Los coreanos llegaron al campo base del Annapurna en plan Juegos Olímpicos de Seúl, con su niña Oh [se refiere a la alpinista Oh Eun-Sun] en punta y 80 personas detrás agitando banderitas y bastones y haciéndole la ola.
El tenderete que montaron para lograr que fuera la primera fémina del mundo en subir a los 14 ochomil era impresionante. Invirtieron cinco millones de euros en el empeño. Tenían de todo. Tecnológicamente hablando, claro.
Porque curiosamente no trajeron médico, lo que al parecer demuestra que las máquinas son importantes, pero a las personas que les vayan dando. Éramos los doctores de la expedición española los que atendíamos a sus enfermos. A su niña Oh le instalaron en exclusiva una tienda-WC en los aledaños del mini-desfiladero que cruzábamos para visitar a Edurne Pasabán cuando ésta acometía el Annapurna o a los internacionales, y que denominamos el "Paso de las Termópilas".
Carlos Pauer, Juanito Oiarzábal y Tolo Calafat, acompañados por los sherpas Sonam y Dawa, ascendieron el temible Annapurna [el 30% de quienes se atreven con sus 8.091 metros se dejan la vida] tras Miss Oh y su séquito. Los españoles salieron del campo 4 (C4) a las dos de la madrugada del martes 26 de abril e hicieron cumbre a las 15.45 horas, tres cuartos de hora después que Miss Oh.
Llegaron a la cima demasiado tarde para una montaña en la que los descensos suelen ser épicos. Quizás deberían haberse dado la vuelta. En la subida perdieron mucho tiempo colocando una cuerda en el corredor para luego bajar rápido. Al descender su sorpresa fue ver que les habían quitado sus cuerdas.
Como dice Carlos, un día de cima no se retiran cuerdas aunque sean tuyas, pero quitar las de otros no lo había visto nunca.
El imprevisto los ralentizó y les hizo pasar apuros. Cada uno descendía a su ritmo, pero mantenían el contacto visual. Primero iba Juanito, seguido de Carlos con el sherpa Dawa. Tolo y el otro sherpa, Sonam, cerraban la marcha. Comenzó a caer la noche y Juanito y Carlos se pararon a esperar a Tolo, que era quien llevaba las linternas y la radio. Éste no aparecía y, tras dos horas y media de espera, con la oscuridad ya casi encima, no les quedó más remedio que bajar.
A las 19.30 horas, Tolo nos llamó por radio y nos pidió que alguien subiera a buscarlo porque estaba agotado. Le dijimos que hiciera un esfuerzo, que no podíamos comunicar con los otros y que, además, éstos debían de estar muertos de cansancio. Él insistía en que no podía moverse. Le pedí que comiera y bebiera para reponerse de la deshidratación, pero no le quedaban alimentos ni tenía hornillo para derretir nieve.
Tolo no sufrió un edema cerebral como trascendió a los medios, sino deshidratación, agotamiento y una hipopotasemia, es decir, un descenso brusco de los niveles de potasio que le provocó contracción muscular.
-"Tienes que bajar de ahí como sea", le rogaba.
-"Estoy muy cansado", repetía él.
Me dirigí entonces a la plana mayor de los coreanos y les expuse la situación. Estuvieron 40 minutos deliberando para decirme con mucha educación que su gente estaba muy cansada, que aún no habían llegado al C4 y que no creían oportuno pedir a sus sherpas que subieran a buscar a Tolo. Que lo mejor era esperar a que Miss Oh llegara y hablara con Juanito a ver qué opciones tenían.
Mientras, Juanito, Carlos y Dawa bajaban como podían y, a oscuras, llegaron al C4 -a 7.100 metros de altura, casi un kilómetro por debajo de la cumbre- sobre la media noche. Carlos había perdido las gafas de ventisca y sufría ceguera. Juanito llevaba congelaciones en los pies. Se comunicaron con nosotros y nos dijeron que iban a hidratarse un poco y a dormir porque no podían más.
Seguí intentando animar a Tolo para que fuera descendiendo, pero no reaccionaba. Decía que ni se tenía en pie, que, por favor, lo rescataran por su mujer y sus hijos. Hablamos con él cada media hora. A las cinco de la madrugada del miércoles 28, 10 horas después de que nos llamara por primera vez, le pidió a Sonam que bajara a por ayuda.
A esa misma hora, Carlos y Juanito se movilizaron y comunicaron con Miss Oh. Le pidieron que subieran sus sherpas, los que estaban esperando de refresco en el campo 3, los que no habían hecho cima. Eran sólo 600 metros de desnivel y no hacía falta que bajaran a Tolo, sólo que le llevaran oxígeno, agua y comida. Les ofrecieron 6.000 euros, pero se negaron. Juanito no pedía que subieran los tres que hicieron cima que, evidentemente, estaban muy cansados, sino los otros.
No se puede obligar a nadie a participar en un rescate, y menos en una montaña de 8.000 metros, pero me parece pura demagogia decir que los sherpas también son personas, que no se les puede comprar con dinero y otros comentarios que se han vertido. Respeto muchísimo que no se vieran con fuerzas, pero está claro que viven de ascender a las montañas y cobran por ello. Como me dijo Sonam: "En la montaña somos todos una familia. Si no nos ayudamos, estamos muertos. Muchos sherpas han convertido la montaña en un negocio".
Ese miércoles hacía sol, poco frío, poco viento... No era ningún suicidio subir a por Tolo saliendo a las cinco de la mañana. La previsión de precipitaciones de nieve era para por la tarde.
El miércoles a mediodía -20 horas llevaba ya Tolo inmovilizado- nos pusimos en contacto con los suizos de Air Zermatt que estaban con un helicóptero en Nepal enseñando a crear grupos de rescate. Nos conocían.
Seguíamos en continuo contacto con Tolo. Él no hacía más que pedir que subiera Jorge Egocheaga a buscarle. Médico y alpinista, Jorge había hecho cima horas antes que el grupo de Tolo. Bajó al C2 a dormir para ayudar a un sherpa coreano con edema cerebral. Si no, se habría quedado en el C3 y las cosas hubieran cambiado. Porque Jorge habría podido subir con oxígeno estando cerca.
Pobre Jorge. Yo siempre le digo que él sube los ochomiles dos veces: la primera, para hacer cima; y la segunda, para curar a alguien. Jorge está muy afectado después de todo esto. Todos estamos muy afectados.
El sherpa Sonam, el último hombre en ver con vida a Tolo, llegó al C4 pidiendo auxilio y reventado. El único que se ofreció a subir a por Tolo -y no por dinero- fue Dawa, el sherpa que había descendido con Juanito y Carlos y que tiene 53 años.
Carlos no lo tenía claro, porque se hacía de noche y empezaba a nevar. Le parecía que era mandar a alguien a la nada, pero encontraron media botella de oxígeno y, con una pequeña tienda, un saco, comida, agua y la botella, Dawa partió. Si Sonam había tardado en bajar cuatro horas y media, él tendría que subir unas seis o siete por lo menos. Fueron 11 horas, porque iba muy cargado, porque a las tres de la tarde se puso a nevar y porque entre 7.500 y 7.800 metros buscó varias horas a Tolo, ya de noche. Descansó cuatro horas y bajó al C4. Regresó llorando: "No lo he encontrado, no he podido", decía.
Mientras Dawa emprendía la búsqueda, seguíamos hablando con Tolo, pinchándole: "Venga, sal de ahí como sea, aunque sea a rastras, que hemos llamado a helicóptero pero a esa altura no puede, que los del campo 4 están muy mal, pero si bajas y ellos consiguen subir un poco, te salvas seguro".
Le dijimos que pidiera sus coordenadas con el satelital y eso, que es complejo, lo hizo perfectamente. Entonces supimos que estaba a 7.600 metros.
Finalmente el helicóptero no pudo volar el miércoles. Esa fue la pena, porque hacía un día espléndido. Pero eso era arriba. El valle estaba taponado por las nubes. El tiempo se tornó terrible: viento, nieve, mucho frío. Tolo murió de hipotermia, secundaria a una inmovilización por agotamiento y deshidratación. Hablamos por última vez con él el miércoles, sobre las 20.30 horas, 25 horas después de nuestra primera conexión. Tenía un hilo de voz. Dijo que la nieve lo estaba cubriendo y que tenía frío. No volvió a contestar.
Esa noche la temperatura a 7.500 metros era de -20º. Una persona abrigada y seca pierde tres grados de temperatura por hora cuando está cubierta de nieve. Mojada puede perder entre cinco y ocho grados por hora. A las cinco de la mañana, la temperatura de Tolo sería, como mucho, de 12 grados. El caso más extremo que se ha recuperado es el de una persona con 13,7 grados. Los hipotérmicos entran en un letargo del que no se despierta, por eso se habla de "muerte dulce". Son datos científicos suficientes para certificar la muerte. Miss Oh se acercó a nuestra base a dar el pésame y explicaciones por lo de sus sherpas.
En el C4 las cosas se complicaron para Juanito y Carlos. Llevaban tres días sin comer y se les había terminado el combustible para derretir la nieve e hidratarse. La mañana del jueves llegó el helicóptero con un piloto nepalés que lo manejaba, uno suizo, que era el que les enseñaba, y un rescatador también suizo. Hicieron un vuelo de reconocimiento y recogieron a Jorge Egocheaga. Entre otras cosas porque esto es una inmensidad y si no te indica dónde está el C4 alguien que lo conozca, te pegas volando un día y no lo ves. Llegaron al C4. Jorge dice que estuvieron tan cerca que le veía a Juanito las arrugas de la cara.
Pero hacía viento y el helicóptero estaba muy inestable. El piloto suizo cogió los mandos. El aparato se estabilizó inmediatamente. Subieron a la cima y la recorrieron tres veces arriba y abajo el camino desde el C4 hasta la cumbre. Es el único helicóptero del mundo capaz de volar hasta ahí. Iban muy cerca de la montaña, a metros. No vieron nada. Tolo había desaparecido bajo la nieve.
El piloto suizo descartó rescatar a Juanito y los demás. Dijo que era impensable y bajó de nuevo a la base. Entonces, por estar nosotros, que sabían quiénes éramos en la CISA, decidieron desarmar el helicóptero. Quitarle todo el peso. No podéis imaginar cómo quedó. Le quitaron, puertas, asientos, todo. Les explicamos a los de arriba cómo engancharse a la eslinga y el helicóptero subió sólo con el piloto. Cuando a los sherpas les contaron cómo tenían que bajar, contestaron que no se montarían por nada del mundo, que les daba muchísimo miedo. No hubo forma de convencerles. No se colgarían del cable ni locos.
El viernes por la noche, un día y medio después de que Juanito y los demás fueran rescatados, aún no sabíamos nada de los sherpas. Me acosté tarde, con el ánimo abatido.
Sobre las 00:30 oí voces en nepalés y mi compañero gritaba: "¡¡Han llegado los sherpas!!". Me calcé y salí tropezando de la tienda. Llené a Dawa de mocos y lágrimas mientras lo abrazaba y le daba besos. Luego hice lo mismo con Sonam. No sé quién lloraba más de los dos.
"Please, lady doctor, don't cry" ("por favor, señora doctora, no llores"). Sonam venía muy cansado y bastante afectado por la muerte de Tolo. Lo pasó muy mal la noche que estuvo con él. No entendía por qué no andaba y pensaba que a la mañana siguiente estaría recuperado. Dawa contaba cómo vagó toda la noche, entre la nieve y el viento, buscándolo. Se me ponían los pelos de punta.
Creo sinceramente que se hizo todo lo posible por salvar a Tolo. Tardará mucho tiempo en verse un rescate como éste.
Doctora MARÍA ANTONIA NERÍN
Base del Annapurna
jodidos coreanos annapurna
Sin duda, Tellagori, lo de la senorita pija coreana Oh es una verguenza sin precedentes, es màs lo de todo el equipo coreano, sesgaron una vida por orgullo por altanerìa, querìan ser os primeros a cualquier precio y para ellos llevaban de todo, no fueron unos montaneros justos y puede que ella sea ya para siempre la primera mujer que logrò el hito de los ochomiles pero para siempre tambièn quedarà marcada su carrera por hber negado la vida a una persona que es lo màs importante y que la habrìa honrado de por vida...
ResponderEliminardel resto, salvo los espanolitos, tengo que decir lo mismo, una verguenza, suizoa, sherpar, nepalies,...
Amigo despuès de vivir muchos anos en el extranjero y conocer gente de mil y una nacionalidades, siempre he llegado a la misma conclusiòn: por regla general, y a pesar de que seamos unos quijotes y unos inocentes, al final los espanolitos somos siempre buena gente, ayudamos a todos a cualquier precio, por eso luego los altaneros de las otras nacieron se aprovechan y nunca nos ayudan a nosotros, pero mira prefiero ser un Quijote que un chulo y altanero foràneo, al menos nosotros ganaremos siempre la medalla de la humildad y de las buenas personas.
Un saludo.
PD: por ciero el de la foto no es Tolo, es Juanito Oliarzabal
CAROLVS
ResponderEliminarGracias por el aviso de la imagen. Busqué la Tolo y me salió esa que decías era Oyarzabal. Ya lo he cambiado.
Visto lo visto en el Annapurna, sucede lo que dices : ninguno de los montañeros ajenos a los españoles valen como personas medio euro.
Estimado Javier:
ResponderEliminarLa verdad es que no tengo ni idea de alpinismo, y no se realmente qué códigos manejan los unos y los otros ahí arriba. Lo que está claro, es que es la lucha de uno mismo con los elementos en su estado más extremo y enfurecido. A partir de ahí, entiendo que cualquier persona tienda a ayudar a otra que está siendo vencida por los elementos, siempre que sea consciente de que no pone en extremo peligro la suya.
El caso de Oh, de lo poco que he podido leer y me confirma tu post (genial, una vez más), es que representa la modernidad del deporte: Mucha tecnología, mucho apoyo mediático, mucho espectáculo. Y, en contraprestación, poca, muy poca, poquísima humanidad.
En otros deportes que han sufrido esta evolución todo se salda con unas declaraciones polémicas entre unos y otros, un poco de rifirafe, más publicidad y más periódicos vendidos, por lo que ganan todos. No en esta ocasión. Aquí o vences, o mueres.
Dada la dicotomía, es muy peligroso evolucionar este deporte hacia lo que están evolucionando muchos otros ahora pseudo-deportes, otrora deportes.
Un saludo.
ALATAROTH
ResponderEliminarPerfecto. Completamente de acuerdo con lo que dices y que enriquece el contenido de la información de la Entrada.
Ya sólo faltaba que hasta el alpinismo se convirtiera en negocio, y ha sucedido. Lo próximo será los campeonatos de parchís entre nepaliés..
El relato es pavoroso, lo he leido de una tirada casi sin pestañear. No se que pensar, no conozco el alpinismo, no conozco como se ayudan o dejan de ayudar por allí, cuando a más de 2400 metros al parecer ya la salud peligra; no se si las excusas de los sherpas negándose a subir tienen o no validez moral...pero me cuesta creerlo. El tema de la cuerda desaparecida..en fin...
ResponderEliminarLa semana pasada me encontré este enlace (no me acuerdo donde, creo que en este blog no, disculpen si lo pusieron aquí), donde explican Don Javier, como el alpinismo es ya un negocio, con devastadoras consecuencias:
http://jose.gs/por-que-se-dice-que-el-everest-se-ha-convertido-en-un-circo
Hola Tellagorri.
ResponderEliminarDebe haber sido horrible vivir lo que el post nos relata. Sobre todo ser testigo impotente de la negación de auxilio a un compañero que se debate entre la vida y la muerte.
Desde luego estoy de acuerdo con Carolvs II, los españoles siempre somos los más solidarios. Siempre estamos dispuestos a ayudar sin prestaciones a cambio. Nos volcamos dando dinero para cualquier catástrofe mundial, mandamos ayuda especializada y hasta limpiamos con nuestras propias manos el chapapote del Prestige.
En cuanto al alpinismo, no lo entiendo, creo que es poner vidas en serio riesgo sin necesidad, pero sé que los que lo practican están hechos de otra materia, son gente dura y valiente.
A Juanito lo conozco a raiz de su participación en el concurso "Supervivientes", y me llamó la atención que le faltaban los dedos de un pie, pues tuvieron que amputárselos por congelamiento. Es digno de admirar que pese a todo siga practicando este deporte.
Un abrazo.
"el 30% de quienes se atreven con sus 8.091 metros se dejan la vida"
ResponderEliminarSi juega usted a la ruleta rusa con una pistola con tres agujeros y una bala....luego no se queje que no le ayudan a recoger los sesos de su compañero, o que tarda la ambulancia.
Hay marineros gallegos que salen a pescar sin saber nadar y cuando toca se ahogan....sin protestar. Sólo que estos lo hacen por necesidad, no por aburrimiento o por llenar el vacío de su absurda vida con nuevas experiencias.
Pijos imbéciles.
HE PUBLICADO EL COMENTARIO DE ELENA pero no sale. El Google cada día se traga más cosas.
ResponderEliminarSR. OGRO
ResponderEliminarSí, a la vista de lo que nos vamos enterando aquí de deporte cada vez menos. Se involucran hasta los respectivos gobiernos. Lo que hace suponer que estamos ante un inmensa negocio en el que los montañeros son unos marionetas.
Leeré la dirección que das.
Un cordial saludo
DOÑA ELENA
ResponderEliminarNo sé nada de los intríngulis del montañismo de élite pero sospecho, como deja ver Sr. Ogro y tú misma, que detrás hay un enorme negocio y que los montañeros son simples peones cuya vida no importa.
Aunque pueda parecer inhumano lo que voy a decir, no me da ninguna pena la gente que pone su vida en riesgo y luego pretenden que los demás la arriesguen para salvársela, teniendo para ello que poner en riesgo la suya.
ResponderEliminarHay deportes que son absurdos, pero sobretodo en los que uno se juega la vida, poniendo en riesgo a la vez la de los demás.
Saludos
HE PUBLICADO LAS CONTESTACIONES A SR. OGRO y a DOÑA ELENA y no aparecen por ningún lado. Google o Windows-7 se los traga.
ResponderEliminarSR. OGRO
ResponderEliminarCreo, como dices, que el alpinismo se ha transformado en un negocio en el que están involucrados hasta los propios gobiernos respctivos.
Los montañeros se han debido de convertir en simples peones a utilizar.
Leeré lo que dice la dirección que das.
DAMS
ResponderEliminarTu comentario me había desaparecido, tras pinchar el publicarlo, al igual que otros.
Efectivamente, los pescadores gallegos, asturianos y vascos se juegan el tipo en el Cantábrico, con muchas vidas perdidas y ni siquiera son noticia de cuarta página de los periodicos.
Los que juegan a esas acciones de subir montes y bajarlos seguirán siendo para mí un misterio, porque como esfuerzo personal es loable pero no le encuentro ninguna justificación poner en riesgo la vida de los que luego deben de subir a buscarlos.
Se podría resumir su comportamiento como el de una puta zorra.
ResponderEliminarDe todos modos no entiendo a esa gente, sentado en mi casa viendo una peli con mi hija seguro que no me pasa eso, cada uno con sus "jobis" pero un deporte de riesgo conlleva eso, que te quedes allí.
No puedo sentir admiración por quien pienso le falta un tornillo, antes que tú está tu familia, y ahora que le cuenten a su hijo tonterías de que su padre era un gran deportista, un gran soñador, un gran... bajo tierra lo tendrá su hijo.
CABALLERO ZP
ResponderEliminarHay deportes que son absurdos, pero sobretodo en los que uno se juega la vida, poniendo en riesgo a la vez la de los demás.
Estoy de acuerdo con esa frase desde la primera al última palabra.
De acuerdo que se juegan la vida porque les sale, por los motivos que tengan; pero dicho esto, toda esa gente que vive por y para la montaña , ¿no debería ser especialmente solidaria?
ResponderEliminarPorque donde hoy estás tú, pasado mañana puedo estar yo.
Yo pensaba que los sherpas se habían negado a subir por las condiciones, pero por lo que leo, las condiciones eran buenas en principio, ¿como se traga pues que no quisieran subir?.
De acuerdo que el que se la juega, debe saber a lo que se arriesga; pero eso no quita en pedir un poco de humanidad extra a la gente que vive todo el día de esas montañas de 8000 metros.
ISRA
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Que dejes huerfana a Galia o otro niño por jugarte la vida para sacarlos adelante en la vida, es lo que sentido al humano. Pero jugartela arriesgando que otros tengan que hacerlo también para sacarte las castañas del fuego, debería de estar prohibido.
Hay montones de fines de semana en que los servicios de salvamento de Guardia Civil se dedican a tratar de sacar de la punta de un monte o del fondo de una cueva en una sima a tontorrones virtuosos.
Lo que está claro es que esta gente está hecha de otra pasta. Les amputan un par de dedos congelados y sólo piensan en recuperarse cuanto antes para volver allí arriba. Deben sentir algo muy especial para correr esos riesgos. Lo mismo digo de los toreros o de los que corren religiosamente cada año los Sanfermines. Y también son negocios...
ResponderEliminarY más claro aún que Miss Oh es un pedazo de hijaputa.