prim. Era el valladar contra el que se habían estrellado sus ambiciones de convertirse en rey tras el destronamiento de su cuñada, operación que financió con cuatro millones de reales. Pero lo impidió el rechazo de Prim a la dinastía borbónica, según él resabiada con los vicios del Antiguo Régimen y con representantes como Fernando VII o Isabel II.

Se opuso frontalmente a que alguno de sus miembros volviera a ocupar el trono. Las intrigas de Montpensier llevaron a que en el proceso judicial su secretario, Solís y Campuzano, fuera encarcelado, al apreciar el juez la evidencia de algunas pruebas que lo incriminaban en los manejos e intrigas que condujeron al atentado de la calle del Turco.

Otro tanto ocurre con el general Serrano, regente de aquella monarquía sin rey que era la España del momento, cuyas aspiraciones lo llevaron a que se plantease ceñir la corona y se postulase como candidato al trono. El rechazo de Prim a sus pretensiones hizo que no se presentara a la votación que las Cortes efectuaron para elegir monarca en noviembre de 1870, donde resultó proclamado Amadeo de Saboya cuya candidatura apoyaba Prim.

El jefe de su escolta, José María Pastor, también fue procesado y encarcelado. La viuda de Prim, doña Teresa Agüero, opinaba que Serrano había sido el inductor del atentado. También lo acusó Paul y Angulo en un opúsculo escrito desde su exilio parisino, muchos años después del asesinato del general.

Con esos ingredientes, Prim ofrecía un magnífico perfil para convertirse en protagonista de una novela que recogiera los entresijos políticos de aquella España en la que el general buscaba una nueva dinastía que encarnara el espíritu que alentó la revolución: soberanía nacional, sufragio universal y poder únicamente representativo de la Corona.

Acontecimientos de la época hay muchos. Es el caso del duelo protagonizado por el infante don Enrique de Borbón, cuñado de Isabel II (era hermano de don Francisco de Asís, popularmente conocido como "Paquito Natillas") y por el duque de Montpensier, también cuñado de la reina al estar casado con su hermana la infanta Luisa Fernanda. El duelo tuvo notables consecuencias políticas. También es histórica la monumental bronca que provocó el estreno de Macarroni I, título de una obra de tono burlesco, dedicada a Amadeo de Saboya; la representación acabó a palos con la intervención de la famosa "partida de la porra", poniendo de relieve la pasión política del momento, donde se enfrentaban republicanos y monárquicos, y entre las distintas familias del republicanismo y las diferentes facciones monárquicas. Lo hacían al hispánico modo: todos contra todos.

José Calvo Poyato


28 agosto 2011

Locutorios, blanqueo dinero

Sencillo, barato y difícil de detectar. Todo ello ha llevado a los locutorios de nuestro país a ser los principales centros de blanqueo de dinero procedente del tráfico de drogas a mediana escala.

No en vano ellos solos concentran el 80% del total del "lavado" de capitales que se realiza en nuestro país.

Algunas bandas montan locutorios ex profeso, otras utilizan a los que actúan de forma legal con el único fin de ganarse la vida y, en otras ocasiones, se dedican a "gratificar" al dueño por los servicios prestados.

Cien mil, doscientos mil, 25 o 30 millones de euros o, a gran escala, hasta 100 millones, son las cantidades de dinero que se han convertido en legales mediante este "modus operandi", que llega enmascarado en remesas a familiares de inmigrantes asentados en España y que acaba en manos de los cárteles de la droga.

El sistema no es nuevo, pero está en pleno auge en los últimos años, a pesar de que las autoridades están al acecho.

La inversión que se necesita para poner en marcha un establecimiento de este tipo es pequeña. Por ello, es un negocio al que han recurrido muchos inmigrantes. Bastan unos cuantos ordenadores, teléfonos y la autorización del Banco de España a través de una Empresa de Gestión de Transferencias (EGT), imprescindible para los envíos de dinero, a pesar de que no todos la tienen. Muchos extranjeros utilizan esta vía, al ser más económica que un giro postal: su precio ronda los tres euros.

La normativa actual permite enviar hasta 3.000 euros por trimestre; a partir de ahí, es obligado declarar el importe: lo contrario sería evasión de capitales, que, haberlo, haylo también.

Por ello, los encargados del "blanqueo" no suelen enviar más de la cantidad establecida: no quieren tener problemas. Lo ilegal está en la procedencia del dinero, en este caso, fruto del tráfico de drogas a pequeña y mediana escala.

Primero, la droga llega a España, se le da salida, y el beneficio vuelve a su origen: al lugar de donde partió el estupefaciente: Colombia y República Dominicana, principalmente.

Lavar el dinero es fácil. Hay tres modalidades : vía empresa tapadera, dueño implicado en la trama y dueño ajeno a ella. Aunque todas ellas tienen una cosa en común: el encargado del blanqueo siempre diversifica y realiza los envíos desde distintos locutorios. Ello dificulta su detección, ya que requiere de una compleja labor documental.

Así, por cada cien envíos fraudulentos realizados, la policia detecta 20.

"Un traficante puede “limpiar” al mes el beneficio obtenido por 1 o 2 kilos de cocaína o llegar hasta los 20 o los 50 kilos; lo que se traduce en cantidades que van desde los 60.000 (es el precio de un kilo) hasta los tres millones de euros".

Cuando el dueño del locutorio no está implicado, los delincuentes utilizan datos de ciudadanos que hacen transferencias legales para intercalar envíos ilícitos, o recurre a desconocidos que captan en bares o paradas de autobuses. "Mándame este dinero a esta relación de nombres, por favor", es la petición. Fácilmente, pueden darle un listado con una decena o una veintena de direcciones. A cambio, reciben una propina de entre 20 a 50 euros. Los delincuentes siempre permanecen muy cerca, para asegurarse de que la operación se realiza.


Tellagorri


27 agosto 2011

Ballena visita Zarauz

Ayer por la mañana nos arribó a la playa una ballena de no menos de 20 toneladas de peso, y ahí se nos quedó varada, viva y dando coletazos. Malas lenguas decían que era porque había avistado a una colega de tamaño aproximado tumbada en la arena en bikini.
La cuestión es que la playa se vació en minutos y ahí quedó la pobre. Un remolcador de la Marina se situó, por la tarde, a 300 metros de ella, con intención de arrastrarla a algún lugar, pero no consiguió arrastrarla. Hacia las siete tarde murió al quedarse sobre la arena por la bajada de la marea.

He aquí algunas fotos que lo corroboran.











26 agosto 2011

Estado de Hambruna

Confió durante mucho tiempo en que, al final, llegarían las lluvias. Solo se rindió cuando murió el último animal. Batulo Mahmud se puso entonces en camino con su familia. Ella, su marido y sus cinco hijos caminaron a través de la ardiente estepa de Somalia, hacia el sur.

No llevaban nada de comida, solamente un poco de agua. Pasaron la frontera con Kenia y finalmente llegaron a Dadaab, el campamento de refugiados más grande del mundo. Ahora esperan acuclillados bajo el toldo de una tienda de campaña a que los cooperantes de ACNUR, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, les tomen los datos y registren su entrada.
"Teníamos 100 cabras y siete camellos", dice Batulo. Ya no tienen nada. Ambia, su hija de tres años, duerme sobre el duro suelo; las moscas se pasean por sus labios y sus padres ya no tienen fuerzas para espantarlas.

Con todo, a Batulo y su familia no les ha ido del todo mal. Otros llegan hasta aquí completamente agotados después de semanas de caminar, con los ojos hundidos en sus cuencas, tambaleantes, como si solo la piel mantuviese unidos sus huesos. Y muchos mueren por el camino.

Y es que el este de África se cuece bajo un sol inclemente: las dos últimas temporadas de lluvias no han dejado ni una gota de agua. Se dice que es la peor sequía desde 1950. Y la sequía viene acompañada por el hambre.

En Somalia, Etiopía, Kenia, Yibuti y Uganda muchas personas están sufriendo como nunca; la ONU calcula que ya hay 12 millones amenazadas por la hambruna. Y es solo el comienzo.

Todo apunta a que la situación se agravará aún más en las próximas semanas; los datos de la ONU y del Gobierno estadounidense son pesimistas. Hay regiones catalogadas todavía como en situación de emergencia, pero pronto pasarán a la siguiente categoría: "estado de hambruna".

António Guterres, alto comisario de Naciones Unidas para los refugiados, habla de "la peor catástrofe humanitaria de nuestro tiempo". (Obsérvese que "catástrofe" y "humanitario" son opuestos porque "humanitario" significa "benéfico", pero así se habla por el mundo cuando se quiere expresar lo contrario de lo que se dice.)

Esta catástrofe se desarrolla de acuerdo con un plan ya adelantado: los expertos llevan meses avisando de la tragedia, conocen sus motivos. También saben que situaciones como esta se repetirán una y otra vez en los próximos años. Las lluvias cada vez son más escasas por culpa del ciclo climático, mientras que la población de los países amenazados por el hambre ha pasado en las últimas décadas de 41 a 167 millones de personas.

Además, las organizaciones humanitarias dedican la mayor parte de sus presupuestos a ayuda de emergencia, y no suele quedar mucho para construir pozos, comprar abonos y semillas o enseñar a los campesinos a sacarle más partido a su tierra.Somalia sufre especialmente, pues las milicias islamistas de Al-Shabaab, en su lucha contra el Gobierno, han hostigado a las organizaciones humanitarias... y también a cientos de miles de somalíes, que ahora, convertidos en refugiados, empeoran la situación en los campamentos levantados en los países vecinos.

"La gente no tiene elección, algunos incluso vienen huyendo hasta aquí, a Mogadiscio", afirma Mari Honjo. Esta delicada mujer japonesa dirige la base del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas en la capital de Somalia. Su comentario se debe a que Mogadiscio es un infierno, las milicias de Al-Shabaab y los soldados gubernamentales llevan años combatiendo entre sus ruinas. La gente de Mari Honjo está instalada en el aeropuerto, son 19 extranjeros atrapados entre dos frentes, protegidos por los soldados de un pequeño contingente de tropas de paz de la Unión Africana. Protegidos es un decir. Las balas vuelan una y otra vez sobre el campamento, y los cooperantes se tiran al suelo cada vez que una bomba explota en el exterior.

No salen de su campamento nunca, los islamistas de Al-Shabaab los secuestrarían en cuanto tuviesen ocasión. O dispararían si no pudiesen acercarse tanto como para atraparlos. Ciento cuarenta y cinco somalíes se encargan de salir del campamento para hacer lo que al personal de la ONU le está vedado.

A pesar de todo, el PMA ha conseguido reconstruir parcialmente el puerto de la capital durante estos últimos años; los buques de guerra de la misión Atalanta, de la Unión Europea, llevan hasta él cargamentos de ayuda a través de las aguas dominadas por los piratas.

La gente del PMA intenta alimentar a un millón y medio de personas, la mayoría de ellas en la propia Mogadiscio, dado que es el único lugar del país donde las tropas de la Unión Africana pueden abrir paso a los cooperantes. El PMA se retiró en 2010 de las zonas controladas por Al-Shabaab, ya que cada vez era más habitual la desaparición de alimentos, los empleados eran asesinados o secuestrados, o les robaban el dinero y después se les expulsaba por ser "agentes de los infieles".

Solo ahora, bajo la presión de la sequía, los comandantes de Al-Shabaab han declarado que las agencias humanitarias son de nuevo bienvenidas. "Creo que ellos también están desesperados", dice Honjo.

Otro de los principales problemas es lo que las organizaciones de ayuda denominan "fatiga del donante": a los ciudadanos del resto del mundo les cuesta seguir enviando su dinero a África, donde es evidente que las cosas nunca cambian. El año pasado, el PMA solicitó 500 millones de dólares a los países más ricos para combatir el hambre en el Cuerno de África. No ha recibido ni la mitad de esa cantidad. Por si fuera poco, los científicos de la organización estadounidense Famine Early Warning Systems Network (Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna) llevaban mucho tiempo avisando de que, si no llegaban las lluvias, no tardarían en morir las plantas, luego los animales y, por último, las personas.

Christ Funk, climatólogo de esta organización, aseguraba en la revista Nature que ya habían advertido en agosto de 2010 que se avecinaba esta catástrofe. Había presentado sus pruebas científicas, vinculadas con un fenomeno del tipo La Niña y con el calentamiento del océano Índico.

Acaba de concluir la segunda temporada de lluvias sin lluvias. La próxima comienza en otoño. Aunque finalmente llegara el agua, aún tendrían que pasar meses antes de que los campesinos pudieran llevar grano a los mercados y los nómadas vender sus animales.



25 agosto 2011

Quienes son los jefes rebeldes de Libia

¿Cómo se formó el Consejo Nacional de Transición? Es decir la Junta que dirige a los rebeldes libios.

El CNT se fue ampliando con los representantes de las ciudades que iban quedando fuera del control del dictador libio. La jerarquía del CNT está formada por 40 miembros, cada responsable representa un area o un segmento social como a los jóvenes, mujeres o presos políticos.

¿Quién es quién?

Mustafa Abdel Jalil, líder del CNT. Es exministro de Justicia de Gadafi, pero dejó el cargo en febrero como protesta por el excesivo uso de violencia contra los manifestantes en Bengasi. En ocasiones, se ha mostrado a favor de negociar con Trípoli, pero la idea ha sido rápidamente rechazada por otros oficiales.

Mahmoud Jibril, al frente del comité ejecutivo del CNT, su cargo es similiar al de primer ministro. Ha pasado la mayo parte de su carrera en el extranjero y dirigió el tinglado económico de Libia pero dimitió tras el intento de Gadafi de liberalizar la economía.

La confusión sobre quién dirige el ala militar rebelde ha suscitado dudas sobre su estrategia caótica. Omar Hariri, uno de los oficiales que derrocó junto a Gadafi al rey Idris en 196, pero que después fue encarcelado, dirige los asuntos militares del CNT.

Suleiman Mahmoud está pensando si acepta el cargo de jefe del estado mayor tras la muerte de Abdel Fatah Younes, que fue ministro de Interior de Gadafi. El ministro de Defensa en funciones es Galal Degheli.

Ali Tarhuni volvió a Libia desde Estados Unidos para llevar los asuntos económicos, financieros y petroleros del CNT.

Abdel Hafiz Ghoga, portavoz oficial del consejo y vicepresidente, es un abogado de derechos humanos.

Fatih Baja es responsable del comité político del CNT. Salwa Fawzi El Deghali es responsable de Asuntos Legales.

Esta vez la OTAN (es decir, Occidente) entró en guerra para dar su respaldo a un bando del que apenas nada sabíamos. Hemos devuelto cierto valor a la guerra tradicional como forma de imponer un nuevo orden, del que tampoco tenemos la certeza de que vaya a ser más justo…

Es evidente que son muchos los factores que distancian el caso libio del sirio, pero sí tienen uno en común: sendas dinastías han ocupado el poder durante cuatro décadas. Y han logrado retenerlo gracias a la represión de sus poblaciones.



24 agosto 2011

El parque temático con futuro

Se me ocurre que podríamos acotar un terreno en España para recibir a estos satrapillas que se acaban de quedar sin palacio. Desde Ben Alí a Mubarack pasando por Gadafi.
Y, naturalmente, a los sátrapas locales más destacados como Robacabras, Robin de León, Nebrija de Lugo, Maritere La Fallera, Bermejín El Furtivo, Garzón del Tupé Turricéfalo Eguibar, Karmele Marchante, Maruja Tower, Buena Fuente de Cabras, y por ahí en un largo etc. de gilipínfanos. La idea es reservar una gran parcela al estilo de los parques nacionales de Estados Unidos, pongamos por caso Yellowstone que la gente situa por la figura mítica del oso Yogui.

Aquello se rodea de vallas altas como en la película de Spielberg con las criaturas monstruosas (a fin de cuentas no deja de ser un 'Parque Jurásico IV').

A continuación se construyen unas viviendas que los líderes en el exilio podrán comprar con IVA reducido gracias a la rebaja del Gobierno y, finalmente, se organizan excursiones en autobús para que los turistas puedan ver a estos delincuentes en su salsa. Sería curioso ver cómo juegan al parchís en el jardín: Gadafi y Ben Alí, o cómo un banquero de estos que nos ha arruinado con notable éxito, pasa la cortacésped mientras desde el autobús un grupo hace fotos.

Por inquilinos no será, tenemos desde el golfo de Madoff a los directivos de las agencias de calificación que hacen negocio con nuestra ruina pasando por algunos ministros de finanzas de la zona del mediterráneo.

En cuánto a la integridad de los turistas pueden estar tranquilos porque queda completamente asegurada. Estos tipejos una vez apartados del poder son molestos pero no peligrosos.

Se les tiene ahí a la espera de que una corte internacional los juzgue (es decir, que pueden esperar unos cuantos años porque la velocidad de la justicia universal es similar a la un juzgado de lo civil o de lo penal en cualquier punto de España).
A nadie se le escapa que a medida que vayan cayendo sátrapas y ex políticos y titiriteros nuestro 'Parque Jurásico IV' se puede convertir en una ciudad que elija a su propio alcalde, en la que se celebren conciertos de música y se creen puestos de trabajo en el sector servicios. Esta gente son corruptos hasta la última muela, pero por sí mismos sostienen el PIB de Suiza y de algunos paraísos fiscales situados en islas remotas. Se trataría de hacer un Disney, una "ciudad de vacaciones", pero de mequetrefes y de tiranos internacionales en su calidad de "tiranosaurios", seres poco evolucionados en la creación, pero muy listos para sus negocios.

Berlanga y Azcona le habrían sacado mucho partido. Estos golfos tienen suficientes recursos como para pagar su estancia. La única precaución es elevar la valla y no dejarles salir bajo ningún concepto.

Tellagorri



23 agosto 2011

Descendientes de Boabdil y Tetuán

La infancia de Othman Ben Lahmar, maestro marroquí de 44 años, estuvo marcada por el origen de su sangre y su apellido. Y así creció, sabiéndose descendiente lejano de Boabdil, el último rey musulmán de Granada.

"En el colegio me señalaron en alguna ocasión para recriminarme que formaba parte de una estirpe que perdió Al Ándalus", recuerda.

Junto a su hermano Nordine, un año mayor, y rodeados de sus hijos, habita en su vivienda de Tetuán.
"La familia tenía un documento antiguo que dibujaba nuestro árbol genealógico, pero se perdió y no hemos podido volver a recuperarlo", cuenta Nordine. Aquellos legajos arrancaban, no con Boabdil ni sus hijos, sino con un primo del rey, de quien descienden Othman y Nordine.

"Se sabe que el rey chico, como le llamaban sus coetáneos, terminó sus días en Fez, donde fue bien acogido. En esa ciudad aún hay muchos Ben Lahmar...". Un apellido resultante de aquel Ibn Al Ahmar de Boabdil.

Una semana después de que los medios españoles publicaran una noticia falsa, según la cual Marruecos pretendería reclamar la mitad de los beneficios turísticos de la Alhambra, hablan estos descendientes de la dinastía que entregó las llaves de Granada a los Reyes Católicos en1492.
"La Historia en Marruecos lo tacha de vencido, y se recrea en que se dedicó más al disfrute de la vida que a defender su tierra, Al Ándalus y el Islam", explica Othman, maestro de profesión.

Poca compasión ha tenido la historia con Boabdil Al Zugabi (el desdichado). De creer en la leyenda, ni su propia madre la tuvo. De los labios de ella, Aixa, salieron aquellas célebres y duras palabras : "Llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre", que le dirigió al abandonar Granada camino del exilio en las Alpujarras.

Dicen que Mohamed Ibn Al Ahmar vivió unos 74 años, parte de ellos desterrado en Marruecos. Conocido como Abu Abdallah, su nombre fue deformado por los castellanos por el de Boabdil.

El 2 de enero de 1492 el que apodaron como el rey chico, para diferenciarlo de su tío el viejo, entregó las llaves de su ciudad a Isabel y Fernando (una estampa que en 1882 sería llevada al lienzo por el pintor Francisco Padilla en La Rendición de Granada).

Ascendió al trono tras enfrentarse con su padre en las revueltas de la población del Albaicín, ahogada por los impuestos.

Las crónicas dicen que Boabdil amaba a su pueblo y las artes y a su esposa Morayma, quien murió en tierras ibéricas tras las Capitulaciones. Sobre 1493, el rey desdichado se traslada a Marruecos.

El oportunista  "padre de la patria andaluza", Blas Infante, fue el primero en embarcarse en los años 20 del siglo pasado en la búsqueda de sus descendientes. Una aventura en la que se tropezó con su linaje en Tetuán y Fez. Infante llamó a la puerta de los Ben Lahmar. También el periodista e historiador granadino Antonio Ramos Espejo los visitó entre 1978 y 1985. Su primer viaje, que daría lugar al libro "Más lloraron los reyes andaluces", lo llevó a descubrir a la rama en Fez de la familia.

Allí se encontró con panaderos y electricistas que lucían el apellido sin pretensiones. También con los datos del doctor Zinama, historiador local: no se conoce el destino de los hijos de Boabdil, pero se sospecha que su descendencia directa pudo desaparecer a mediados del siglo XVII.

Si la familia Ahmar sobrevivió es porque otras ramas habían emigrado antes y después del exilio del rey nazarí, durante la Guerra de Granada o en las posteriores expulsiones de los moriscos.

Los Lahmar han legado, de manera oral, su historia de generación en generación. Y así lo hacen ellos: "Nuestro padre", explica Othman, "también recibió la visita de algún investigador, y puede que más adelante sean nuestras hijas las que cuenten la historia; por eso es importante que la conozcan".

El profesor Yafar Benelhach, experto en Lengua árabe y Literatura de la Facultad de Tetuán, dice que la última etapa de Boabdil es "muy oscura. No hay conclusiones concretas y sí mucha imaginación", asegura al tiempo que apunta que uno de las versiones más oídas es que murió en una batalla en la comarca de Fez junto al sultán de esta ciudad, Muley Hamet.

Sentado en la mutarba (sofá marroquí) de su salón, Nordine quiere dejar claro que ellos emparentan con Boabdil por un primo. Y con España, con mucho más. Tienen una familia extensa, y migradora. Una hermana se estableció en Bélgica y tres hermanos viven en Denia, Jaén y Málaga. Uno de ellos, casado con una española y otro, con una marroquí con pasaporte español "porque su abuelo se alistó en el Ejército de Franco". La historia de la familia parece eternamente ligada a España.

La tradición oral cuenta que sus más lejanos abuelos, tras abandonar Granada y seguir varias generaciones en Iberia, desembarcaron en Marruecos en el siglo XVII (probablemente vivían en Murcia y salieron de Málaga hasta Tamrabet, a 20 km de Tetuán), coincidiendo con la expulsión definitiva de los moriscos por Felipe III.

Estos hermanos están emparentados con más Ben Lahmar de Tetuán. Uno de ellos, Amine, relata que "los andalusíes buscaron una ciudad que les recordara la de Granada y escogieron Tetuán, por su abundante agua, sus montañas y sus cumbres nevadas en invierno".

De nada quedan ya pruebas. Perdido quedó el árbol genealógico. Y extraviados también unos papeles que atesoraba un pariente y que atestiguaba que la familia tenía propiedades en Murcia en la época de Boabdil.

"Aunque se hayan perdido estos documentos, los andalusíes hemos heredado sentimientos y un modo de vida característicos que nadie nos puede discutir", señala Nordine, quien matiza que se siente muy marroquí pero que lleva a Al Ándalus en su interior.

En cualquier caso, Tetuán es un enclave con una fuerte huella andalusí. Los dos hermanos recuerdan que en 1484 el "valeroso» Abdul-Hasan Alí Al-Mandarí, capitán del Ejército de Boabdil, llegó a Tetuán junto a cientos de soldados nazaríes para fundar la ciudad, abandonada desde hacía casi un siglo".

Las familias granadinas que convirtieron a Tetuán en su nuevo hogar, la pequeña Granada, dejaron allí la huella de sus costumbres.

Nordine visitó en 1998 la Alhambra. "Fue muy especial porque sabes que son tus antepasados los que la construyeron". Y se muestra satisfecho de que los españoles hayan conservado "este Patrimonio de la Humanidad". "Reclamar cualquier derecho ahora de la herencia árabe en territorio español va en contra de cualquier lógica", responden Othman y Nordine al referirles la falsa noticia sobre una supuesta reclamación marroquí sobre la Alhambra. "Si nos ponemos así, deberíamos también de evacuar de América a los irlandeses o a los italianos y devolvérsela a los indios".

"La conquista no fue tan brutal como la reconquista; los árabes que llegaron a la Península Ibérica fueron más tolerantes que los antiguos cristianos", concluyen...

NOTA: De todo esto, del caracter "andalusí" de Tetuán, el que más sabe es el bloguero Juan del blog "Historia y Presente".


Tellagorri
Con información de José Antonio Cano



22 agosto 2011

Sobre imbéciles y malvados

No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas (gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado) que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea.

Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: "Más miedo me da un imbécil que un malvado".

Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil.

Incluso su campaña para acabar con el terrorismo vasco, señor presidente, merece más elogios de los que dejan oír las protestas de la derecha radical. El problema es que buena parte del trabajo a realizar, que por lo delicado habría correspondido a personas de talla intelectual y solvencia política, lo puso usted, con la ligereza formal que caracterizó sus siete años de gobierno, en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás.

Eso, cuando no en sinvergüenzas que, pese a que su competencia los hacía conscientes de lo real y lo justo, secundaron, sumisos, auténticos disparates. Y así, rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles (y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires) somos tan gilipollas como usted. Lo que no le recrimino del todo; pues en las últimas elecciones, con toda España sabiendo lo que ocurría y lo que iba a ocurrir, usted fue reelegido presidente.

Por la mitad, supongo, de cada diez de los que hoy hacen cola en las oficinas del paro.

Pero no sólo eso, señor presidente. El paso de imbécil a malvado lo dio usted en otros aspectos que en su partido conocen de sobra, aunque hasta hace poco silbaran mirando a otro lado. Sin el menor respeto por la verdad ni la lealtad, usted mintió y traicionó a todos.

Empecinado en sus errores, terco en ignorar la realidad, trituró a los críticos y a los sensatos, destrozando un partido imprescindible para España. Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas. Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.

Ojalá la peña se lo recuerde durante el resto de su vida, si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale.

Usted, señor presidente, ha convertido la mentira en deber patriótico, comprado a los sindicatos, sobornado con claudicaciones infames al nacionalismo más desvergonzado, envilecido la Justicia, penalizado como delito el uso correcto de la lengua española, envenenado la convivencia al utilizar, a falta de ideología propia, viejos rencores históricos como factor de coherencia interna y propaganda pública.

Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto; pues hasta en lo de irse o no irse mintió también, como en todo.

Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo. Con intérprete de por medio, naturalmente.


ARTURO PEREZ REVERTE



20 agosto 2011

Badajoz, aquel agosto para olvidar

"Voy a marcharme. Quiero dejar Badajoz, cueste lo que cueste, lo más rápido posible y prometiéndome solamente a mí mismo que no volveré nunca. Por muchos años que me mantenga en la vida periodística, jamás se me presentará, realmente, acontecimiento tan impresionante como el que me ha traído a estas tierras ardientes de España y que ha logrado destemplar completamente mis nervios. No se trata de una extravagancia ridícula, de un sentimentalismo excesivo. Basta con tener una mediana formación moral y estar al margen de las pasiones enfrentadas para que no se pueda presenciar fríamente las escenas horribles de esta tremenda guerra civil que amenaza con devorar a España, destruyendo para siempre el amor y sembrando odios bien profundos entre su población…" (Badajoz, 17 de agosto de 1936).

Aquel 14 de agosto de 1936 del que habla, Mário Neves era un joven redactor y corresponsal de guerra en España, enviado especial del portugués Diario de Lisboa. Durante los días previos a la conquista de Badajoz (del 11 al 14 de agosto) permaneció retenido en el puesto fronterizo de Caia (entre España y Portugal).

Desde allí mandó sus crónicas a Lisboa relatando la huida de los republicanos, el cambio de bandera del día 13 (se arrió la enseña de la II República, izándose según sus palabras "la del antiguo régimen, roja y amarilla" por los mismos carabineros que custodiaban la aduana) y pudo observar con sus prismáticos y escuchar desde la lejanía el bombardeo reiterado de las tropas nacionales sobre las posiciones republicanas en la capital pacense.

El día 15, telefoneó a Lisboa dictando el inicio de su nueva crónica urgente: "Soy el primer periodista portugués que entra en Badajoz, tras la caída de la ciudad en poder de los rebeldes. Acabo de presenciar tal espectáculo de desolación y de pavor que tardará en borrarse de mis ojos…".
De esta manera, Neves, se convirtió en testigo ocular de una de las más terribles masacres de nuestra guerra civil: la matanza de Badajoz. Crimen perpetrado una vez conquistada la ciudad por las tropas del ejército rebelde al mando del coronel Yagüe.

La ciudad llevaba varios días sitiada, pero fue al amanecer del 14 de agosto cuando comenzó el ataque definitivo. Como era costumbre en la Legión, el coronel Yagüe arengó a sus hombres: "¡Caballeros legionarios! Los rojos afirman que no sois soldados, sino frailes disfrazados. ¡Entrad en Badajoz a decir misa!".

Un estruendo de fusilería contestó a las palabras de Yagüe. Minutos después comenzó la embestida: la 5ª Bandera de la Legión penetró en la ciudad a través de los cuarteles de Penacho y la Bomba, el 2º Tambor de Tetuán entró por la Puerta de Carros y la 16ª Compañía de la 4ª Bandera atacó por Puerta Trinidad logrando atravesar la brecha en cuatro oleadas sucesivas.

Mário Neves en su primera crónica desde el perímetro amurallado beturiense no pudo contener su pluma para dar cuenta del inmenso arrojo con el que se había combatido:
"Llegamos finalmente a la Puerta de la Trinidad, uno de los puntos por donde entraron los legionarios, en un ataque heroico, que quedará recogido en los anales militares del Tercio. Las murallas están protegidas por sacos de arena, junto a los que se ven centenares de casquillos de bala, lo que demuestra que la resistencia, en valentía y tenacidad, ha estado a la altura del ataque. Algunos cadáveres todavía no han sido retirados… La primera compañía estaba formada por 120 hombres. El adversario se defendía con energía leonina. Los legionarios realizaron una dura carga con bayoneta, que ha sido considerada por todos como la más dura que el Tercio ha llevado a cabo desde su creación. Fue un violento ataque que acabó con los últimos defensores de Badajoz…".

En efecto, los anales militares de la guerra se hicieron eco de "la gesta" y así relatan que el primer soldado nacional que entró en Badajoz fue el teniente legionario Francisco de Miguel Clemente "quien despreciando un nutrido fuego de fusilería enemigo cruzó a la carrera una explanada de 200 metros para entrar a la bayoneta en el Cuartel de la Bomba".

Su acción fue premiada con la cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar. Sin embargo, el heroísmo español de los republicanos nunca ha sido reconocido.

Después de la toma del cuartel, seguirían el asalto a la Casa de Correos, al Gobierno Civil, al Hospital Provincial y, finalmente, a la plaza de toros: lugar donde posteriormente se realizarían parte de los fusilamientos.

En su minucioso relato, Neves describe con precisión los cadáveres en la arena del albero:
"Nos dirigimos enseguida hacia la plaza de toros, donde se concentraban los camiones de las milicias populares. Muchos de ellos están destruidos. Al lado, se ve un carro blindado con la inscripción "Frente Popular, D. Benito, Nº 10". Este lugar ha sido bombardeado varias veces. Sobre la arena aún se ven algunos cadáveres, lo que da a la plaza un aspecto macabro de teatro anatómico. Todavía hay, aquí y allá, algunas bombas que no han explotado, lo que hace difícil y peligrosa una visita más pormenorizada…".

Las crónicas de Mário Neves son leídas en Lisboa por el estadounidense Jay Allen, uno de los periodistas extranjeros que cubría la guerra civil (fue el primero en arrancar unas declaraciones al general Franco y el último que lograría entrevistar a José Antonio Primo de Rivera antes de ser fusilado en Alicante).
Allen queda conmovido por lo que está leyendo: "Badajoz rendida a los legionarios y a los regulares marroquíes. Escenas de horror y desolación en la ciudad conquistada por los rebeldes", reza el titular del Diario de Lisboa. Dobla el periódico y decide trasladarse a Badajoz.

Llega con nueve días de retraso a la noticia, pero su artículo publicado el 30 de agosto en The Chicago Tribune es el que da la vuelta al mundo:
"Elvas, 25 de agosto.- Esta es la historia más dolorosa sobre la que he tenido que escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el apestoso patio de la Pensión Central, en una de las tortuosas calles blancas de esta empinada ciudad amurallada. Nunca sabré encontrar el camino de vuelta a Pensión Central, y nunca querré hacerlo. He llegado aquí desde Badajoz, ciudad que está a varios kilómetros de distancia, en España. Subí a la azotea para mirar atrás. Vi fuego. Están quemando los cuerpos. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que los moros y legionarios rebeldes del general Francisco Franco treparon sobre sus propios muertos para poder cruzar sus murallas tantas veces empapadas en sangre…".

Allen escribe su relato con enorme emotividad y en primera persona, siendo el primero que utiliza la imagen de la corrida de toros como paráfrasis de la masacre:
"Dicen que la primera noche la sangre alcanzó un palmo de profundidad. No lo dudo. Allí se asesinó a 1.800 hombres y mujeres, en un plazo de 12 horas. En 1.800 cuerpos hay más sangre de la que imaginas. Durante las corridas, cuando el toro o algún pobre caballo sangran mucho, aparecen los monosabios para esparcir arena limpia sobre la sangre. Pero en las tardes soleadas sigue pudiendo olerse la sangre. Es un olor vigorizante.
Los falangistas nos detuvieron en la entrada principal de la plaza y mis amigos hablaron con ellos. La noche era calurosa. Había un olor en el aire. No puedo describirlo y no lo describiré. Los monosabios tendrán mucho trabajo para hacer presentable la plaza para la siguiente corrida. En cuanto a mí, no volveré a ver una corrida. Jamás".

La cifra de 2.000 ejecutados la misma noche del 14 de agosto que describe Allen ya había sido utilizada por Mário Neves en su crónica del día 15. Él tuvo el valor de preguntar directamente por los fusilamientos al jefe de la llamada columna de la muerte:
"Estamos de nuevo en la Comandancia, donde hemos logrado llegar hasta el teniente coronel Yagüe. Es un hombre alto, fuerte, de cabellos grises, que está visiblemente atareado, recibiendo constantemente notas que sus oficiales le entregan y dando órdenes rápidas. Nos recibe de pie y enseguida nos confiesa que se encuentra muy satisfecho con el resultado que las fuerzas a su mando lograron ayer".

-¿Y fusilamientos? -arriesgamos nosotros-. Hay quien habla de 2.000…

El comandante Yagüe nos mira sorprendido por la pregunta y aclara:

-No deben ser tantos…

-¿Van a quedarse mucho tiempo?

-Mi deseo es partir en cuanto pueda hacia Madrid.

-¿La campaña será larga?

Con una sonrisa, que cierra sus breves declaraciones:

-No. Ellos corren mucho...

¿No debieron ser tantos o, quizá, fueron muchos más que los 2.000 sobre los que preguntó Neves?

75 años después, los historiadores siguen sin ponerse de acuerdo sobre las cifras aproximadas de las víctimas de la batalla y la represión posterior de Badajoz. Paul Preston, en su último libro, El Holocausto español, se acoge a la tesis de otros periodistas portugueses (Jorge Simòes y Felix Correira), que cifraron en 1.500 republicanos los que habrían perdido la vida en los combates y 1.300 los que fueron ejecutados en las 24 horas posteriores a la caída de Badajoz.

Aunque para Preston la represión ejercida durante los días, semanas y meses posteriores a ese 14 de agosto puede acercarnos a la cifra simbólica de los 4.000 republicanos asesinados en la masacre de Badajoz. Otros historiadores (Pío Moa y Ángel Martín Rubio) desinflan hasta el mínimo estas cifras redondas, basándose en las defunciones escritas en el Registro Civil y en el cementerio: 1.080 muertes atribuibles a la represión entre ese año y 1945, de las que 493 corresponderían al verano de 1936.

Queda únicamente por saber cómo se produjeron los asesinatos y hasta que punto es verdad toda esa mitología que se mantiene viva respecto al "espectáculo" dirigido por Yagüe y que tuvo lugar horas después de la toma de Badajoz en el centro del coso taurino.
La repercusión de las crónicas extranjeras sobre lo ocurrido aquel 14 de agosto en Badajoz fue determinante respecto a la imagen de Franco y su ejército en todo el mundo. En una guerra, la primera víctima siempre es la verdad y por eso la propaganda no puede consentir que la realidad le rompa una bandera de agitación y, menos aún, las proclamas para un buen panfleto. Tanto el bando nacional como el republicano utilizaron todas sus armas propagandísticas para enervar unos y agitar los otros los sucesos de Extremadura.

En este contexto, de guerra y propaganda, es como hay que entender el artículo publicado en el periódico La Voz de Madrid el 27 de octubre de 1936 que creó el mito de la celebración de una peculiar corrida de republicanos en Badajoz:
"Cuando Yagüe se apoderó de Badajoz, utilizando para el ataque el territorio portugués, hizo concentrar en la Plaza de Toros a todos los prisioneros milicianos y a quienes, sin haber empuñado las armas, pasaban por gentes de izquierda. Y organizó una fiesta. Y convidó a esa fiesta a los cavernícolas de la ciudad cuyas vidas habían sido respetadas por el pueblo y la autoridad legítima.

Ocuparon los tendidos caballeros respetables, piadosas damas, lindas señoritas, jovencitos de San Luis y San Estanislao de Kotska, afiliados de Falange y Renovación, venerables eclesiásticos, virtuosos frailes y monjas de altas tocas y mirada humilde. Y, entre tanta concurrencia, fueron montadas algunas ametralladoras.

Dada la señal (suponemos mediante clarines), se abrieron los chiqueros y salieron a la arena, que abrasaba el sol de agosto, los humanos rebaños de los liberales, republicanos, socialistas, comunistas y sindicalistas de Badajoz. Confundiéndose los viejos y los niños, también figuraban mujeres: jóvenes algunas, ancianas otras; gritaban, gemían, maldecían, increpaban, miraban con terror y odio hacia las gradas repletas de espectadores. ¿Qué iban a hacer con ellos? ¿Exhibirlos? ¿Contarlos? ¿Vejarlos? Pero pronto, al ver las máquinas de matar con servidores al lado, comprendieron. Iban a ametrallarlos.

Quisieron retroceder, penetrar nuevamente en los chiqueros. Pero fueron rechazados, a golpes de bayoneta y de gumía de los legionarios y cabileños que estaban a su espalda. Y se apelotonaron lívidos, espantados, esperando la muerte.

Yagüe estaba en un palco, acompañado de su segundo, Castejón. Le rodeaban, obsequiosos y rendidos, terratenientes, presidentes de cofradías, religiosos, canónigos, señoras, damiselas vestidas con provinciana elegancia.

Levantó un brazo y flameó un pañuelo. Y entonces las ametralladoras comenzaron a disparar.

Las investigaciones históricas y testimonios, más o menos directos, nos han permitido conocer la realidad de los hechos acontecidos aquella noche del 14 de agosto (lo que no resta, ni añade, espanto ni horror a lo allí ocurrido). En 2001, el historiador Francisco Pilo Ortiz obtuvo el relato de Francisco Galán Luengo, hijo de uno de los guardias civiles sublevados, que relata sus recuerdos de cómo se realizaron los fusilamientos:
Se ordenó que los guardias civiles liberados del convento de San Agustín, a los que se unió el contingente del teniente Miranda procedente de Llerena y pueblos de los alrededores, que se habían sumado a la columna Madrid en Monasterio se presentasen en la Comandancia y allí se nombró los piquetes que deberían realizar los fusilamientos.

Francisco Pilo concluye:
"No hubo ametralladoras en la plaza de toros (lo que sería rápido y eficaz para los rebeldes), sino piquetes de fusilamiento en la arena que fusilaban de 20 en 20 presos, de noche y hasta la madrugada". Siempre fusilaban los mismos.

Javier Castro Villacañas

NOTA
El bloguero no se posiciona porque ignora la verdad de los hechos, pero sí trae este tema porque desde hace 75 años se viene hablando de "La matanza de Badajoz" a cargo de legionarios y desea que se conozca este episodio, de la misma forma que ha insertado también los asesinatos de Paracuellos y otros a cargo del bando contrario, y entre ellos los de los barcos-prisiones de Bilbao.

Nada mejor para la desmitificación de propagandas que relatar hechos presenciados por testigos veraces. Sólo los nacionalistas y los restantes fanáticos de hoy tergiversan la Historia, para manipulación de "hunos y hotros".
Según Manuel Barragán, "el negocio socialista de la Memoria Histórica en Extremadura: ha costado 866.000 euros (ó 144 millones de pesetas) para redactar 5 tesis doctorales favorables a los republicanos"