Un rayo de sol se cuela entre las nubes y cae sobre las banderas que ondean en el balcón del Ayuntamiento de Lizarza. Por un capricho del viento, la rojigualda y la ikurriña están enrolladas y forman una única enseña. Esta inusual estampa arranca una sonrisa a Regina Otaola, alcaldesa de este pueblo guipuzcoano desde hace cuatro años.
-Así tendrían que estar siempre. Las dos banderas unidas. ¡Eso es lo natural!
Lo bello suele ser breve, así que este abrazo de banderas ya tiene fecha de caducidad. Como mucho aguantará hasta el 11 de junio, el día previsto para la constitución del Ayuntamiento recién salido de las urnas. A partir de entonces, este enclave del PP en territorio comanche se convertirá en patrimonio exclusivo de los independentistas de Bildu. Ya nadie podrá garantizar que la bandera española disfrute de su privilegiada ubicación en la fachada del edificio municipal.
-La trataremos como a las demás banderas extranjeras... Con todo el respeto que se merece la insignia de un pueblo invasor... -asegura, irónico, un simpatizante abertzale que degusta un chato de vino en un bar junto al Consistorio.
Tras el 22-M, esta localidad de la Guipúzcoa rural se ha convertido en el símbolo del retorno de los batasunos a las instituciones. Dentro de un par de semanas, los siete concejales del PP deberán ceder sus asientos a otros tantos de Bildu. Gracias a este bingo electoral, la izquierda abertzale gestionará el pueblo sin una voz discordante a su credo independentista. Y, de paso, finiquitará la aventura política de Regina Otaola, la mujer que se atrevió a desafiarles en su patio trasero.
Entre los vecinos, el rumor más insistente es que la propia alcaldesa se encargará de arriar la rojigualda antes de marcharse. Algo que ella niega con vehemencia y un puntito de irritación.
-¡Como que me llamo Regina que ahí se queda la bandera cuando yo me vaya!
-¿Vendrá al pueblo a dar el relevo a su sucesor, Aitor Agirre?
-¡Ni harta de grifa! Aquí nadie nos dio la bienvenida. Así que no tengo ningún interés en conocer a ese señor.
Se marcha Regina con el sosiego de quien ha exprimido todas sus energías. Y no sólo por haber defendido las libertades en un terreno difícil. También por haber dejado unos presupuestos saneados en tiempos de crisis. Por haber ejecutado obras útiles para los vecinos. Y, sobre todo, por haber ganado batallas que parecían utópicas, como extirpar las pintadas proetarras de las calles del pueblo.
"Nos ha costado 5.000 euros al año en limpieza, pero lo hemos conseguido", presume. "Ellos pintaban, nosotros limpiábamos, ellos pintaban, nosotros limpiábamos... Y así hasta que se han cansado".
A sus 59 años, sin embargo, ha llegado el momento de que Regina se retire a su casa de Zarauz, donde vive junto a su madre, de 88 años. Ya quiso dejar el cargo hace tres, cuando María San Gil abandonó el liderazgo del PP vasco, pero accedió a agotar la legislatura. Ahora le toca buscarse la vida a una edad a la que muchos se prejubilan. Un nuevo disgusto para su progenitora, a quien tanto le preocupaba que le pasara algo por meterse en política.
"Ahora que lo dejo me dice: "¡Ay, ay, qué va a pasar con mi hija, que se queda sin trabajo...!".
Eso sí, la alcaldesa puede retirarse con el orgullo de haber aumentado su respaldo popular en un 37%: el 22-M, el PP cosechó 37 votos en Lizartza, 10 más que en 2007. "Eso significa que una decena de vecinos se ha dado cuenta de que podíamos gestionar el pueblo para todos...", cuenta. "No se trataba de venir, plantar la bandera y decir: "Ahí os quedáis". Incluso gente del PNV me ha confesado que esta vez nos ha votado a nosotros".
En 2007, Otaola se benefició de la ilegalización de la lista de los abertzales de ANV. Al ser la única candidata, sus 27 sufragios se impusieron a los 142 en blanco (la recomendación del PNV) y los 186 nulos (la de ANV). Este año, sin embargo, los batasunos sí pasaron el corte y cosecharon 329 votos, el 82,87% del total. .
Sí, ocho años. Porque Regina Otaola no ha sido la única intrusa al frente del Consistorio de Lizartza. Antes, entre 2003 y 2007, el alcalde designado fue el dirigente peneuvista Joseba Egibar, que también se benefició de una ilegalización: la de Euskal Herritarrok. Eso sí, él nunca apareció por el pueblo porque no tenía webs para ello, mientras que Otaola lo visita un par de veces a la semana. "Si no pisas las calles, es como si admitieras tu derrota", insiste.
"Al principio, me preocupaba no saber controlarme ante las provocaciones de los vecinos. Tenía claro que una alcaldesa no puede entrar al trapo. He aprendido a contenerme, aunque sea mordiéndome la lengua... Así les duele más".
Tras dos legislaturas sin tocar poder, los batasunos no dejaron nada al azar de cara al 22-M. Cualquier triquiñuela bastaba para echar del pueblo a la cerda española, como conocen a la alcaldesa en Lizarza. Así, montaron dos listas: la primera, la oficial, la formaban EA, Alternatiba e independientes abertzales; la otra, Ertza, era un plan B por si se producía la ilegalización.
Al final, coló la lista oficial, encabezada por Aitor Agirre, profesor de informática en un instituto de San Sebastián.
Para montar las listas, el pueblo organizó una asamblea. No resultó fácil encontrar candidatos: unos no querían meterse en política, otros estaban manchados por anteriores ilegalizaciones. Al final, salió una quincena de voluntarios, de la que se eligieron 10 candidatos: los siete concejales más tres sustitutos. Todos, aseguran, sin equipaje político previo: un ama de casa, un estudiante, una jubilada, varios profesores... El número tres le cayó a Oier Mintegi, estudiante de informática de 20 años sin experiencia electoral.
-De los 10 candidatos de la lista, ¿cuántos son de EA o Alternatiba?
-Qué se yo, no me suena que haya.
-Entonces, todos sois independientes, ¿no?
-Sí, sí, casi todos, me parece...
De momento, Regina tiene trabajo garantizado hasta el 25 de junio, cuando se disuelvan las Juntas Generales de Guipúzcoa, donde tiene un puesto en la Diputación Permanente. Tras 16 años en política, regresará al sector privado: ya trabajó en el departamento financiero de una empresa.
"¡Me toca mandar currículos, como una licenciada más!", dice. "Pero no me preocupa, siempre me he sabido ganar la vida sin problemas".
Eso sí, la alcaldesa está resignada a abandonar Euskadi. Soltera y sin hijos, no tiene más ataduras que su madre y el amor por su tierra. "Aquí nadie me va a dar trabajo", admite Otaola, que ya vivió en Madrid cuando estudió Derecho. "Lo sé por compañeros del partido que han estado en circunstancias parecidas. Nadie quiere significarse contratando a alguien como yo".
Por eso, su gran pena son esos 37 vecinos que votaron al PP el pasado domingo. En estos años, trató de convencer a más de uno de que se presentara a las municipales, pero no lo consiguió. "Ahora, se quedan en las manos de los abertzales", admite. "Les subirán los impuestos, se gastarán el dinero en sus proyectos independentistas... ¡Y de la independencia no se come!".
alcaldesa tenia notiene pajin
Eso es una mujer valiente y con coraje. Y por lo que cuentas ha trabajado bien para el pueblo a pesar de no ser reconocido por sus vecinos.
ResponderEliminarQuizá se den cuenta de su labor y acaben echándola de menos, aunque no creo que sea el caso.
Ojalá hubiese muchas Reginas Otaolas por todos los ayuntamientos del País Vasco.
Estos son los frutos de las semillas con la marca Bildu que plantó el Rubal en el TC...una mujer valiente, con valores, que supo poner a esa castaza de provincialescos independentistas en su sitio...con valentía luchó con ellos y aseguró que la bandera nacional, la de todos los españoles, o de su incluidos los vascos, ondease en el ayuntamiento...como vemos se ganó el respeto de su pueblo con un incremento electoral que de no haber sido por las triquiñuelas de la autodenominada "socialdemocracia" zapateril habría vuelto a gobernar...
ResponderEliminarDOÑA ELENA
ResponderEliminarSí, así como ésta no es que haya muchas a la vista pero haylas y se hacen notar porque demuestran que tienen más valor personal físico que la mayoría de hombres.
El propio Eguibar, jefe peneuvero y afín ideológico de etarras, jamás tomó posesión de su cargo de alcalde de ese pueblo porque la daba pánico acercarse siquiera al lugar.
Y ésta iba con otras como ella, concejalas electas y celebraba, hasta ahora mismo, sus reuniones municipales semanales, quitaba todas las ikurriñas del exterior del Ayuntamiento sustituyéndolas por la Nacional y dejando dos : la española y la ikurriña.
Al principio pidió ser acompañada por la policia vasca y a regañadientes le escoltaban.
Son las chicas de la escuela de María San Gil y Esperanza Aguirre.
Se va sabiendo que muchos de los locales reconocen su labor a favor del pueblo y de las libertades, porque en esos pueblecitos NO todos los habitantes suelen ser batasunos fanatizados sino corderos temerosos.
CAROLVS
ResponderEliminarSin Zapatitos y Rubals el ejemplo de la Otaola se hubiera extendido y en algunos años se habría logrado arrinconar a los matones de turno. Pero es lo que hay : en Madrid los ropones miserables siguen trabajando a favor de los cuatreros.
No auguro nada bueno para el País Vasco. Ni, por supuesto, para el resto de España. Durante años, me resistí a admitir que hubiera maldad en el gobierno de Zapatero, pues sólo le atribuía una enorme ignorancia. Hoy, en cambio, no veo más que perversidad en este Gobierno que padecemos.
ResponderEliminarTIO CHINTO
ResponderEliminarHaces bien en tener esa perspectiva porque el objetivo real de ZAPATITOS era desintegrar lo que había sido España para crear una especie de Confederación de Regiones en la que no hubiera un Estado como había existido en siglos.
Eso se lograba mediante la desintegración territorial y la ayuda a los muslimes para que sustiyeran a los obispos y a las iglesias.
Esa mentalidad es propia de un ser completamente desequilibrado y destructivo.
A veces, no pocas, he sentido auténtica vergüenza de ser vasco, y me refugiaba en mi condición de español, o de alaves, o de vitoriano con tal de huir de esa vergüenza, y es que uno apenas soporta ver la complacencia de los que se supone "sus paisanos" con los etarras; o no soporta su cobardía, o no soporta su mansedumbre ante la manipulación nacionalista o .. tantas cosas.
ResponderEliminarPero al ver a gentes como Maria San Gil, Otaola, etc, uno de alguna forma recupera un poco de orgullo, se reconcilia con esta tierra. De corazón deseo que le vaya bien a esta buena señora.
Y mientras los egibares, urk'ullus y demás escorias, se seguiran rebozando en su cobardía e indignidad.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarBuen comentario y representativo de lo que pensamos muchos, muchísimos más de lo que parece, sobre el tema.
Pero los miserables peneuveros van a ser tragados por los proetarras y pagarán su fazaña viendo cómo se diluyen de la misma forma que sucedió con el Partido Carlista, preponderante durante un ciento de años.
Pero el genio de la tierra ha quedado probado numerosas veces y yo tengo la esperanza de que aún haya posibilidad de rebelión contra ese matonismo eliminador de libertades.
Qué tristeza más grande volver al miedo y que desaparezca la enseña nacional que hizo ondear esta heroína...creo que ahora hay un nuevo cocejal en Elorrio que también apunta maneras.
ResponderEliminarY a estos los relega Mariano por los Oyarzábal y Basagoitis...
¿Bandera invasora? No creo que sean tan descerebrados, al menos los que dirigen Bildu, son unos malnacidos que se disponen a vivir del mito Euskadiano. La alfombra roja se la ha puesto Rubalcaba, y Rajoy ha sido incapaz de tomar una clara postura beligerante.
ResponderEliminarNos hacen falta más Reginas, más gente valiente, y menos ratas de despacho.
DOÑA MARIBELUCA
ResponderEliminarEn efecto se vuelve al MIEDO y a la dictadura de los analfabetos resentidos.
Esos y "esas" de Madrid, Rajoy y sus girls, no tienen ni puñetera idea de lo que sucede porque no quieren saberlo, y prefieren funcionar por "teorías" a la madrileña.
Así les va aquí, que ni los simpatizantes del Pepé les votan.
DOÑA CANDELA
ResponderEliminarSí, esos que están en la taberna ha aprendido desde niños que "esa" es la bandera INVASORA, y se lo creen a pies juntillas.
Toda esa mentalidad la trajeron los curas de los años 70 a 80 en adelante, y con el apoyo y empuje de los PENEUVEROS.
Estoy de acuerdo : si en el Pepé hubiera al frente media docena de San Gil y Regina en vez de esa pandilla de aficionadas de PASARELA, estarían muchísimo mejor en ese Partido y en España.
Da auténtica pena que personas como Regina desaparezcan de la escena política Me entristecen estas noticias.
ResponderEliminarDON BWANA
ResponderEliminarSí, da mucha pena porque entre otras razones hay poquísimas personas como ella. Y los mamelucos que mandan en Madrid sobre el Pepé no tienen ni la más remota idea de la REALIDAD DE AQUÍ.
Lo peor de todo es que los tipos estos gobiernen la elegante y españolista San Sebastián. No me explico el porqué de este auge tan sorpresivo. En fin creo que el País vasco que me gustaría: autonómico (como lo fue históricamente), liberal, banderín de modernidad y cómplice del resto de los pueblos de España. Pero creo que es el deseo de un simple castellano madrileño y, lamentablemente, no el de la mayoría de los vascos, a tenor de los resultados electorales. Me jode especialmente que esto ocurra en las partes más bellas del País Vasco, como es Guipúzcoa.
ResponderEliminarSaludos y gracias por tus comentarios históricos en mi blog, los cuales me dicen cosas que desconocía. Ya te iré preguntando cosas.