Ministro, espía, chorizo y cuentos tailandeses

Pasen, vuesas mercedes, pasen, y vean la comedia que semeja obra de novela negra barata pero que es la relación de hechos reales acaecidos en la España socialista.

La entrega a España de Luis Roldán en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia) el 28 de febrero de 1995 fue la obra maestra de Francisco Paesa.

El agente que ahora ha sido localizado en Luxemburgo tejió en 1994 y 1995 una trama de engaños en la que cayeron el entonces biministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch y el propio Luis Roldán, y de la que Paesa sacó 300 millones de pesetas de los fondos reservados y otros 1.800 millones de las cuentas del ex director general de la Guardia Civil.

Paesa entró en el periódico El Mundo en moto por el garaje, y fue hasta el despacho del director con el casco puesto. Cuando se lo quitó y saludó a Pedro J. Ramírez, empezó a hablar "con cara de cordero degollado":

"Lo he pasado muy mal. Desde que me expulsaron de Suiza he tenido que vivir escondido y vosotros habéis tenido mucha culpa, pero no os guardo rencor.

A quienes me gustaría devolvérsela es a quienes, debiéndome mucho, me han dejado tirado. Mi sueño es poder dedicarme a la política. Yo sé que tú tienes buenas relaciones con el del bigote [José María Aznar, entonces líder de la oposición].Yo podría convencer a Luis [Roldán] de que se entregara y contara todo lo que sabe.

Sería el golpe definitivo para que el PP ganara las elecciones. Y yo podría ser muy útil, porque conozco muy bien el Ministerio [del Interior] y tengo claro lo que habría que hacer para limpiar la corrupción. Ni siquiera haría falta que me nombraran ministro. Bastaría con que me hicieran secretario de Estado, y en seis meses yo les pongo todo en orden...".

Paesa no estaba hablando en broma, o al menos no lo aparentaba.Decía en serio que aspiraba a ocupar un cargo político y que mediaría entre Roldán e Interior para pactar la entrega del ex director de la Guardia Civil.

Pedro J. Ramírez le explicó entonces que la persona que estaba dispuesta a llegar a un acuerdo con Roldán era el biministro Belloch y que, por tanto, era con él con quien debía contactar.
Así lo hizo el antiguo agente de Interior. Para ello, contó con la ayuda de su amigo Manuel Cobo del Rosal, catedrático de Derecho Penal y actual abogado de Rafael Vera, que fue la persona que transmitió al biministro la disposición de Paesa de colaborar para lograr la entrega de Luis Roldán ... a cambio de una buena suma de dinero.

Juan Alberto Belloch se reunió personalmente varias veces con Manuel Cobo del Rosal. Los contactos ya estaban en marcha en octubre de 1994, cuando Pedro J. Ramírez se citó de nuevo con Paesa, en esta ocasión en el Hotel Lutetia de París.

En este encuentro, el ya de nuevo agente de Interior le explicó al director de EL MUNDO que se había reunido con dos policías enviados por Belloch, los inspectores González y Bermejo, y que las gestiones para organizar la entrega de Roldán estaban avanzando.

Mientras, el agente seguía adelante con sus contactos con Interior y comunicaba a Belloch la factura por colaborar en la entrega de Roldán: en un fax enviado el 18 de diciembre, Paesa pedía 2.700.000 dólares, el equivalente a 325 millones de pesetas.
Las pretensiones del agente hicieron saltar las dudas en el Ministerio, pero Belloch aceptó. En una conversación con Cobo del Rosal se pactó que la cantidad sería de 300 millones de pesetas, que se pagaría en cuatro entregas, que una parte se abonaría por adelantado y que el dinero procedería de los fondos reservados.

La operación estaba cerrada. Un mes después, a finales de enero o principios de febrero de 1995, Pedro J. Ramírez recibió una llamada de Paesa:

"Luis [Roldán] no puede esperar ya más. Está muy nervioso y deprimido.Sabe que Serra [Narcís Serra, entonces vicepresidente del Gobierno] ha puesto precio a su cabeza. Que ofrece un millón de dólares.Pero no va a dejar que lo cojan. Dice que quiere entregarse él, que no está dispuesto a que ningún mercenario haga negocio con su cabeza. El problema es cuándo. Mira, pregúntale al del bigote [José María Aznar] qué fecha le conviene más. En principio, sería marzo, pero yo puedo tratar de retrasarlo si él prefiere un poco más tarde. Oye, y que me tengan en cuenta, porque con esto ganan las elecciones... ¡Ah!, y que Antonio [Rubio] y Manolo [Manuel Cerdán] vayan preparando los pasaportes, porque van a tener que ir a un país en el que necesitan visado".

Un colaborador de Cobo del Rosal recogía millones de pesetas de la sede del Ministerio del Interior. El dinero iba en cuatro bolsas de piel y era la última entrega a Paesa, demorada hasta que Roldán estuviera en manos de la policía española.

Los billetes de los fondos reservados llegaron al bufete del abogado, en la madrileña calle de José Abascal, donde esperaba el agente, que acababa de llegar de París. Paesa entregó 30 millones de pesetas a Cobo del Rosal y otros 30 a las personas que habían intervenido en el operativo, y se llevó los 240 millones restantes a un chalet de su propiedad en Las Rozas (Madrid).

La operación se había producido, pero algo estaba fallando desde el principio.El biministro Belloch explicó al día siguiente la detención de Roldán en una conferencia de prensa inaudita. "Con voz henchida de autoestima", como recuerda Pedro J. Ramírez, Luis Alberto explicó a los periodistas la bautizada como operación Luna: la captura del ex director general de la Guardia Civil había sido posible gracias al trabajo de 144 policías españoles y 54 agentes extranjeros, y al empleo de 24 vehículos y sofisticados instrumentos de transmisión de alta tecnología.

Sobre un posible trato con el prófugo, Belloch hizo una rotunda aclaración: "El Gobierno nunca negocia, ni ha pactado, ni pactará".Y para acabar de redondear la jugada, el biministro soltó en la comparecencia que las investigaciones habían probado que Roldán y los "círculos extraoficiales" que le apoyaban se comunicaban "a través de un medio informativo nacional" y que el análisis científico de esos mensajes era lo que había puesto en la pista definitiva para "detener" al huido.

A última hora de ese día, los periodistas Manuel Cerdán y Antonio Rubio llamaron urgentemente a Pedro J. Ramírez, que estaba en una cena coloquio en el Hostal el Toro, de Pamplona.

La noticia que tenían entre manos era importante, ya que habían obtenido una serie de documentos que desmontaban la versión del biministro sobre la detención de Roldán desde la primera a la última palabra, y que Pedro J. Ramírez describe de esta manera en su libro:

"Tras un par de minutos que se me hicieron eternos, el fax de la recepción del Hostal el Toro comenzaba a escupir unos documentos con el exótico membrete y escudo del Ministerio de Justicia de la República de Laos. El más importante estaba fechado en Vientiane el 23 de febrero de 1995 y dirigido 'A su excelencia el ministro del Interior y Justicia de España'. A lo largo de cinco puntos expresamente numerados -'1º', '2º', '3º', '4º' y '5º'-, el homólogo de Luis Alberto establecía en un francés pomposo y engolado una serie de condiciones drásticamente restrictivas para la entrega del fugitivo. En concreto, sólo podría ser juzgado por los delitos de malversación y cohecho, y además con el límite de condena -12 años en los improbables supuestos máximos- establecido en el Código Penal de Laos. [...] Por último, el documento especificaba que 'el señor Luis Roldán Ibáñez ha comparecido voluntariamente, no interponiendo recurso contra esta decisión administrativa o sobre los términos de la misma'"

Juan Alberto Belloch se desdijo de todo lo asegurado el día anterior y sólo acertó a excusarse diciendo que había ocultado la verdad "porque consideraba que hubiera sido escandaloso que la juez se enterase por la prensa", para acabar reconociendo que desconocía "si el ex director de la Guardia Civil se presentó al ministro del Interior de Laos o si el ministro del Interior le detuvo".

Sin embargo, cuando todo parecía aclarado, se supo la gran vuelta de tuerca de todo el operativo: la trama organizada por Paesa para engañar a todos y cada uno de los actores de esta historia.

Roldán no había sido detenido en Laos, sino que había acudido al aeropuerto de Bangkok directamente desde París, convencido de que existía un gran acuerdo internacional sobre su extradición.Los agentes laosianos que le acompañaban no eran más que unos figurantes contratados por Paesa. Y, por supuesto, los documentos del Ministerio de Justicia de Laos eran completamente falsos y habían sido redactados en Madrid -"probablemente en el despacho de Cobo del Rosal".

El engaño estaba hecho. Roldán y Belloch habían caído en la trampa de Paesa, que para entonces ya había huido con los 300 millones de los fondos reservados y los 1.800 del ex director de la Guardia Civil, éstos últimos transferidos por su sobrina, Beatriz García Paesa , desde el Aresbank de Madrid al de Singapur, donde borró el rastro del dinero con ingresos físicos en diferentes bancos.

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