En el paradisíaco reino de Tonga, más de 170 islas diseminadas en el lejanísimo Pacífico sur, ha sido coronado este sábado su monarca: Tupou VI, tres años después de acceder al trono a la muerte de su hermano, el excéntrico George Tupou V.
En un exótico archipiélago con clima tropical como éste, cuesta pensar en un rey con larga capa de terciopelo, sobrecapa de armiño, corona imperial y cetro dorado, como si se tratara de un soberano de los cuentos de Andersen o de la mismísima reina de Inglaterra. Pero de esta guisa, con toda la pompa y el ceremonial de las más añejas cortes europeas, ha sido entronizado Tupou VI.
Siguiendo el protocolo previsto, el rey y su esposa, la reina Nanasipau'u Tuku'aho (igualmente con capa a lo madrastra de Blancanieves), precedidos por todos los miembros de la familia real, las cabezas de la treintena de familias nobles del archipiélago y más de 1.000 invitados (entre ellos el príncipe heredero de Japón, Naruhito, y su mujer, la triste Masako o el rey maorí Tuheitia Paki) llegaron a la iglesia libre Wesleyan de Nuku'alofa, la capital tongana, poco antes de las 10 de la mañana.
Ningún tongano puede tocar la cabeza del rey.
La ceremonia tan del gusto británico (Tonga fue protectorado del Imperio inglés hasta bien entrado el siglo XX y sus reyes siempre se han mirado en el espejo de los Windsor) ha contrastado con las exóticas imágenes de los miles de tonganos ataviados con las tradicionales faldas de rafia tanto hombres como mujeres.
Tras el oficio religioso y el saludo de los monarcas a sus súbditos montados en un Rolls Royce descapotable con el que recorrieron las principales avenidas de la capital, se celebraron una comida de honor y una cena de gala para todos los invitados extranjeros, entre quienes también se encontraban otros miembros de la realeza europea, como el archiduque Jorge de Habsburgo o la princesa María von Hohenberg de Austria, el rey de los maoríes Tuheitia Paki, el rey electo de Samoa, Tui Atua Tupua, así como los gobernadores generales de Australia y Nueva Zelanda, o los presidentes de Fiji, Tahití y de la República de Nauru, entre otros. .
La propia familia real tongana se caracteriza por sus redondeces. El padre del actual soberano, Tupou IV, quien reinó entre 1965 y 2006, llegó a pesar 209 kilos, lo que le valió su ingreso en el Guinnes de los récords como el monarca más gordo del mundo.
En el banquete de su coronación, se sirvieron 1.000 cerdos autóctonos a la brasa, otros tantos pollos, carnes de oveja, de vaca y tortuga, así como toda clase de exquisiteces del mar.
¿Habrán oído estos lo de que aunque la mona se vista de seda...?
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarNo lo parece. Ellos son "felises" haciendo lo suyo = el indio bravo.
¡Más de 170 islas! Por aquí eso se traduciría en más de 170 Comunidades Autónomas.
ResponderEliminarDON ULTIMO.
EliminarBuena deducción. Quizá ahí tengan 170 virreinatos con un rey de 2ª de en cada isla. Pero creo que esos tonganos son mucho más inteleigentes que nosotros y no precisan de de tanta tontainada como aquí.
El Fletcher Christian se lo pasó bomba por esas islas. Por cierto, muy superior la primera pelíula, con Clark Gable y el genial Charles Laughton que la de Trevor Howard y Marlon Brando. Y no me extraña que disfrutaran de esas islas con esos deliciosos cerdos a la brasa y los espectaculare ombligos de las nativas.
ResponderEliminarDON BWANA.
EliminarNo recuerdo aunque me suenan mucho esas pelis del genial Charles Laughton o Marlon Brando. Tengo idea de que hasta se casó con una nativa el Marlon.
Con los manjares de ellos y sus yogurinas en faldas de rafia al viento es el lugar ideal para olvidarnos de los Montorines y los Coletas.
La verdad es que la corona pega en esas islas lo que yo con un traje de tiroles andando por mi barrio.
ResponderEliminarEl como heredan la corona de hermano a hermano trae recuerdos de como nuestras castas enchufan a hermanos, sean estos de sangre, o de Partido, lo mismo da.
La esencia del poder, no cambia, y eso incluye su transmision.
SEÑOR OGRO.
EliminarHombre, eso de que vayas vestido de traje tirolés por Vitoria no me gustaría perdermelo. Avisa antes para que organice una excursión al evento.
Da lo mismo, como comentas, que los cargos se transmitan en la Polinesia que en Andujar : por parentesco u oportunismo.
Consternado es poco, preso estoy de la depresión mas espantosa; ¡no invitaron a Letizio VI y su anoréxica esposa!. ¡Terrible!
ResponderEliminarDON TANN
EliminarNo había caído pero es ciertamente una nefasta ofensa al honor nacional. La pobre esposa de Leticio VI sin haber podido estrenar un traje de armiño al estilo de Tupou VI. Qué ocasión perdida para ella.
Esperemos que el Ministerio de Asuntos Desconocidos haga una reclamación diplomática en toda regla.