Optó por su cabeza e hizo lo que quiso. A él también le pilló la guerra, pero fuera de España, estaba en La Haya porque su padre era embajador de la República allí y la familia entera se trasladó a París, un destierro que convirtió a la "Ciudad de la Luz" en su otra piel.
Allí aprendió todas las caras posibles de la palabra "libertad" (estudiando Filosofía en la Universidad de La Sorborna) y allí puso en práctica la lucha que significaba llegar a ese estado, combatiendo con la Resistencia francesa la ocupación de nazis.
"Todavía hoy, si quedo a comer con unos amigos en un restaurante, llego antes y observo el entorno para comprobar que nadie me sigue (...), y claro, me muero de risa, pero son reflejos de esos años de vida clandestina", reconocía el propio Semprún en una de sus últimas entrevistas.
Le siguió pillando la guerra y en 1943 fue detenido, torturado por la Gestapo y deportado al campo de concentración alemán de Buchenwald. Un horror que se clavó no sólo en su vida sino también en su obra literaria y política.
Volvió a Francia tras su liberación como un héroe y empezó a trabajar para la Unesco. Pero la cabeza de Semprún se había convertido ya en su corazón y empezaba a conquistar su sangre... y Francia era poco para liberar. Así, en 1952, se cambio el nombre, por el de Federico Sánchez, cogió su pasaporte español, ése que no perdió nunca para no perder nunca su sentido, y comenzó su actividad en el Partido Comunista de España, al que se había afiliado diez años antes, llegando a formar parte del Comité Central en 1954 y del Comité Ejecutivo en 1956.
Su exquisita educación francesa, ese "charme" especial que tenía, mezclado con su fervor ideológico convertían a Samprún en una arma de captación y organización clave para la lucha contra el franquismo, en unos años de clandestinidad peligrosa. Diez años de trabajo al servicio del partido, que acabó con Carrillo expulsándolo en 1964, junto con Fernando Claudían por divergencias con la línea oficial.
Federico Sánchez había muerto. Consiguó en 1966 que el Gobierno de Franco le expidieran un pasaporte español con su nombre oficial y se centró en su carrera literaria, la mayoría escrita en francés.
En 1963, veía la luz su primer libro, "El largo viaje", donde contaba sus años de clandestinidad. Literatura de catarsis que continuó "Autobiografía de Federico Sánchez", en 1977 y en castellano; o "Viviré con su nombre, morirá con el mío", en francés y publicada en 2001, donde se centra en sus años recluido en el campo de concentración.
España todavía tenía que llamar a sus puertas una vez más. Era el año 1988 y el entonces presidente del Gobierno español, Felipe González, le pidió que volviera a su país, que volviera a pelear por lo que tanto le había dolido. Sólo tenía que decir "sí" y tener el pasaporte español en vigencia. Semprún nunca lo había perdido, España nunca había dejado de ser su patria y durante tres años se convirtió en el ministro de Cultura del Ejecutivo felipista.
Pero en la España de aquella época, las trincheras se habían pasado al interior de los partidos y su política cultural estuvo marcada por un enfrentamiento constante con Alfonso Guerra, entonces vicepresidente del Gobierno, que le obligó al abandono definitivo de ese proyecto de vida de adolescente y para recuperar la literatura como terapia: "Federico Sánchez se despide de ustedes", escrito en frances, narró todas estas experiencias en el Gobierno de González.
Más de 40 años de producción literaria le dieron tiempo para ser también guionista cinematrográfico en 15 películas, entre ellas clásicos del cine francés como "Z", de Costa-Gavras y Stavisky', de Alain Resnais; escribir artículos periodísticos, conferencias y hasta participar del europeísmo francés de la mano de Villepin, en "El hombre europeo".
La noche del 7 de junio de 2011, en París, rodeado de sus hijos, fruto de dos matrimonios, (Jaime, Dominique, Ricardo, Pilar, Juan y Pablo) y de sus sobrinos, Jorge Semprún se rendía ante su guerra más importante, cansado quizá de tener que vivir luchando.
NOTA BLOGUERA
El bloguero lo conoció y trató con él en 1960 en París sin saber quién era. Solamente un español muy simpático y culto que hablaba cuatro o cinco idiomas, y se hacía llamar "Federico". Despotricaba de los miembros del fantasmal "Gobierno de la República", instalado en Paris, y de Charles De Gaulle, entonces Presidente de Francia. Y presumía ante alemanes, ingleses, holandeses y yankees asentados allí de estar con un "español vasco que parece rondeño", en referencia a mí modesta persona, un simple estudiante aterrizado temporalmente allí y deslumbrado por la Europa de entonces. Jamás hablaba de política española y luego supe (muchas décadas después) que era uno de los jefes del PC español clandestino.inteligente jorge semprum
Copón Don Javier, con qué gente se ha codeado.
ResponderEliminarPor lo que leo, este tipo SI que fue luchador antifranquista, y pongo el sí en mayúsculas por razones obvias, y es que nunca ha habido tantos luchadores antifranquistas como 40 años después de que el dictador muriera plácidamente en la cama.
Al respecto, ayer escuchaba una nota curiosa de Enrique De Diego, que contaba como en Castellon (creo recordar), se sabía como en su momento practicamente todos los miembros de la Falange, se pasaron al PSOE.
De Jorge Semprum, tengo que reconocer que soy ignorante de su obra; como con otros tantos casos, tomo propósito de enmienda. Solo por enfrentarse al carnicero de Paracuellos ya merece ciertas simpatías por mi parte. Descanse en paz.
SEÑOR OGRO
ResponderEliminarNo tengo ningún mérito. Cuando terminé 2º de Derecho quise ver algo de Francia, Suiza y Alemania y me metí en un tren en dirección de Paris. La excusa ante mis progenitores era que iba a Freiburg (Alemania) a hacer un curso de Filosofía Jurídica en español. En mi escala en Paris, en una barata residencia de estudiantes, recalé en un lugar lleno de estudiantes de todas las nacionalidades, y también de tipos raros que decían ser exiliados republicanos españoles. No tenían un franco, éstos últimos, y todo lo que comian era una barra de pan al mediodia.
En medio de aquel aquelarre destacaba y brillaba un tipo muy simpático y que resultaba fascinante porque era muy culto. Todos los estudiantes ( alemanes, ingleses, gringos,italianos, etc.) hablaban en francés pero el FEDERICO se dirigía a ellos en el idioma de cada uno de ellos.
Le caí bien y todos los días organizaba Federico por la noche una tertulia internacional en la que era una gozada oirles, especialmente para alguien que provenía de una España cerrada, pacata, noña y atrasada.
Cuando se publicó su libro de "Autobiografía de Federico Sánchez", varias décadas después, descubrí que el "Federico" de Paris era Jorge Semprum.
Un italiano me preguntó, uno de aquellos días, si quería conocer los cabarets de la Place Pigalle (de stretease, algo ultra galáxico para un español de entonces) y con su carnet de la Sorbona entramos en dos o tres sin pagar entrada porque era así.
Federico decía que era "guionista" para tapar sus reales actividades de auténtico antifranquista que viajaba periodicamente a España a movilizar a las células comunistas, únicos que daban la cara contra Franquito y que la mayoría terminaba en la carcel.Luego mandó al carajo al PC porque comprendió que eran más totalitarios que los falangistas.
Pero en aquella época la intelectualidad europea era comunista, incluído Picasso. Yo no tenía ni idea entonces de todo eso.
Semprum era cultísimo, muy simpático y amable y realmente un hombre valiente.
Buenos días, Tellagorri, asombrosa y también fascinante la peripecia personal propia al lado de Semprún. Deberías explayarte, quizás lo hayas hecho ya, sobre aquellas circunstancias.
ResponderEliminarParece indudable la ancha cultura de Semprún, que comparada con la Sinde de hoy, en fin, lo dice todo. Fue además, desde el comunismo, un ácido debelador del mismo luego. Su gestión ya tiene luces y sombras, y su posterior vinculación prisaica es más discutible.
Pero ofreces una vívida estampa de Semprún, un intelectual, desde luego, que hoy sería visto como un ladrillo impresentable.
Este tipo de personas son las que han servido de coartada para que un partido antisistema como el de los sociatas apañoles se legitime frente a una sociedad inculta u olvidadiza.
ResponderEliminarDe todos modos es facilísimo ser comunista en Paris y con una vida acomodada (que bonito, que fashion, sentado en una terraza de Paris toando café au lait con un croisantito).
Podía haberse pasado un par de años por la URSS o Rumania, más que nada para reafirmarse en sus ideales, pero no como invitado ilustre, mejor anónimamente, para saborear realmente el régimen, a lo mejor se daba cuenta que, salvando las distancias, había millones que se sentían como él en Buchenwald.
Y veo que coincidimos en cuanto a codearnos con personas ilustres. Recuerdo que estando en 5° de E.G.B. nos llevaron a T.V.E para participar en la grabación de DABADABADA, y allí pude pedirle un autógrafo a un gilipollas que imitaba a Charlot.
Jo, Tella, no sé si tutearte después de conocer el rango de la gente con la que te codeas.
ResponderEliminarDe Semprúm no he leído nada aún, todo se andará, porque tengo entendido que era un gran escritor.
Como persona, lo mejor que hizo fue darse cuenta de su error por el paso del Partido Comunista, pero más vale tarde que nunca. Son muchos los comunistas de aquellos años que han acabado dándose cuenta del error en que estaban, aunque algunos no lo dicen en voz alta.
Y yo para no ser menos ya que tú te codeaste con Semprúm y "el Isra" estuvo en TVE, os diré que Julio Anguita fue maestro en mi pueblo, paraba en una pensión de un tío mío hermano de mi madre, comió muchas veces habas fritas en la huerta de mi abuelo paterno y dio clase a mi hermano mayor.
¡Ay, al final todos tenemos un pasado comunista! jajajaja...
De Semprún he leído mucho, caso todo, y puede afirmarse que era un escritor tan solvente como serio. Demasiado serio en algún caso, lo que le separaba de su hermano Carlos, un tipo bastante desenfadado y gamberro.
ResponderEliminarDON JOSÉ ANTONIO
ResponderEliminarPersonalmente me resultó, sin saber quién era, un tipo muy atrayente por su intelectualidad y simpatías personales. Y, también, por su espíritu independiente.
Hay que tener en cuenta que en aquellos años todos los intelectuales, desde Sartre a Simone Bauvoir, pasando por Camus y todos los demás, eran teoricamente comunistas. Se pegaron el batacazo mental cuando Stalin invadió Hungría y fusiló a media población. Tras aquello y algunos "incidentes más del Padre de la Madre Rusia", la mayoría de los escritores y demás gente del Arte se dieron de baja del comunismo.
DON ISRA
ResponderEliminarEn efecto, el gatazo de GONZALEZ lo usó de coartada para su impresentable proyecto de mangancias y el interesado se largó en cuanto pudo.
Lo que dices de ser comunista en París en aquellos años es absolutamente cierto, pero éste era de los que cada mes o dos meses cruzaba clandestinamente la frontera y contactaba en Madrid con los jefecillos comunistas para intruirles de las consignas de Carrillo y La Pasionaria. Y lo hacía de buena fé. Pero cuando cayó del guindo, tras unas cuantas acciones del Tío Josif masacrando poblaciones de su órbita, él y muchísimos más se enfrentaron a Carrillo y se largaron.
Lo de tu contacto con importantes es mucho mejor que el mío. Dónde va a parar. Y porque nunca has querido explicar tus vermuteos con un amigo del sobrino-nieto de Azaña.
DOÑA ELENA
ResponderEliminarUna indígena de Córdoba debe de tratar, a todo los demás, de TÚ, y exigir que los demás te traten de Vos.
Como mínimo igual que el Borbón.
Y mira por dónde presumes de ser coetanea y paisana del Gran Anguita, célebre hasta en las Islas Malvinas por sus doctas explicaciones sobre como arramplar con todo lo ajeno en nombre de una idea sacra.
Los tipos como Semprum cayeron de la higuera en esos años que relato y fueron los mayores anticomunistas. Otro ejemplar de la época fue Enrique Múgica y pasó a ser el mayor odiador de sus antiguos compas.
También era un gran personaje intelectual entonces el amigo de Semprum, FERNANDO CLAUDIN. Ambos hicieron frente a Carrillo y los echaron.
REINHARD
ResponderEliminarSí, Semprum siempre fue un escritor serio y honesto. Y su hermano Carlos era un gran artículista. Y también excomunista reconvertido.
En el blog tengo un artícul suyo de caracter personal-familiar que es una gozada.
Está en =
http://tellagorri.blogspot.com/2009/05/el-senor-con-bombin.html
bajo el título de "El señor con bombin".
Estoy hasta los #@||~%* de google,he tenido que trampear la entrada para que me deje paso, y aun así, no las tengo todas conmigo.
ResponderEliminarY no quería dejar pasar la oportunidad de comentar sobre este personaje, persona e intelectual que proveniente de una familia burguesa y de derechas de toda la vida, no dudo en apuntarse nada menos que al PC, quizás movido por unas circunstancias de la época, quizás para estar a la altura y poder codearse con otros intelectuales de alta gama, ya que no hay que olvidar que en aquella Europa de los años 40 había que ser comunista, era lo que estaba de moda, y el supo abrirse camino entre toda esa heterogenea fauna de comunistas,intelectuales,políticos, pero distinguiendose solo por sus escritos y llevando oculta su ideología,aunque personalmente creo que nunca dejo de ser un burgués.En cuanto a su paso por el Ministerio de Cultura, son conocidos sus enfrentamientos con Alfonso Guerra, hasta que dimitió un poco asqueado de las zancadillas que desde el partido le ponían.
Un saludo
DON MANUEL
ResponderEliminarVAYA, qué satisfacción saber que ha podido entrar y comentar. Creo que hoy funciona mejor el GOOGLER porque también a mí me deja entrar en blogs que no me permitía.
Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dice. La moda de aquellos años 60 en Paris, Londres, Roma y Berlin era presumir de comunista entre los artistas e intelectuales.
Hasta qye se dieron el batacazo.
Cuenta Semprum que en los consejos de Ministros no soportaba la chulería analfabeta y pueblerina de Alfonso Guerra y que además imponía auténticas tonterías a todos los demás.
No conozco mucho de la obra de Semprúm, ni conocía nada sobre sus faceta personal hasta hoy. Pero me ha interesado mucho porque confirma lo que te comenté el otro día, la dignidad y el valor se llenan mal con la política oficial.
ResponderEliminarTambién dicen que a las personas se les mide más por la calidad de sus enemigos que por sus amigos, y teniendo en cuenta quienes son Carrillo y "Arfonzo", dice mucho sobre Semprúm.
Tampoco es un personaje cuya vida y milagros se prodigue por la prensa, más a su favor. Quizá estos muertos de asco que nos gobiernan hoy deberían ser desplazados por personas de este tipo, pero dudo mucho que a Semprúm le interesara. Que pena.
DOÑA CANDELA
ResponderEliminarBuena vara de medir. Los enemigos de cada quien definen muy bien la calidad de las personas que los tienen.
Semprum en Francia, al igual que otros muchos españoles que allí son admirados, era un consagrado mientras en España casi nadie lo conocía y hasta era denigrado.
A veces, no siempre, la educación y valores recibidos en una familia de las que son "como es debido", resultan luego muy reveladores de la personalidad de cada quién. Basta fijarse en los actuales señoritos sociatas que descienden de jefazos de las más rancia chulería falangista y que se comportan como sus antecesores cuando creen que son los "elegidos de los dioses".
Un gigante Semprún, intelectualmente y como persona. Alguien que sufrió y luchó, y que además supo seguir adelante con sus ideas, sin dejarse influir por nada ni por nadie. Hizo de la cultura su espada. Un exiliado español que no tuvo remilgos en atacar a ese fantasmal gobierno de la República, de intenatr reformar el PCE sin miedo a enfrentarse al dictatorial Carrillo, de intentar reformar la educación española entrando en conflicto con el dúo del mal Felipe-Guerra...un pésame para este gran hombre.
ResponderEliminarPD: menudas amistades las suyas, ya vemos de donde le viene la intelectualidad y cultura que rebosa su blog. Algo se debía pegar de arrejuntarse con la intelectualidad europea de la época.
Me alegro que se resalten las cualidades de don Jorge en este blog. Y lo felicito por haber participado en sus tertulias.
ResponderEliminarILLUSTRE CAROLVS
ResponderEliminarSí, Semprum será siempre, al menos para mí, un ejemplo de hombre sencillo y muy culto, modesto y simpatico a tope.
Y un gran literato.
Hombre gracias por lo de atribuirme "intelectualidad" pero esa proviene en exclusiva de visitar el Blog de ISRA y sus grandes frases históricas.
Lo cierto es que a mí me sirvió de mucho en la vida y en mi formación haber salido de la estrecha y mezquina España de entonces y toparme con gentes de talla.
Hay muchos episodios oscuros en la vida de Semprún.
ResponderEliminarSu hermano Carlos, decía que al volver de Buchenwald -incluso años después-, olvidó contar su labor en el campo de concentración. No era un simple preso, era un "Kapo", que significa Kameraden Polizei, esto es, camarada policía. Los kapo eran los presos que colaboraban con los nazis en el control de los campos, y para el resto de presos eran más odiosos y detestables precisamente en cuanto que eran traidores y colaboracionistas. Y no es aceptable la excusa de la supervivencia, pues no todos aceptaron ser kapo, como está demostrado en cientos de testimonios.
En fin. Miserias.
DON BWANA
ResponderEliminarProcuro traer al blog a todo lo que signifique singularidad cultural o inteligencia envidiable y en este caso la ocasión ha surgido con motivo del fallecimiento de un hombre al que admiraba.
Me da la impresión de que Ud. lo conocía bien en persona. Era un ser entrañable en tertulias comunes.
DOÑA NATALIA
ResponderEliminarNo, no es cierto en absoluto eso que cuentas y que ya conocía. Todo eso son inventos de Carrillo para desacreditarlo.
También le achacaron poner en las listas de trabajos forzados a los que no eran amigos suyos y también se ha sabido que era falso falsísimo.
Yo lo he leido escrito por obra y gracia de su propio hermano Carlos,y en un artículo de Juan Pedro Quiñonero.
ResponderEliminarCarlos Semprún, por cierto, detestaba a Carrillo a quién despellejaba en cuanto tenía ocasión.
Mira Natalia, Carlos había sido también comunista a las órdenes de Carrillo y todos ellos se dedicaron a desprestigiar a Semprum cuando mandó al carajo al PC.
ResponderEliminarYo no estaba en aquel campo y no sé lo que ocurrió pero el propio Jorge lo desmintió repetidas veces y le creo por su historial vital.
Tratar de ver siempre un gran defecto en quien no es afín a las ideas políticas de cada quién, no es válido cuando se trata de ser objetivo.
En este miserable país se han arruinado muchas honradas famas a base de murmuraciones y cotilleos de sacristía y no voya a entrar más a fondo en el tema. Me considero liberal de principios y no me gustan las clásicas y habituales descalificaciones hacia quienes no son del gusto eclesiástico o del ultramontano. Aún hoy persisten leyendas absolutamente infantiles sobre los perfiles de Unamuno y Baroja en base a cantamañanas de rosario y chocolate con el cura.
DOÑA NATALIA
ResponderEliminarItem más a mi favor el hecho, no tenido en cuenta, de que de Buchenwald sobrevivieron muchísimos franceses que luego convivieron en Francia con él y jamás lo tacharon de colaborador nazi, sino que lo trataron como un héroe francés más. Y en la época de De Gaulle, tras la toma de Paris, hubo mucha limpieza de colaboracionistas. Y no son los franceses amigos de esconder esas cosas.
Una pena que este país se quede sin personas como Semprún. Yo visité en 1995 Austchwicht y aún estoy impresionado de lo que ví y lo que sentí al ver aquél infierno 50 años después de todo. Me imaginé el sufrimiento de aquellas personas sin delito alguno y que eran torturadas hasta la muerte. Imagino que Semprún pudo haberse resentido tras esa dura experincia, pero no, siguió siendo un intelectual ilustrado, muy de su ilustre familia: los Maura, desde Antonio hasta Gabriel. La verdad es que sí eres ilustrado y puedes presumir de haber conocido a interesantes personas.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, JUAN, por tu aportación en comentario.
ResponderEliminarCreo, como tú, que la familia también da caracter a cada quién y en este caso provenía de una familia de liberales. Y eso es muy dificil de destruir cuando se tienen convicciones libres.