11 septiembre 2009

EUROPA en los años 800 : ojeada breve

A propósito de lo que algunos comentaristas de este Blog recalcan la referencia a la caída de Roma en poder de los bárbaros, hecho que puede volver con la invasión islámica, me permito un brevísimo repaso a cómo quedó Europa tras la invasión de los visigodos y ostrogodos, suevos y alanos. Los vándalos se fueron y quedaron en el norte de Africa.

A pesar de las fracturas y la reorganización que causaron los nuevos invasores, la identidad europea no se disolvió. Por el contrario, los mismos factores culturales que habían llevado a la formación de los reinos bárbaros (la síntesis de grupos romanos, cristianos y nómadas) contribuyeron a la construcción de una identidad europea compartida.

El modelo de relaciones sociales germano-cristianas en la primera edad media estaba basado en el concepto de familia. Los lazos personales y jerárquicos de lealtad y protección, como los del los antiguos caudillos germanos y sus huestes, organizaban la familia altomedieval alrededor de un señor, su esposa, otros parientes, vasallos y criados.

Del mismo modo, desde una perspectiva cristiana, Cristo era el Señor con el creyente como vasallo, leal a la comunidad religiosa. En teoría, existía una estratificación múltiple y armoniosa: los que luchaban (la aristocracia guerrera), los que rezaban (el clero) y los que trabajaban (el campesinado).

Al igual que Dios reinaba sobre varias categorías de ángeles, la nobleza se organizaba en relaciones de vasallaje, con el rey en la cúspide inmediatamente debajo de Dios.

En la base estaba el campesinado, trabajando las tierras señoriales. Los monasterios encarnaban el entorno religioso ideal, en teoría sin diferencias de rango. La Iglesia, en cambio, tenía una jerarquía formada por el papa, los obispos y los sacerdotes que representaban la autoridad de Dios en el mundo. Y era inapelable la autoridad de estos curas.

Sin embargo, en realidad la identidad local y los lazos personales eran más fuertes. Los aristócratas competían entre sí y a menudo chocaban con la autoridad real. Los obispos, abades y abadesas, pertenecientes a la nobleza propietaria, administraban grandes latifundios y mantenía vínculos más estrechos con los nobles locales que con el distante papado, y con el campesinado al que consideraban servidor de ellos.

El típico cura rural, a menudo casado, era en general escasamente más letrado que sus feligreses campesinos y, como ellos, prestaba servicio, al señor feudal que le pagaba el sueldo.

Estas comunidades autosuficientes (un monasterio, el cabildo catedralicio de un obispo, un señorío laico, una corte real) funcionaban como una familia extendida, organizada en función del rango de cada uno y unida por la lealtad y obediencia al jefe de la comunidad.




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Los textos bíblicos y los comentarios clásicos, tanto en latín como en lengua vernácula, se decoraban con motivos geométricos muy elaborados, así como con entrelazados vegetales y cabezas de animales.

Carlomagno atrajo a su corte al northumbrio Alcuino de York para que revitalizara la educación y la cultura carolingias. Para llevar a cabo esta misión, ALCUINO editó una cuidada versión de la Biblia e inventó una caligrafía muy legible, la minúscula carolina, que se convirtió en la base de la moderna tipografía.

Para que la cultura fuera más accesible, el rey Alfredo animó a que se escribiera en anglosajón además de en latín. El resultado fue un rico legado de traducciones bíblicas, sermones, hagiografías y poemas.

Entre la protección regia en la corte, las escuelas eclesiásticas y los scriptoria monásticos, la literatura y el saber cristiano-romano se preservaron a lo largo de la primera edad media, pero para uso exclusivo de freires y clérigos de rango.

El filósofo del siglo IX  Juan ESCOTO Eriúgena, un irlandés miembro de la corte Carolingia que sabía griego y latín, resucitó la filosofía neoplatónica.

En Germania, durante los reinados de Otón II y Otón III, el cortesano GERBERTO de AURILLAC (futuro papa Silvestre II), dio a conocer la ciencia hispanomusulmana, mientras que la culta monja benedictina Hrosvitha de Gandersheim escribió poemas y obras de teatro imitando el estilo clásico grecorromano.

Antiguos cánticos y oraciones cristianas activaban las propiedades medicinales de las hierbas. El folclore germano se mezclo con la cosmología cristiana de mil maneras para producir una manera de vivir jerarquizada y sometida, siempre, a nobles y clérigos.

Pero nunca se permitió el conocimiento público de lo escrito por los sabios griegos y que lo habían recogido los árabes y turcos, además de los judíos, sobre Medicina, Geometría, Aritmética, Alquimia o forma de mezclar productos para la pintura y la escultura, y que se conservaban en Istambul, Damasco y Alejandría.

Cientos de judios sefardies y moriscos destacaron en Medicina, Astrología, Matemáticas y otras ciencias, siendo mencionables Abdallah Al Abbas, Mosés Ibn Bakhari, Al Mundhir, Ali Al Zaidani, Simeon Ben Israel, Jaime de Tudela, Salomón Ben Asaya, Al-Abduk, Avicena, Averroes, etc. etc., y cuyos manuscritos de ciencia terminaron refugiándose en Amsterdam.

Tellagorri





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5 comentarios:

  1. Como bien apuntas en el esta genial entrada, la identidad de Europa no se disolvió, pero también es verdad que el "modo de vida" romano tuvo que perecer para salvar dicha identidad. No se si me explico. La Europa del año 800, en pleno renacimiento Carolingio, estaba empezando a salir de una profunda crisis no sólo material sino en cierto modo "psicológica": Roma era un estado omnipresente; acueductos, calzadas, basílicas, termas, todo recordaba el poder de la "Pax romana". Sin embargo, los bárbaros, a pesar de querer aprehenderse del modo de vida romano, no dejaron títere con cabeza y la destrucción o abandono de las ciudades e infraestructuras romanas, fue algo más duro que el simple cambio de autoridad que a efectos prácticos suponía los mismos impuestos para otras manos. Los visigodos, francos, vándalos, eran unas élites dominantes con sus costumbres propias que casi despreciaban a los habitantes romanos de los territorios que gobernaban (a esto hay que unir las tensiones religiosas entre un amplio abanico de tribus paganas o arrianas y una población autóctona católica sometida a veces a graves disturbios por la aparición de alguna herejía).

    Tal vez esté defendiendo tesis demasiado decadentistas, supongo que estoy muy apegado a Edward Gibbon y que las recientes declaraciones del primer ministro australiano me han recordado a esos "diez mil bajeles" con los Gibbon pretendía trasladar al Nuevo Mundo la cultura y población de Europa ante una posible amenaza bárbara que él cifraba en la todavía desconocida Asia Central una vez demostrado el languideciente poderío del Imperio Otomano.

    Un saludo.

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  2. EXCEPCIONAL comentario, Pablo. Lo suscribo íntegro.
    Efectivamente, se mantuvo la identidad pero se ocultó y destruyó toda la cultura greco-latino y sus costumbres multireligiosas, para pasar a una dictadura absoluta de señores feudales con y sin hábitos y decretando todo en nombre y representación de DÍOS.
    Muchas gracias por tu fenomenal comentario.

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  3. Mi estimado Javi:

    Desde hoy puedes ver diariamente mis vídeos casi telegráficos (2 minutos de máxima duración) en MINUTO DIGITAL
    http://www.minutodigital.com/

    Un abrazo.

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  4. Felicitaciones, JOSÉ LUIS, por publicar tus videos en MINUTO DIGITAL.
    Ya los visionaré.
    Un abrazo

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  5. ¿Identidad europea? Curiosa interpretación contemporánea, muy propia de abertzales. Si acaso identidad cristiana y/o romana.

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