Del desgobierno al gobierno sin plan

Como vivimos en un país "bífido" (Hendido en dos partes, bifurcado) en el que "forzosamente" los detractores de un bando son partidarios duelisticamente a muerte  del otro, resulta arriesgado, como el toreo, exponer dudas críticas en relación a "los nuestros".

Pero vamos a hacerlo, que es el modo higiénico de no ser siempre "manadas" de diferentes colores.

Hay pocos casos con un nivel tan alto de ocultismo como plantea el Partido Popular, del que ya se sabe que va a gobernar pero poco de cómo va a gobernar.

Durante dos años han tratado a Zapatero como un estúpido inepto que no aplicaba un programa obvio, pero de repente ese programa tan obvio de soluciones no existe. Para las pistas solo queda mirar la gestión de Cospedal. Y no es de una creatividad muy estimulante.

Algo va mal cuando, en estas circunstancias, la campaña no trata sobre la gestión de la crisis sino sobre chóferes contratados con sueldo de cirujano cardiovascular, reuniones engolfadas en una gasolinera, directivos saltatumbas de cajas de ahorro, amenazas de politiquillos trepas a periodistas en twitter o la última bravata contra los andaluces.

Sobre esta crisis y ruina total provocada por los chorizos profesionales de Zapatero, no basta con repetir la obviedad de que Zapatero ha fracasado y dedicar tres días de convención a ensayar toda clase de descalificaciones contra él, a ver quién mea más lejos en la competición de escarnios entre carcajadas o dolores de tripas.

Rajoy se postula vendiendo "confianza", pero de hecho, como acreditan los sondeos, no es confianza sino que se nutre de la desconfianza oceánica hacia su antecesor.

La alternancia es la lógica democrática y el péndulo va a moverse en un estado de necesidad pero Rajoy está dando una pobre imagen atenazado por el miedo a pronunciarse, a tener discurso, y por supuesto a confesar lo esencial de su hoja de ruta aun sin llegar al sangre, sudor y lágrimas.

Con todo a favor, podría permitirse ganar altura, pero se aferra a la táctica pequeña de no hacer nada hasta que el poder caiga como una manzana madura disfrutando ya, eso sí, del botafumeiro de los pelotas.

Nadie habrá ganado nunca por tanta diferencia con tan poco programa.

Oiga, y si me equivoco dígame vuesa merced qué ha dicho ese señor de Pontevedra sobre la ley Orgánica del Poder Judicial para garantizar la independencia de los jueces, o sobre el nuevo sistema electoral que evite majaderías nacionalistas como hasta ahora, o sobre organismos públicos absolutamnte inútiles e innecesarios como el Tribunal Costitucional, el Senado o las Diputaciones provinciales.

Quizá sea que uno no se ha enterado y sí ha publicado sus planes al respecto.

Tellagorri

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