Hoy toca hablar de las curiosidades que producen a algunos, entre ellos al suscribiente, los acaeceres de la familia BORJA, de Valencia, luego convertidos en Borgias.
De todos ellos, incluído el santo Francisco Borja, el más interesante es Alejandro VI (llamado Rodrigo Borja), segundo Papa de la familia, que heredó el papado de su tío Calixto III o Alfonso Borja ( nacido en La Torreta el 31 de diciembre de 1378), otro enredador de cuidado en los tiempos en que había dos Papados en el Mundo (el de Roma con Martín V, y el de Peñíscola con el aragonés Pedro de Luna o Benedicto XIII). Y, además, Calixto III excomulgó al Cometa Halley en 1456.
Lo que el flamante Alejandro VI le había pedido a Pinturicchio, nada más acceder al trono de Pedro en 1492, fue que decorara sus apartamentos privados con unas extrañas escenas inspiradas en la mitología egipcia.
Aquel encargo debió de extrañarle, y no poco, al bueno de Pinturicchio. De no haber sido por la insistencia del nuevo papa y de su fiel maestre del Santo Palacio, Bernardino di Betto (ése era el verdadero nombre del artista) jamás se le hubiera ocurrido llevar a buen término un programa pictórico tan... arriesgado.
Isis, reina de Egipto, enseñando las ciencias y las leyes a Moisés y Hermes Trismegisto. Un poco más allá, en otro requiebro del techo, la gran diosa egipcia reuniendo los miembros despedazados de su esposo y hermano Osiris. Y a su lado, el féretro del difunto dios, una pirámide cubierta con un manto afiligranado, custodiado por un buey Apis al que Isis escolta durante una suntuosa procesión.
Tan pagana imaginería es aún visible en los Museos Vaticanos de Roma. Quien entre en la llamada Habitación de los Santos del Papa Alejandro descubrirá en sus techos un universo que sólo se entiende si se estudia con detalle la época de aquel Borgia que llegó a sumo pontífice casi al tiempo que Cristóbal Colón zarpaba hacia América.
Alejandro VI estaba convencido de que su familia descendía del mismísimo Osiris. Su creencia, alimentada cuando aún era cardenal por un fraile dominico llamado Giovanni Annio de Viterbo, pronto se transformóen certeza gracias a las astutas maniobras de quien la Historia terminaría bautizando como "el príncipe de los falsarios".
Annio de Viterbo, el entonces orgulloso nuevo maestre del Santo Palacio, persuadió al papa de que no era casual que en su escudo de armas figurase un toro, y que el toro (o el buey) fuera una de las representaciones clásicas de Osiris. Un dios que, según él, estuvo en Italia para enseñar a sus antiguos pobladores las artes de pesca y la agricultura.
Antes de conocer a Alejandro VI, De Viterbo se había ganado una inmerecida fama de erudito. Fue él quien recuperó unos más que sospechosos textos del sacerdote caldeo Beroso en los que se referían las aventuras de Osiris en Europa. Según él, Osiris-Apis reinó en Italia, dio nombre a los montes Apeninos e incluso dejó su huella en topónimos transalpinos como el del pueblo de Osiricella.
Creíbles o no, todas esas cábalas forzaron a Annio Viterbo a inventar nuevas pruebas con las que sostener sus cada vez más exóticas afirmaciones. Desenterró piezas arqueológicas, frisos, estelas y columnas con inscripciones jeroglíficas que él mismo había falsificado y sepultado con anterioridad. Y hacía grandes alharacas ante el papa con cada nuevo "hallazgo".
Pero ni siquiera los rumores de fraude persuadieron a Alejandro VI. Para el santo padre, su maestre de palacio era un sabio. Y, por supuesto, nadie en la corte se atrevió a criticado en presencia del papa.
Quizá ayudó el hecho de que durante sus once años de pontificado Alejandro VI demostrara ser el Papa más atípico, singular y herético de la historia de Roma.
Más allá de su agitada vida sentimental y de las correrías de sus hijos César y Lucrecia, Alejandro fue el único pontífice que estuvo a punto de reconducir el destino de la Iglesia hacia aguas pseudoegipcias.
Un buen paso fue que, mientras su predecesor condenó y persiguió a intelectuales como Pico della Mirandola por defender la magia de inspiración egipcia y la cábala hebrea como instrumentos óptimos del creyente, el papa Borgia lo absolvió de todas esas acusaciones en junio de 1493, lo trató como "hijo fiel" de la Iglesia, y se sumó gustoso a sus estudios heterodoxos.
Della Mirandola, junto a De Viterbo, impulsaron como nadie la "faraonización" del papado. Nació así el hermetismo.
Un vocablo que tiene su origen en Hermes Trismegisto, de nombre griego pero origen egipcio, y que enmascaraba al dios de la sabiduría Toth. De hecho, pocos años antes de la llegada a Roma de Alejandro VI, en el Concilio de Florencia de 1439, Cosme el Viejo encargó la primera traducción al latín de un manual de magia presumiblemente dictado por esa divinidad, conocido como Corpus Hermeticum, y cuya influencia salpicó el arte y la cultura.
Frances Yates, una de las mayores expertas mundiales en hermetismo, al estudiar el periodo de Alejandro VI, cuando la popularidad del Corpus Hermeticum estaba en su apogeo, concluyó que "el papa deseaba proclamar abiertamente su rechazo a la política de su predecesor y hacer suyos los puntos de vista de Pico della Mirandola acerca del uso de la magia y de la cábala como ayudas complementarias a la religión".
La idea no es tan rara como pueda parecer. A fin de cuentas, a ojos de aquel sabio renacentista, los sistemas de magia egipcia (o hermética) y cabalística, pretendían unir el cielo y la Tierra. Una filosofia que Pico creyó también muy "cristiana".
El gusto por lo antiguo, por la sabiduría perdida de los antepasados, enseguida se convirtió en una de las marcas fundamentales de ese periodo histórico.
Sixto V, coronado papa en 1585 y llamado "el último pontífice del Renacimiento", también se empeñó en dominar ese saber y diseñó un programa de obras públicas que tuvo como uno de sus objetivos fundamentales el rescate de obeliscos egipcios. Él no quería impregnarse de lo egipcio, sino dominarlo. Y fue así como se consagró a buscar, limpiar e izar algunos de los 42 obeliscos que desde tiempos de Augusto habían sido exportados a la Roma imperial.
Sin ir más lejos, fue este pontífice quien ordenó restaurar y situar en el centro de la plaza de San Pedro una de esas agujas de piedra, de 27 metros de altura, que los romanos sustrajeron de la ciudad sagrada de Heliópolis durante el dominio de Calígula.
Poco antes, aquella pieza estuvo semiolvidada y cubierta de basura en un extremo de la misma plaza. Se da, además, la curiosa paradoja de que Sixto hizo aquello sólo para demostrar la supremacía del cristianismo sobre los cultos paganos, y por ello decidió plantar una cruz sobre el obelisco, lo exorcizó y borró de sus cuatro caras los impúdicos jeroglíficos que mostraba.
Son famosos los hijos de Alejandro VI, César y Lucrecia, pero esa es otra historia.
Tellagorri
alejandroVI valenciá faraónico
No tenía ni idea de toda la historia tras esos frescos egipcios. Tres veces he estado en los Museos Vaticanos y nuna reparé en ellos (algo fácil por otra parte entre tantos visitante y maravillas).
ResponderEliminarRecuerdo que de pequeño, en las clases de Religión, nos pintaban a Alejandro VI como el ejemplo de todos los vicios, aunque a pesar de esos vicios fue capaz de encontrar la virtud con la excomunión del díscolo Savonarola y de buscar el bien para España con el Tratado de Tordesillas.
Curioso personaje cuanto menos; aunque era "para echarle de comer aparte" siempre me fascinó por ser uno de los pocos Papas esañoles que hemos tenido, además de que las fascinantes personalidades de sus hijos, sobre todo César y Lucrecia.
Un saludo.
Hola don Tellagorri.
ResponderEliminar¡Pero qué cosas aprende una leyéndote! Es genial.
O sea... que el Ángelus tiene su origen en la oración para que desapareciera el cometa Halley...
Y va este hombre y lo excomulga... "y desde entonces el cometa vaga perdido por el universo, afligido, con su alma condenada y las puertas del cielo cerradas eternamente..." jajajajaja
Javier, cuentas cosas tan curiosas y creencias históricas tan inverosímiles, que me maravillan. ¿Cómo podían creer todo eso?
También resulta paradógico que estos personajes de relevancia eclesiástica, fuesen en su mayoría tan promiscuos, cuando la castidad y la humildad deberían ser su enseña, ya que la proclaman y predican.
También es llamativo lo del uso de la magia como ayuda complementaria a la religión. Es como adorar a otras deidades en lugar de a un único y todopoderoso Dios del cielo.
¡Vamos un cúmulo de contradiciones!
PABLO
ResponderEliminarA mí esta familia me fascina, desde el primero (Calixto III) hasta el último.
Y el Alejandro VI es un prototipo de los de, como bien dices tú, darles de comer aparte.
ADELAIDA
ResponderEliminarYa ves, cuántos siglos han pasado y siguen pasando con mistificaciones que cualquier mente medianamente pensante no podría pasar, pero siempre se han pasado.
Cuanto más gordas sean las milongas que enseñan a los niños y luego estos niños a sus hijos, así durante centurias, más TRADICIÓN DE CREERLAS.
-!Dominus vobiscum!..!Et cum spiritu tuo!...!Agnus Dei qui tollis pecata mundi!...
ResponderEliminar!!!Plafff!!!...
-!Ay! !Ay!...!Que hostia ma endiñao!...¿Juspa, se pué sabelse a que viene este sopapo?...
-!Charne, joer, no tenemo bastante con la inmersione del catalan, el vacco y el gallego, pa que vengas tu ahora también con el latín!...
-!El sabés o ocupa lugás! !Que lo sepas!...
!Pué esa clase de cultura te la metes ande te quepa, so beato de cirio!...
-!La culpa es del Tella con sus posts religiosos, que me tiene absorbio con tanto cura y tanto Papa!...
-!Anda, sacristán!...!Si sois lo do igual!...!Unos curas frustraos!...
-!Nuncio bobis gaudun magnun...Habemus Papam!...
-!Eso é lo que tu y é, quisierais!...!So meapilas!...!Que se os ve el plumero!...
-!Ameeeeennnn!...
A mí también me fascina esta familia, tal vez porque no la entiendo.
ResponderEliminarEsta mezcla de "santidad" con actos bélicos, de castidad con promiscuidad,... me dejan con la boca abierta.
Y de lo que cuentas, no conocía nada, pero me parece un puntazo lo de traerse el obelisco y plantarle una cruz encima.
Un beso...y una pregunta ¿dónde estabas cuando escribieron mis libros de historia?
Dejando de lado las múltiples "virtudes" de la familia Borgia, no deja de llamar la atención la manía inquietante de la Iglesia Católica (y de otras también) de alejarse de las fuentes de las que bebieron y se amantaron las actuales creencias. Si uno se pone a leer la Biblia y la compara ya no con la Torá, sino con muchas de las religiones, creencias o supersticiones (que cada uno le llame como quiera) surgidas en la India, China, Egipto, y sobretodo en la antigua Mesopotamia se dará cuenta que con los años cada una de estas "religiones verdaderas" fue adaptando todo esto a su conveniencia.
ResponderEliminarEso si espero que Charne no me suelte una leche de como a Juspa. Yo por lo menos el infierno ya hace mucho que lo tengo ganado. si algún día llego a Papa, que tiemblen los cimientos del Vaticano.
Felicidades Tella, has cerrado el círculo.
ResponderEliminarJesús era extraterrestre, y nuestro amigo Borgia fue el que primero lo vio, sabía del origen "más allá de nuestras fronteras" de los egipcios y sus faraónicas construcciones y siendo el sumo pontífice le fue "revelada" la verdad.
Lejos de ser un capricho extraño "egiptianizar" (o egiptolizar) el vaticano, lo que hacía era aclarar el origen de nuestro señor.
Vive dios que los locos son incomprendidos en sus épocas si bien, más tarde, son puestos en el lugar que les corresponde.
El misterio del catolicismo ha sido descubierto, ya solo falta saber que se fumó el profeta y con que le dieron por los bajos para que se le fuese tanto la pinza y desenmascararemos a la segunda religión en importancia en este mundo tan extraño.
Estos Borgia eran unos cachondos (vale cualquier acepción del término)
CHARNEGUET
ResponderEliminarDile a JUSPA que ni tú ni yo tenemos "talante" de curánganos, pero que hablamos en el idioma que usabamos cuando fuimos Cardenales de la Curia =
Tempori cedere, id est necesitati parere, semper sapientis est habitum
(Ceder a las circunstancias (del tiempo o momento), o sea obedecer a la necesidad, es siempre costumbre del sabio)
Marcus Tullius Cicero
ELENA
ResponderEliminarLo de los OBELISCOS tiene su aquel. Si preguntas a un cura te dirá que repesentan las columnas de véte a sabar qué, pero sin tener puñetera ide del porqué las trajeron. Ya ves, por faraonizar al Papa.
JAVIER POL
ResponderEliminarYa que tú y yo tenemos asegurado el INFIERNO, podemos seguir desmitificando los desmitificable que nos caiga por la manos.
Tienes razón : a lo largos de los siglos, invención va e invención viene, los cardenales terminaron creando una religión que no se parece en nada a la judaica de la Tora, y mucho a la de los idolos que consagraban los emperadores.
ISRA
Ya ves. Estos Borgias o Borjas tan denigrados y de los que siempre se habla mal, quizá descubrieron el origen de su Iglesia, o al menos el de la que practicaban en el Vaticano.
El Profeta, el de la barbas y pederasta de niñas, llevaba un cargamento de amapolas convertido en cocaína cuando escribió el LIBRO.
El más cachondo de los Borgias era el Calixto III, y luego su sobrino Rodrigo o Alejandro III.
Los otros, el César y la Lucrecia no pasaban de ser unos Pepiños Blanco.
Pues sí..., un personaje histórico demasiado enjuiciado por su forma de actuar y aunque Roma respiró en el día de su fallecimiento, también se debe de reconocer, según Marqués de Lozoya (Historiador español), que con su mandato organizó un gobierno ordenado, con leyes justas y buena administración; que restauró la paz y fomentó la agricultura, la industria y el comercio y, además, pretendió lograr la creación de un Estado italiano unido y fuerte, libre de injerencias extranjeras.
ResponderEliminarPor cierto..., no eran tres hijos los de Alejandro VI...????.
Un cordial saludo "Tella"!!!.
Fascinante. No es extraño que si ese Borgia se consideraba descendiente de Osiris, su vida sexual fuese tan curiosa -por llamarla de alguna manera-, como la de los faraones que casaban con sus hermanas.
ResponderEliminarMi opinión es que el origen de las religiones más importantes que conocemos es común. Y por supuesto, extraterrestre. De ahí tantas cosas raras como carros de fuego bajados del cielo, apariciones de bellos mancebos resplandecientes, portadores de mensajes, "estrellas" que guian de día y de noche y se detienen cuando la caravana necesita reposar. Por no hablar de que cada civilización tiene su propio Noé con el Arca, aunque con otro nombre.
Con el paso de los siglos, cada civilización fue adecuando a su gusto e intereses personales -los de sus sacerdotes, claro, los primeros políticos de la Historia-, el mensaje original, desdoblándose en las diferentes religiones que se odian a muerte.
¿Que dónde están aquellos estraterrestres? Chico, hace siglos que se hartaron de tanta imbecilidad y se fueron a intentar sus experimentos por otros pagos, allá, en el Universo.
Un abrazo.
LOLA
ResponderEliminarEs muy posible que lo que dices sea así, aunque no tengo mucha idea respecto a sus organizaciones eclesiales.
Sí debió de tenertres hijos y uno murió casi niño. Los tres los estuvo con una señora que era una especie de ama de llaves de su domicilio de Cardenal, cosa muy normal en su época.
Y casi diría que en la actual también viven así más o menos los cardenales, con sus palacetes particulares.
LEONA
ResponderEliminarAparte de que los curas del Vaticano, en general viven como príncipes saudies, encima si se creen faraones no te digo nada la permisividad existente en sus costumbres.
Y estoy completamente de acuerdo con lo que dices sobre las religiones en general, y mi teoría es que en sí había una o dos religiones ORIGINALES (las mesopotámicas con su Mitra, copiado de los hindués) y todas la demás, incluída la Judia, musulmana y cristiana son una derivación y adaptación de aquellas a las mentalidades de cada zona geográfica.
Los dioses aquellos que se aparecian a los hombres buenos y elegidos tenian la común característica de que eran DIOSES COLÉRICOS. El judio arrasó a fuego las ciudades hebreas de Sodoma y Gomorra, quiso que un profeta asesinara a su hijo, ordenó el Diluvio para que murieran todos, y en ese plan.
Los dioses hindues aún eran y son peores, pues exigen sacrifios humanos. Y los aztecas exigian arrancar el corazón en vivo todos los días a un montón de mozalbetes.
Hola otra vez!!!.
ResponderEliminarPues por lo que leí, éste pontícife tuvo tres hijos, César, Lucrecia y Luis, éste último asesinado por el otro (César) a consecuencia de los celos que sentía por él, pues ambos junto con el padre, convivían y mantenían relaciones sexuales con la hija (Lucrecia).
Una vida demasiado "interesnate"..., demasiado "intensa"!!!.
Saludos!!.
¡Jolines Lola! Acabas de dejar chico a Falcon Crest. jajajaja
ResponderEliminarLOLA
ResponderEliminarAhora que lo citas tengo idea haber leído, alguna vez, esa versión del asesinato de su hermano por César.
Y también me suena que el asesinado era muy joven.
Felicidades Javier creo que hoy es tu Santo. En mi blog hay unos cuantos, parece que me persiguen, en serio me encanta ese nombre, tengo un hijo que se llama Gabriel en honor a su abuelo paterno, me gustaba más Javier, pero...
ResponderEliminarComo siempre hoy te has lucido, una familia digna de estudio y debate. Abrazos
PASION
ResponderEliminarMUCHÍSIMAS GRACIAS POR LA FELICITACIÓN. También en el día de hoy,nací hace un montón de años.
Respecto al nombre Javier, que dices te gusta, te cuento que el nombre del santo era Francisco JASSO, y que pertencía a la pequeña nobleza y nació en el castillo familiar de JAVIER. Pasando luego en la Historia a ser Francisco de JAVIER.
Lo mismo sucede con San Ignacio que se llamaba IÑIGO LOPEZ y era noble de la Casa de Loyola.
Al hacerse sacerdote le exigieron cambiar de nombre, era costumbre, y elegiera el nombre de un santo. Y eligió el de San Ignacio de Antioquía y pasó a llamarse Ignacio de Loyola, de forma que Ignacio e IÑIGO son dos nombres que nada tienen que ver el uno con el otro.
Un cariñoso saludo
Muchas FELICIDADES y, que CUMPLAS MUCHOS MÁS!!!!!.
ResponderEliminarUn fuerte beso, "Tella"!!.