10 octubre 2009

General Pavia y Tejero : Nada que ver uno con el otro

Hay dos personajes golpistas que los progres acostumbran a confundir y el uno no tiene nada que ver con el otro, salvo en los modos de los subalternos de los dos, porque Pavia ganó y entregó el Gobierno a los políticos, y el otro perdió y quiso ser Franco II.

Esta es la historia que cuenta Vilches sobre el General Pavia.

Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque era un gaditano del año 1827. Ingresó en la Academia de Artillería en plena regencia del general Espartero, en 1841. En la revolución de 1854 se mantuvo en segundo plano. Vivió el declive de Isabel II a la sombra de Prim, al que siguió en su periplo revolucionario a partir de 1866. Tras el éxito de 1868, Pavía se adhirió al partido radical, y en él continuó cuando murió Prim y la formación pasó a manos de Ruiz Zorrilla y Cristino Martos. No defendió a Amadeo de Saboya en 1873 (nadie lo hizo), sino que apoyó la solución republicana.

El ascenso al poder de los federales le dejó sin destino; y es que no le perdonaban que hubiera sofocado la insurrección federalista de Madrid, en diciembre de 1872.

De ese impasse salió en julio de 1873, cuando fue nombrado capitán general de Andalucía y Extremadura. Sofocó la rebelión de los cantones de Córdoba, Sevilla, Jerez de la Frontera y Cádiz, lo que llevó al presidente Salmerón a decir: "¡Ya tenemos ejército!". El presidente Castelar le encargó en septiembre la Capitanía General de Castilla la Nueva, la de Madrid, con el objeto de tener en la capital un general que respetara la ley.

Pavía se entrevistó con el jefe del ejecutivo el 24 de diciembre: le preocupaba el advenimiento de un gobierno federal que desarmara al Estado, lo que daría alas al cantonalismo y al carlismo en guerra. Pavía le pidió que prolongará la suspensión de las Cortes, su interlocutor se negó... y entonces aquél decidió dar el golpe.

Informó a los capitanes generales del Norte, el Centro y Cataluña, así como a los jefes de los partidos constitucional y radical: si Castelar caía y se formaba un ejecutivo federal, daría un golpe de estado. Entonces, dijo, les llamaría para formar un "gobierno nacional", en el que él no intervendría.

En la sesión del 2 al 3 de enero se produjo la derrota parlamentaria de Castelar. En el gabinete de la Presidencia se reunieron Salmerón, Pi y Margall, Figueras, Guisasola y Rispa, para decidir quién sería el presidente de la República. Tras una negociación escalofriante, se decidieron por Eduardo Palanca, quien, avisado de esta posibilidad, había hecho las maletas para huir a Málaga. Le encontraron en la estación del Mediodía, y casi a rastras le llevaron a las Cortes.

La votación se inició a las siete menos cinco de la mañana del 3 de enero. El genera Pavía había sido informado de lo ocurrido, y fue con la tropa a las Cortes desde el Paseo del Prado.

Colocó un par de cañones, sin carga, en las bocacalles que daban a la Puerta del Sol, y mandó a dos de sus ayudantes a que ordenaran a Salmerón que los diputados abandonaran el Palacio.

Les acompañó el coronel Iglesias, del XIV Tercio de la Guardia Civil, el mismo que custodiaba el edificio. El ayudante se presentó a Salmerón, presidente de la asamblea, y le dijo que tenía cinco minutos para desalojar.

Pasado el tiempo, los Cazadores del Regimiento de Mérida, jovencísimos soldados de reemplazo dirigidos por el comandante Mesa, entraron en el salón. Al ver a la muchachada, los diputados que aún quedaban se envalentonaron y les echaron.

El coronel Iglesias, que estaba en el edificio, presenció la retirada de la tropa; tomó unos cuantos guardias, disparó unos tiros en el pasillo... y sólo unos pocos diputados quedaron en el hemiciclo, entre ellos Salmerón y Castelar. Estos le dijeron a Iglesias que Castelar seguía siendo presidente, a lo cual replicó: "Ya es tarde".


El coronel Iglesias cumplió la orden. No hizo falta caballo alguno. Pavía contempló desde el exterior cómo salían los diputados. Nadie les increpó o detuvo. "Muchos de los que habían jurado morir en sus puestos –confesaba el salmeroniano Flores García– recogieron sus prendas de abrigo en el guardarropa y ganaron, cabizbajos y silenciosos, la calle de Floridablanca".

Pavía se encontró de repente con la posibilidad de convertirse en dictador. Sin embargo, mandó llamar a los jefes de los partidos, como Serrano y Sagasta, y depuso la autoridad en sus manos.

No aceptó ni siquiera el ministerio que le ofrecieron. Fue felicitado por los embajadores, y se convirtió en un hombre muy popular en Madrid. De hecho, no sólo era vitoreado cuando paseaba por la calle, sino que en las elecciones de enero de 1876 obtuvo 2.966 votos de los 3.054 posibles en el distrito centro de Madrid.

Una mañana de enero de 1895, su criado le encontró tirado en el suelo de su habitación. Pavía había muerto.

Esta es la historia del uno y la del otro la saben todos. Con Tejero había también un teniente que disparó al aire en las Cortes. Pero Tejero aspiraba a poner al General Armada de Jefe de Gobierno, con ministros socialistas de Felipe Gonzalez y varios milicos como Milans Bosh. Y Milan del Bosh tenía una sombra detrás que le amparaba, y que se la fastidió el Tejero con su cutrez, y la TV con su cámara fija, obligando a la "sombra" a dar marcha atrás.

Tellagorri





6 comentarios:

  1. Tan típico de la izquierda con su universo paralelo. Una vida ejemplar,admirable y destacable comparada con la de un chusquero manipulado por los antisistema de siempre.

    Para ellos no fue más que un amigo de la reina que dio un golpe de estado para cargarse la primera república, así, sin mas explicación, estigmatizado por la propaganda.

    Pobres socialistas, siempre que hacen algo bueno (las porquerías de la 1ª y 2ª república) vienen los militares malos y lo estropean

    Tellagorri, gracias, el café esta mañana me ha sabido a gloria con esta "pequeña" historia.

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  2. Me alegra muchísimo que conozcas a este personaje, del que nos han enseñado que un Tejero cualquiera.

    Cuando las realidades se exponen tal cual, se imponen siempre a las mistificaciones.

    Que te haya ido bien con tu cafelito matutino.

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  3. Muchas veces, escuchamos relatos y comparaciones sin ser capaces (hablo por mi) de consultar la veracidad de cuanto nos dicen.

    Muy interesante lo que nos cuentas hoy y efectivamente nada que ver, una acción con otra

    Saludos.

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  4. FERNANDO

    Es frecuente que si oyes repetidamente algo por TV, Radio y Prensa sobre concretos personajes que nunca te han llamdo la atención, termines convencido de que el tipo al que se refieren era una especie de asesino en serie.
    Ese es el sistema utilizado siempre por la izquierda para denostar o mitificar a gentío que ni era nada parecido a lo que cuentan, ni sirve para comparaciones.
    Aquí recuerdo hoy a Pavia, pero en otros sitios desmitifico a COMPANYS o a RIGOBERTA MENCHU o a KENNEDY.

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  5. Suscribo el comentario de Isra:la izquierda crea sus propias entelequias, mete a todos en el mismo saco en una simplificación logsiana, y no diferencia entre un chusquero cabeza de turco de intereses más procelosos y un personaje de una entereza moral,de una ejemplaridad fuera de toda duda.

    Saludos.

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  6. Sí, Doña Natalia. El cimentario de ISRA compendia todo lo que habría que decir al respecto.

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