10 marzo 2010

Los japutas que boicotearon a Suarez

Si por algo hay que hacerle un monumento al ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez González es por la infinita paciencia con la que soportó los desplantes, humillaciones, desaires y sin­sabores con que fue recibido en el País Vasco.

Restablecidas las libertades individuales y colectivas, aproba­da la Constitución, el papel más importante de Suárez fue con­sensuar con todas las fuerzas políticas, incluido el PNV, un Es­tatuto para el País Vasco que pusiera fin a algo más de un siglo de inexistente insatisfacción permanente que casi siempre acabó en guerra carlista, por quienes eran aficionados a no aceptar ningún constitucionalismo.

De aquel "pacto institucional" nace el Estatuto de Guernica, que acepta y respeta el inexistente hecho diferencial vasco, y se establece el "compromiso histórico" de cerrar para siempre una inexistente herida que había dejado miles de cicatrices entre nacionalistas y no nacionalistas, la guerra civil.

Por eso, una vez concedida una generosa amnistía que vació las cár­celes de terroristas, el primer presidente del Gobierno español de la democracia reúne méritos más que suficientes para ser recibi­do en loor de multitudes en cualquier parte.

No fue eso, sin embargo, lo que ocurrió en el País Vasco. El 9 de diciembre de 1980, el hombre que culminó con éxito la fe­liz tarea de hacer una transición política pacífica de la dictadura a la democracia inicia su primera visita oficial a una región es­pañola.

En contra de lo que ocurre en todos los foros interna­cionales, donde su figura es ensalzada en parecidos términos a la de Mihail Gorbachov, la dirección del PNV y el Gobierno vas­co, con su presidente Carlos Garaicoechea a la cabeza, deciden boicotear el viaje en el Parlamento Vasco y en las instituciones muni­cipales y diputaciones forales bajo su control.

El agravio a un jefe del Gobierno fue tal que en los días pre­vios al viaje el "Eusko Gastedi Indarra" (EGI), las juventudes del PNY, se dedican a empapelar todas las calles del centro de Bil­bao y Vitoria con carteles llenos de insultos e injurias al promo­tor del Estatuto de Autonomia, algo que ni siquiera la Segunda Re­pública les otorgó hasta bien entrada la guerra.

Poco después, el Ayuntamiento de Cestona ( Guipúzcoa) decide declararle "persona non grata" y otros 108 municipios, entre ellos los de Bilbao, San Sebastián y Vitoria, bajo control nacionalista, sus­criben un manifiesto conjunto declarándose en huelga "mientras dure la visita", en señal de protesta y para no verse en la obliga­ción de acogerle y entregarle el bastón de mando de la ciudad.

En el palacio de Ajuria Enea, el trato dispensado no fue me­jor. Adolfo Suárez es recibido como si llegara a otra galaxia: con la ikurriña izada, bajo los acordes del "Gora ta Gora" (himno exclusivo peneuvero), y los discursos de bienvenida se pronuncian sólo en vascuence, sin traductor.

Por si los desplantes no fueran suficientes, para colmo de colmos, el segundo día de su estancia, el presidente del Go­bierno y su séquito, entre los que se encuentran el vicepresi­dente primero del Gobierno, Rodolfo Martín Villa, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja, y otros altos car­gos del Estado, es invitado oficialmente a almorzar en la Dipu­tación Foral de Vizcaya.

El diputado general José María Macua, que organiza el al­muerzo y reparte las invitaciones, a última hora, por presiones del PNV, comete la intolerable grosería de irse de viaje a Madrid sin suspender el acto ni avisar a nadie de su ausencia.

Para arreglar el entuerto y que el Señorío de Vizcaya no le trate como a un villano, el delegado del Gobierno en el País Vas­co, Marcelino Oreja, tiene que llamar por teléfono a Garaicoechea y suplicarle, casi llorando, que acuda a presidir el almuerzo, que se inicia con dos horas de retraso y en un ambiente de agre­sividad injustificada y de hostilidad manifiesta.

Entretanto, las algaradas, manifestaciones, sentadas, coaccio­nes y amenazas a dirigentes de UCD y Alianza Popular, secues­tros de empresarios y asesinatos se suceden sin parar en una co­munidad donde, aparentemente, no hay otra ley ni otro orden que el que Herri Batasuna y ETA imponen cada día.

La falta de entendimiento con el lehendakari y el PNV es tal que Adolfo Suárez advirtió a Garaicoechea de su obligación de contribuir al restablecimiento del orden y la paz ciudadana.

"Si se hace necesaria una intervención militar, no tengo ningún re­paro en ordenarla, ya que todo está preparado para ello", llega a apercibirle.

Aunque habían aceptado, los peneuveros, la reforma política y oficialmente formaban parte de los partidos comprometidos en consolidar el proceso democrático, los supuestos nacionalistas moderados (peneuveros) estaban en ocasiones por estar más cerca de la estrategia de ETA que en la de una formación responsable del buen funcionamiento de las instituciones en las que gobernaban a saqueo.

Tellagorri


11 comentarios:

  1. Mi querido Tella, esa es la diferencia que marca a los hombres de bien, y Suarez lo era, y la gentuza, los del PNV, a cada cual más infame...Si caso salvar al último dirigente del PNV, que ahora no me acuerdo de su nombre y que dimitió.

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  2. Hola Tellagorri.
    Lo primero felicitarte por este extraordinario post y recordarnos al Presidente Suárez.

    Yo desconocía esa serie de desplantes y humillaciones que recibió en tu tierra, desde luego el título que utilizas se queda corto.
    Y es que en el País Vasco nunca están contentos, siempre se quejan y piden más y más. Dicen por ahí que se tenga cuidado con lo que se pide, que se puede hacer realidad.

    Creo que Adolfo Suárez se merece todos los reconocimientos, y para nada el trato que recibió en ese viaje oficial.

    Fíjate, justo ayer acabé un libro de Unamuno en el que cuenta su vida de niño y de adolescente hasta que marchó a Madrid a estudiar la carrera; cuenta cómo se refugiaban de los bombardeos carlistas y también de las características que definen al vasco, dice que es hombre de acciones y no de palabras. No sé si estaría de acuerdo ahora con lo que pensaba antes. Estaría bien conocer lo que pensaría hoy de lo que pasa en su querida tierra de estar vivo.

    Un beso.

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  3. CHARNEGUET

    Te doy la razón porque no tiene vuelta : los hombres de bien estaban representados por Suarez, y los mentirosos curánganos que siguen en la Baja Edad Media en mentalidad, son los mayores cabrones que pueda imaginarse alguien ajeno a esta tierra.

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  4. ELENA

    Todo lo que dices es cierto, con la salvedad de que LOS QUE PIDEN Y NO ESTÁN NUNCA CONTENTOS no somos los vascos, sino una parte entaliboinada de gentes que, en ocasiones ni siquiera son de origen vasco, que jamás dirán que están contentos porque su objetivo es montar una Republiquita en la que la ley y las costumbres sean las que regían en los años 1300 a 1400.

    Unamuno con su frase de "los vascos son cortos de palabras y largos en hechos" se refería a los vascos anteriores a Polikarpo, y hoy se sentiría ajeno a todo lo vascongado.

    A pesar de ello, algunos unamunianos seguimos tratando de ser como los vascos de siempre y repudiando todo adoctrinamiento actual. Por ello se nos considera REPROBOS y TRAIDORES.

    Honor que nos hacen al calificarnos así quienes debieran de vivir en YEMEN.

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  5. Esta panda de asesinos siempre ha demostrado lo que eran y en lo que estaban.
    Saludos

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  6. Hizo bien en recordarles el papel del ejército pero hizo mal en no suspender el estatuto una vez de vuelta en Madrid.

    De bien nacidos es ser agradecidos, dicen, y de hijos de puta lo contrario.

    Tella, estos dos post que llevas sobre los nazis me han impresionado.

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  7. ISRA

    También yo creo que Suarez fue demasiado blando. Debió de suspender la autonomía. Los ingleses acaban de darselo, jace unos tres años, a los irlandeses del Ulster, y al poco se lo suspendieron por menos importantes razones que la que explico aquí.

    La propaganda del PNV en aquellos años, y bombardeando constantemente, era que Madrid quería que los vascos se muerieran de hambre y poco menos que había que tener las escopetas preparadas para una probable invasión militar.

    Todo lo cuaL era falso falsísimo.

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  8. Sí hay que hacerle un monumento a Suárez, sí., pero permítame discrepar de los motivos.
    El monumento al gilipollas!
    Hacer de la ikurriña, bandera que fue del PNV, y exclusivamente del PNV, la bandera de los vascos... ni al que asó la manteca.
    Consentir que tuvieran cabida en la constitución todos los caprichos de los nacionanilastas, no sólo los vascos.... ni a Pichote...
    Conceder la amnistía a todos aquellos criminales...
    No superar los complejos y los miedos ante nacionalistas, comunistas y demás...
    Mejor olvidarle.

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  9. Acabo de escribir un comentario y ha desaparecido.

    Suárez ha sido un Presidente bueno, por eso tuvo que soportar los desprecios de esos impresentables, otro en su lugar a continuación manda al ejército y se acaba el invento.

    Mi gran amigo de infancia un trabajador policía, hijo de una humilde familia, seguiría viviendo, entre otros inocentes asesinados, éllos si que merecen todos nuestros reconocimientos y respetos.

    Mira que me ha costado entender Tellagorri, siempre les echaba las culpas a los que nos gobiernan, es una equivocación de las grandes, somos nosotros los responsables por votar a una casta de politicuchos que sólo se preocupan de instalarse en el poder casi toda su existencia.

    Si los dejaran, eso todavía está por ver, a más de uno nos quitarían de el medio.Abrazos

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  10. PASION

    Ayer me sucedió a mí lo mismo. Me desapareció un comentario. Debe de haber un fantasma en GOOGLE que se traga lo que le parece.

    Me alegro de que digas que la culpa de lo que HA SUCEDIDO y SIGUE SUCEDIENDO es los votantes, y no de los elegidos.

    En Territorio Sioux ha comenzado una parte de la sociedad a darse cuenta de las siverguenzadas de los PENEUVEROS, y han dejado de votarle.

    Un abrazo

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  11. De hijos de puta solo se puede esperar hijoputadas, y eso fue lo que le sucedió a Adolfo Suarez y lo que le sucede a todos los ciudadanos vascos por parte del PNV, y es que los nazis no se pueden ocultar por mucho que se disfrazan con el cartel de demócratas. Solo lo son cuando ellos tienen el poder, les da igual el método por el que lo consigan mientras lleven las riendas. Les da igual los cadáveres que dejen en las carretas mientras sus idioteces salgan a la luz.

    Vaya par de lecciones en estos dos maravillosos post. Mis felicitaciones don Javier.

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