13 julio 2016
Vascos del XIX
Por una y mil causas, a mediados del siglo XIX, se produjo un intenso proceso de industrialización del País Vasco, menos intenso o ausente en el resto de España, salvo Cataluña. En poco tiempo con el hierro de sus minas en Vizcaya y Guipúzcoa se fabricó acero y con el acero vasco, los vascos construyeron barcos, bicicletas, armas, maquinarias y ferrocarriles.
Desarrollando un talento financiero conspicuamente ausente en Madrid, que antes y después de la "restauración" había pasado de ser un molesto y soportable quiste de burócratas a convertirse en un insoportable tumor de parásitos, los vascos especialmente los bilbaínos, organizaron bancos que financiaron telares, fábricas de papel y empresas de toda índole, generando una riqueza que la perezosa burocracia madrileña dilapidaba alegremente.
Una formidable generación de empresarios vascos, modernos, eficientes, trabajadores -entre los cuales se destacaron a Víctor Chávarri, la familia Ybarra, Horacio Echavarrieta, Eduardo Aznar, Federico Echavarria, y muchos más, crearon riqueza y prosperidad, en Vizcaya
En Guipúzcoa, Fabril Lanera, en Rentería 1899; Esteban Alberdi y Cia. 1890; Julián Echeverría y Cia. etc.). Y así, a comienzos del siglo XX, Gipuzkoa ya contaba con 19 grandes fábricas de manufacturas de algodón, 6 de lana y seda y hasta 42 de otras especialidades.
La transformación de la siderurgia que tuvo lugar en Beasain en los años 60, tomó otros derroteros en el último cuarto de siglo. Así, la fábrica de Beasain denominada, en 1877, "Goitia y Cia." En 1882 "Goitia y Cia." inauguraba en Beasain una planta de producción de hoja de lata, la primera en España.,
"La Maquinista Guipuzcoana", dedicada a la construcción de toda clase de máquinas y transmisiones. Esta empresa empresa sindicada con la Sociedad Española de Construcción Metálica, se transformó en una gran factoría siendo una de las tres grandes de Guipuzcoa dedicada a la construcción de vagones y material ferroviario en general (CAF).
En Mondragón "La Unión Cerrajera", fundada en 1860, fue ampliando sus instalaciones, incluso fuera del propio municipio. Llegó a poseer fábricas en Zigarrola, Aretxabaleta y Bergara. Precisamente en esta última localidad se levantaron altos hornos con el fin de obtener la primera materia para las fábricas de Mondragón. En 1877, Romualdo García, que había tenido negocios mercantiles en Bilbao, levantó en Elgoibar la fábrica "Fundiciones San Pedro", utilizando en sus altos hornos carbón vegetal. Su producción serviría para abastecer a las pequeñas fábricas de transformaciones metálicas de la zona. Antes de que finalizara el siglo XIX, se instalaron dos nuevas empresas siderúrgicas en Pasajes y Hernani. La primera instalada originalmente en Lasarte, fue trasladada a Pasajes bajo la de nominación de "Fundiciones de Molinao" siendo sus propietarios la familia Brunet y el Duque de Mandas. Y también, a este segundo impulso industrializador se unieron numerosas pequeñas empresas, dedicadas a la manipulación siderúrgica y a la alimentación, fabricación de jabones ("Lagarto"), etc.
Pero será tras la finalización de la Primera Guerra Carlista, con el traslado de las aduanas a la costa, cuando al tiempo que en el resto del País Vasco, Tolosa inicie su proceso de industrialización. Los sucesivos recortes en los Fueros tras las contiendas carlistas supondrán para muchos un importante retroceso en sus negocios, sobre todo para la aristocracia rural de las villas (mayorazgos), pero al mismo tiempo implicará que se abran oportunidades a capitales venidos del exterior o fruto de las nuevas actividades comerciales que se van generando.
En 1842, la sociedad Brunet, Guardamino y Cía. inaugura en Tolosa la considerada primera fábrica de papel continuo de España, "La Esperanza", instalada junto al Camino Real, al N de la población.
Garín Hermanos y Berroeta, fuera del término de Tolosa, en Eldua, fundan una nueva papelera que en 1920 pasará a la sociedad Ildefonso Calparsoro y Cía, y que es de las pocas que continúa con la actividad en nuestros días. "Garín Hermanos y Berroeta" también explotarán la fábrica de papel de paja "San José" en Belaunza (que data de 1885).
1902 será un año que quedará grabado en la historia del papel en España. De la mano de Nicolás Urgoiti y con el apoyo del Banco de Bilbao, surge la Papelera Española, que entre otras muchas del estado englobará a las tolosarras "La Guipuzcoana" y "Laurak bat".
Con ello, la población vasca se enriqueció y con ello, creció su animadversión por el estéril centralismo de Madrid.
Parte se enredó con los movimientos románticos de autonomía cultural propios del siglo XIX como la Renaixensa catalana pero se envenenó de un nacionalismo xenófobo racista y enfermizo.
La curiosa singularidad de la historia y la cultura del pueblo vasco (indudable e innegable) empezó entonces un proceso de idealización y tergiversación y falsificación que condicionó la visión demencial que de ellos mismos tomaron algunas minorías de las nuevas generaciones de vascos, que llevaron a algunos grupos a transitar por los peligrosos caminos del fanatismo nacionalista que conducen al abismo de la violencia irracional que, como cáncer maligno, se nutre de su propio veneno.
Y en esas hemos estado y seguimos durante casi un siglo.
Tellagorri
Sólo hubo un pero, poca investigación, se dedicaron a copiar y a comprar royalties para poder fabricar, sobre todo en las líneas de electrodomésticos, en eso demostraron ser como el resto de los españoles, pero eso sin quitar méritos a su capacidad empresarial.
ResponderEliminarDespués vinieron los que todos sabemos, que se dedicaron a pescar en el río revuelto: secuestros, chantajes, impuesto revolucionario... Hubo quien vio los toros desde la barrera, como si no fuera con ellos, otros siguieron adelante contra viento y marea y algunos se hartaron y recogieron velas, porque no entendían cómo se les podía acusar de enemigos del pueblo cuando no hacían más que invertir su capital en ampliar sus fábricas y dar más puestos de trabajo.
DON TRECCE.
EliminarSí, todo eso que describes sucedió en el SIGLO XX, pero mi post de hoy se refiere a los emprendedores del SIGLO XIX.