17 junio 2018
Pablo Romero junior
El 21 de junio del año 1993, dieciséis minutos después de las ocho de la mañana, la banda terrorista ETA hizo estallar un Opel Corsa en la glorieta López de Hoyos de Madrid. El coche iba cargado con 40 kilos de amonal y explotó al paso de un minibús del Ejército del Aire en el que viajaba el teniente coronel Juan Romero Álvarez y otros seis militares. Cuando Pablo llegó a casa, entre uniformes y nubes de ducados, su madre le dijo que papá ya no estaba.
Apenas tres semanas antes de que prescribiera el asesinato de su padre y espoleado por un desafortunado comentario en la redacción, Pablo se había plantado con un boli y una libreta en la cuarta planta de la Audiencia Nacional, delante de ocho tomos y casi 2.000 folios, y buceó a contrarreloj por el polvo del sumario de aquel atentado hasta que en la página número 825 encontró el alias de un etarra que le permitió reabrir uno de tantos casos sin resolver en el historial de ETA. El suyo.
Sin otra obsesión que averiguar qué pasó la mañana de su examen de Física en 1993. Quién mató a su padre y por qué nunca se juzgó aquel atentado. La respuesta se encuentra en un podcast que ha lanzado Pablo en cinco capítulos. Las tres muertes de mi padre se llama.
"Lo que más me ha decepcionado es el plano judicial. Me llama la atención que se aplique legislación antiterrorista contra tuiteros o por una letra de una canción por mala que sea y, sin embargo, cuando uno intenta investigar el asesinato de siete personas en una masacre terrorista se coja todo con papel de fumar. Que te digan que no hay nada cuando tú sabes que sí lo hay. Es un síntoma de una enfermedad que está en los huesos del Estado, la desidia. Y no es una cuestión de ETA. Pasa con el GAL, los Grapo, el yihadismo, las cunetas del franquismo... No reabras las cosas que dan dolor de cabeza."
A mediados de 2014 Pablo Romero se citó con tres etarras de la llamada vía Nanclares, el proyecto de reinserción de los etarras arrepentidos. Uno de ellos era Iñaki Rekarte: "La lógica que se vive aquí es la lógica de la guerra. Yo no he matado, ha matado ETA", le contó.
"Te decían: tú mata lo que puedas, matad todo lo que podáis". Otro era Jesús García Corporales, alias El Gitanillo, uno de los asesinos de su padre.
Cinco años después del folio 825 y 25 años después del atentado, Pablo ha recopilado pruebas sobre los tres etarras que pudieron matar a su padre y sigue buscando a la testigo que identificó a dos de los asesinos comprando quesos en El Corte Inglés a principios del 93, cuando Madrid estaba empapelada con caretos de terroristas en busca y captura. Les siguió por el Paseo de la Castellana y anotó la matrícula de su coche, el mismo que estalló el 21 de junio en la capital horas después del atentado.
Nunca nadie tomó declaración a aquella testigo después de los hechos.
Con todo el heroismo demostrado por muchos guardias civiles resulta desolador la DESIDIA de los funcionarios judiciales y policiales para perseguir a los asesinos.
ResponderEliminarUn bravo para este chico.
DON MARTIN
EliminarCuando la desidia se instala en las Administraciones termina siendo mucho más demoledor que una concatenación de terremotos o calamidades en todo el país.
Las profesiones más serias de toda sociedad, jueces, médicos o policias, se ha vuelto pasotas e ignoro porqué causa.
ResponderEliminarEn los ambulatorios has cientos de casos de desidia, en los Juzgados se amontanan expedientes que terminan en un trastero, y en las comisarias son pocos los investigadores que no dejan los casos complicados bajo los armarios.
DON IÑIGO
EliminarTodo eso que comentas lo he sufrido en persona. Ahora en los ambulatorios y juzgados hay más mujeres que hombres y, sin afán machista alguno, casi nada funciona como antes.
Me repugna lo que más el suceso que cuenta sobre la testigo que vió al coche y la matrícula desde donde hicieron explosionar la bomba que mató a siete personas.
ResponderEliminarNadie le hizo ni puto caso a esta testigo en la POLICIA.
DON CABALLERO.
EliminarEse suceso que dice el protagonista del Post, el de la testigo a la que ignoraron, merece que aquellos policias que lo hicieron sean llevados ante un juez, si aún vive alguno.
Creo que la POLICIA comenzó a degenerar en tiempos del FELIPATO, que recibieron órdenes de secundar el GAL y dejaron de ser investigadores. Esos mismos son los muy probables autores de los atentados del 11-N. Con Iñaki Gabilondo de portavoz y con el único objetivo de cargarse a Aznar y a su sucesor en la Moncloa.
ResponderEliminarDON PERDRO
EliminarSí, estoy de acuerdo con lo que dices. Durante los gobiernos de Felipe Gonzalez sus segundos Barrionuevo y Vera montaron el tinglado del Gal. Y luego dieron un golpe de Estado : el del 11-N.
Creo que desde entonces la policia es una clase mercenaria desacreditada entre sus propios integrantes.
En este país sólo están en el "mamoneo" de ...A ver cuando nos toca "gobernar". Están a la que salta para el relevo. La justicia en estos momentos al nivel de la época de "El crímen de Cuenca".
ResponderEliminarDON JUAN CARLOS.
EliminarAsí es. Nada les importa a los políticos al margen de "mandar" y chupar dinero y tvs. Los problemas existentes los aparcan para el que venga después.
Sangrante lo de este y otros casos semejantes. Me parece milagroso que ninguna victimas del terrorismo se haya tomado la justicia por su mano, porque madre mia...
ResponderEliminarSEÑOR OGRO.
EliminarEfectivamente es milagroso que nadie de las víctimas haya recurrido a la vendeta tomándose la justicia por su mano.