A la vista de lo que cuenta, uno tiene a veces la impresión (y si se deja llevar puede acabar creyéndoselo) de que antes de la democracia los españoles éramos como una de esas tribus que permanecen encapsuladas y ajenas a los avances de la civilización en sus costumbres de la Edad de Piedra. Con una diferencia importante: mientras que la presentación de una tribu de ese tipo hoy se haría, siguiendo el canon de la corrección política en su vertiente multiculturalista, entre exclamaciones admirativas y con un respecto reverencial, la mirada que se dirige hacia la sociedad española predemocrática está cargada de menosprecio.
Según se desprende de un abundante material periodístico partidista, la España inmediatamente anterior a la Transición seguía siendo un universo cerrado, atrasado, pacato, retrógrado y adocenado; un páramo cultural e intelectual completamente aislado de las corrientes del momento, tal como, según el discutido cliché, lo fue durante todo el franquismo.
Sin embargo, en los 60 y 70 hubo una eclosión de actividades e iniciativas, siempre al margen y casi siempre en contra del régimen y del Poder, de la que ya no volveríamos a ser testigos nunca.
Además de una producción artística y literaria de primer orden. Así lo guardábamos algunos en la memoria, y que no llamamos "histórica" sino "personal".
Y el caso es que ahora toda aquella efervescencia creativa que precedió a la Transición está siendo borrada de los archivos para ser sustituida por el gris uniforme que Zapatero, gran repetidor de lugares comunes, mencionaba en su artículo.
Los montajes tipo antes-y-después difícilmente son creíbles, y éste aún menos que otros. Una metamorfosis tan rápida puede hacerse, y sólo hasta cierto punto, en la peluquería o en el quirófano, pero un cambio de régimen político no es capaz de trastocar en poco tiempo los modos de pensar y vivir de millones de individuos.
Si antes de la Transición no había en España nada que valiera la pena, si el país dormitaba en el anacronismo y estaba empantanado en el atraso, es impensable que saliera de la nebulosa gris en un abrir y cerrar de ojos. Y no ocurrió esa anomalía. Lo sustancial del cambio que algunos atribuyen al advenimiento de la democracia ya se había producido antes.
Si la Transición tuvo lugar fue porque esa transformación la hizo posible... e inevitable.
Que la sociedad española evolucionó bajo el franquismo era un dato que no solía discutirse. Estudios sociológicos como los realizados por Amando de Miguel pusieron de manifiesto que habían surgido entre los españoles unas ansias de libertad que el corsé de la dictadura se mostraba incapaz de sujetar. Ese cambio tuvo lugar al calor de la mayor prosperidad económica, de la aparición de una amplia clase media, del acceso masivo a la enseñanza y en particular a la universidad, que se constituiría en uno de los centros de contestación más activos.
De manera que la tesis es que España cambió de la noche a la mañana. Y suele ir acompañada de una coletilla: que existía, antes del cambio, una fuerte oposición a la dictadura.
Es curioso que los actuales dirigentes del PSOE se hayan abonado a esta idea, cuando su partido estuvo prácticamente ausente (con conocidas y localizadas excepciones) de la actividad política contra el franquismo: los "cuarenta años de vacaciones", que se decía con recochineo.
Lo cierto es que no lo era. España no se acostó un día anticuada, ignorante y hecha un erial y se levantó al siguiente moderna y puestísima. Ni la democracia, ni Felipe González ni Tierno Galván hicieron milagros. Es más, contra lo que dice la leyenda en boga, y se deduce del artículo de Zapatero, el desembarco del PSOE en el poder no supuso un renacimiento vital, cultural e intelectual.
Nos acercaremos más a la realidad desde otra hipótesis: que en los 80, que vieron el triunfo socialista, se agotaron las energías creativas de los años anteriores. No fue el principio, sino el final.
Los socialistas salpimentaron sus primeros años de gobierno con un carrusel de fiestas, verbenas, conciertos y otras actividades de ese corte, todas ellas pagadas por el Erario.
Cuando el Gobierno organiza los festejos y subvenciona la cultura, mal asunto. Malo por muchas razones, y finalmente porque usurpa y anula la capacidad de iniciativa de la sociedad civil.
La movida madrileña y otras del mismo estilo en varias ciudades se organizaron, por así decir, en torno a las actuaciones de los grupos de pop y rock. Pues bien, la celebración de conciertos subvencionados, con entradas gratuitas o casi, que entonces se instalaría para siempre como renglón indispensable de la actuación de los gobiernos autonómicos y locales, tendría un efecto demoledor sobre los locales privados que ofrecían música en directo, los mismos en los que se divertía y desarrollaba lo que ZP llama la "vanguardia estética".
El cliché de la España gris y paleta puede encontrarse prácticamente cualquier día en cualquier medio de comunicación que se refiera a la época ominosa. Esa campaña encubre el intento de instrumentalizar políticamente la historia a fin de legitimar unas opciones políticas –las de izquierda– y deslegitimar otras –las de derechas–.
Para hacerlo se ha practicado la distorsión, la selección, la simplificación y la falsificación. Y se ha hecho con un éxito parcial. Es decir, logrando que una parte de la población tome por verdadero ese guión de buenos y malos. Y en esa parte figuran, sea por inclinaciones políticas, por ignorancia o por la comodidad de repetir el lugar común, muchos de los que escriben y trabajan en ese medio.
Las recetas o clichés sobre la Guerra Civil, el franquismo o la República se han tragado con la facilidad con que se engulle una papilla sin grumos, y metabolizado de tal forma que ya de forma natural se constituyen en anteojeras a través de las cuales se ve todo el pasado.
Por eso este fenómeno que comento puede considerarse un efecto colateral de la reescritura acometida con intenciones políticas. Las redes de la memoria histórica lanzadas para atrapar la memoria colectiva, y por ende la identidad colectiva, no están operando únicamente en las aguas de los sucesos traumáticos ni de los acontecimientos políticos, sino que se han extendido para atrapar en ellas toda la España anterior a la democracia, y hasta más allá.
Nos encontramos así con que al mismo tiempo que se revaloriza, desde las tribunas políticas y los medios, la época de la II República, haciéndola pasar por compendio de todas las virtudes, epítome del progreso y la modernidad y criadero de las vanguardias literarias y artísticas, se difunde una visión denigratoria de los años que, en cualquier perspectiva razonable, han de considerarse los fundacionales de la democracia española.
Basta con comparar la calidad de los escritores que en los 60 y 70 se dedicaban a la Literatura con la de los actuales. Aquellos debieran de ser todos premios Nobel en comparación con los actuales. Me estoy acordando por ejemplo de Cela, Pemán, Sender, Miguel Delibes, Umbral, Vazquez Figueroa, Vazquez Montalban, José Luis Olaizola, Salisachs, Vallejo Nájera, Carlos Rojas, Eslava Galán, Dámaso Alonso, Dionisio Ridruejo, José de Arteche y mil más.
Tellagorri
leyendas,psoe
Cuanta razón tienes Tellagorri, pero ya sabes que en cuanto al tema propagandístico la izquierda se lo lleva de calle y te hace creer que algo negro como un tizón es más blanco que la leche.
ResponderEliminarSólo así se explica que un partido inexistente durante el franquismo, golpista y guerracivilista en sus orígenes haya quedado como el artífice de nuestra actual democracia.
Y lo más sorprendente es que la historia la han escrito los "vencidos".
Aunque por mucho que intenten maquillar la realidad una cosa está clara, la transición la hizo el franquismo, jefe de estado franquista (y si Juan Carlos no lo era yo soy monja) jefe de gobierno franquista, cortes franquistas... que se "dilató" en el tiempo es cierto, pero ya sabemos que esos regímenes son personalistas, casi parece que sin el líder no se sostiene.
Y hay un dato que debe escocerles especialmente, el dictador murió de viejo y en la cama, y hasta que no estaba muerto y enterrado no se movió nadie, eso sí, en sus CV abundan las referencias a la lucha antifranquista (sería en las cafeterías de las facultades acompañados de una cervecitas).
Música, literatura, cine... si la de hace 30/40 años no era mejor que la pseudocultura que sufrimos hoy día que venga dios y lo vea.
adenda - me hace muchísima gracia un dato que certifica la fiereza y el valor en la lucha antifranquista y que añade un plus democrático no al que certifica sino simplemente aporta el dato, CORRER DELANTE DE LOS "GRISES", ¿y por qué me hace gracia?, pues porque no me salen las cuentas. Había tanta gente corriendo delante que su número podría fácilmente quintuplicar el de los efectivos de la policía, entonces no me explico como no eran los grises los que salían corriendo despavoridos a sus casas.
Soy de su opinión, Tellagorri, de que la cultura subvencionada sin un mecenas exigente acaba dando resultados de muy dudosa calidad. Hace unos años asistí a un curso de música clásica contemporánea y muchos de los ponentes (figuras de primer nivel a escala mundial y nacional) se quejaban de que desde los años 80 no se había innovado y que la mayoría de los compositores vivían a sueldo del Estado ensimismados en partituras estructuralistas en las que importaba más el proceso teórico-reflexivo que el resultado en sí. Creo que esto se puede extender a otras manifestaciones culturales.
ResponderEliminarAparte de eso habría que hacer la distinción entre Cultura y Ocio y no unir ambas. Ese es otro prejuicio que nos ha entrado a sangre y fuego en los últimos años y que también acaba causando empobrecimiento cultural. Nunca he visto justo que se metan en el mismo saco "intelectual" a actores/actrices con escritores o académicos.
Y ya por último, el ensalzamiento de una segunda república que casi nadie hoy vivo conoció lo suficiente como para haber tenido uso de razón en aquella época. Aparte que la mayoría vivían en campos y pueblos que raramente pudieron conocer de forma directa sus "ventajas". Y al respecto de "correr delante de los grises" recuerdo que tenía un compañero en la universidad que presumía de las veces que su padre había corrido delante de los grises, habida cuenta que su padre había sido desde pequeño un señor muy muy grandote y fuertote que difícilmente hubiera mantenido una grácil huida.
Un saludo
ISRA
ResponderEliminarLo de "correr delante de los grises" es una fantasmada absolutamente falsa en el 98% de los que lo dicen.
Cuando la Universidad comenzó a organizar manifas, salian (saliamos) todos (maricón el último)y a los 5 minutos aparecian unos 20 grises a pie y cuatro a caballo.
En menos de 15 segundos, y cuando aún no había pasado absolutamente nada, todos salian disparados en 100 direcciones opuestas a los grises (que solian estar muy tranquilos y quietos esperando)y solian quedar una veintena a hecerles frente.
Eran, siempre, los estudiantes comunistas. Entonces los grises avanzaban porra en alto y los "valientes" comenzaban también a correr.
Los de a caballo los seguían (desde sus alturas dominaban el panorama) e iban tras ellos. Cada cual de los huyentes se metía en una bocacalle diferente en su huída, y allí les esperaban otros grises.
Cogían a 10 o 12 y se los llevaban a Comisaría en donde les daban una mano de fostias.
Como en cada casi todas las manifas los que no huian desde el principio siempre eran los mismos (la veintena de comunistas que le echaban huevos), ya para los grises el tema era como ir a tomar un pincho de tortilla.
Por otro lado, las Universidades en las que esto sucedía solían ser pocas : Madrid, Barcelona, Salamanca y Sevilla. En las demás no se movía ni el asiento del Rector o del Decano.
En las fábricas jamás salían de manifa porque cada quién se arriesgaba a perder el empleo. Marcelino Camacho (jefe de Comisiones Obreras) pasó casi todo el franquismo encerrado en la cárcel y sus huestes conspiraban en pisos.
Nicolás Redondo (jefe de UGT) estaba en las mismas, y los sociatas miraban a Poniente.
Felipe y Alfonso Guerra creían que eran Fouché en persona organizando conspiraciones de organización del Psoe, y luego se ha sabido que Carrero Blanco (Vice de Franco) controlaba cada paso que daban y les ayudaban en sus clandestinidades porque a quien querían cargarse los de Franco era a los sociatas exiliados que vivian en París y en Toulouse, y que eran más viejos que el propio Franco.
Los únicos que movian ficha clandestina eran los curas vascos adoctrinando en el nacionalismo a los parroquianos, porque la Santa Sede ( o la puta que los parió) comunicaba, a través del Nuncio, a Franco que a "esos ni tocarlos".
Ya en los años 70 los manifestantes solían ser hijos de jerifaltes franquistas y todo quedaba en casa.
Hablar de "grises" y de "heroicidades" antifranquistas es como decir que Caperucita llevaba una pistola para matar al lobo, en su cestita.
PABLO
Has dado en el clavo al avisar que éstos son muy aficionados a mezclar CULTURA y OCIO y confundir o hacer aparecer a los titiriteros como Ramoncín y Bossé como "intelectuales".
Qué dirían los Ortega, Marañon, Unamuno, etc. si se les equiparara con estos chiquilicuatres de la nada.
La izquierda es especialista en manipular la Historia según convenga a sus intereses, y darle el sesgo que consideren oportuno a cad momento.
ResponderEliminarLo de la "movida madrileña" que Tierno se apropio como consecuencia del impulso político,era un movimiento urbanita y ajeno a cualquier intromisión.
En aquellos años,Barcelona que ya estaba bajo dominio nacionalista de CiU había dejado de ser aquella ciudad cosmopolita y abierta, para transformarse en un "ghetto" de obligado cumpliento pancatalanista.
Amén de ésto, mezcalar cultura y ocio, es algo que produce urticaria a cualquier mente medianamente formada:comparara al Rey del Pollo Frito con Cela, y embolsarlos en el mismo nicho, da idea de lo que la progresía entiende por cultura.
Y si no, que se lo pregunten a Almódovar, pope de lo hortera,del mal gusto y del pesebre.
Magnífico comentario, NATALIA. Descriptiva a tope la linea de Almódovar, pope de lo hortera,del mal gusto y del pesebre.
ResponderEliminarMagnifica la respuesta a Isra y contundente Natalia.
ResponderEliminarSiempre aprendiendo de ti .
P.D.:me acuerdo que tendria 10 años cuando mataron un paisano en Tenerife ,en la puerta de la Universidad,esa noche veniamos a casa y te aseguro que La laguna era una ciudad en " toque de queda ",no olvido los pelotazos de goma tras dejarnos pasar para ir a casa de los mismos grises.
Hola TELLAGORRI ¿puedo pasar?, muchas gracias.
ResponderEliminarLlevo unos meses leyendo su blog y me gusta lo que escribe, es todo tan cierto.
En Sevilla se produjeron manifestaciones, yo era muy jovencita, un día en el centro de la ciudad me metieron en una, pero sin querer.
A Tierno Galván lo recuerdan los socialistas por lo bueno que era, fue el impulsor de "las botellonas en la calle". En la actualidad también lo "recordamos", por no decir otra barbaridad.
Un saludo
PASION
ResponderEliminarEstás en tu casa y puedes comentar cunato desees y contra quien quieras, incluyendome a mí.
No te recomiendo que te encuentres en medio de una manifa montada por batasunos (que en verano son diarias) porque ahí queman autobuses, contenedores, cajeros automáticos y bajos comerciales.
Un muy cordial saludo
Genial lo de la manifa delante de los grises. Mi padre, por una concatenación de circunstancias, acabó de delegado de facultad in iilo tempore. Cuando aparecieron los grises, fue él mismo el que dijo lo de "se disuelve la cosa", que era lo que estaba deseando oir todo el mundo. Como dijo Quevedo "FUESEN Y NO HUBO NADA". Mi padre cuenta que saltó por encima de un seiscentos. Pero que le cubre de gloria es la disolución asamblearia.
ResponderEliminarMil saludos.