25 abril 2009

SOMALIA : ¿Pirateo perpetuo?


Se ha multiplicado el número de secuestros de barcos en las últimas semanas en el Golfo de Adén. Desde enero hasta el 10 de abril han sido atacados en la zona 66 buques comerciales, veinticinco más que en 2007 y el doble que en el mismo periodo de 2008, año en el que fueron asaltados 111.

La primera lección es la limitada eficacia de los buques de guerra que patrullan la zona, cuyo número (de la OTAN, de la UE y de todas las grandes potencias) no ha dejado de aumentar desde el otoño.

Prueba de ello es que cuatro piratas en un bote salvavidas con motor han tenido en jaque durante cinco días a tres buques de guerra estadounidenses. Los piratas creían que, manteniendo como rehén al capitán del Maersk Alabama, Richard Phillips, secuestrado el 9 de abril, estaban a salvo. Se volvieron a equivocar.

Los secuestradores de Phillips empezaron pidiendo por él dos millones de dólares, pero el sábado un portavoz de los negociadores somalíes dijo que los contactos se habían roto porque los EE.UU., además de negarse a pagar rescate, exigían la detención de los piratas para ser juzgados.

Los negociadores, identificados por el New York Times como "un grupo de ancianos de Gara’ad", la ciudad portuaria somalí de la que, al parecer, proceden los piratas, probablemente no tenían autoridad ni medios para garantizar la detención y procesamiento de los secuestradores.

Phillips, liberado sano y salvo el domingo por fuerzas especiales estadounidenses, era sólo uno de los más de doscientos rehenes en poder de los llamados piratas somalíes, que se parecen poco o nada a los corsarios que asolaron las principales rutas marítimas en los siglos XVII y XVIII.

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El Golfo de Adén, por donde circulan diariamente entre 70 y 80 buques comerciales, fue una zona segura hasta finales de los 90. La guerra civil, el caos y la ausencia de control alguno en Somalia a partir del 91 fueron aprovechados por flotas extranjeras para esquilmar los bancos de pesca somalíes y utilizar sus costas como vertedero de toda clase de productos tóxicos.

Para defenderse, los pesqueros de Somalia, país sin estado ni fuerza naval que los protegiera, se armaron y empezaron a atacar a los pesqueros extranjeros. Al comprobar lo fácil que era hacerse con buques desarmados y la impunidad con la que se podía cobrar recompensa por los barcos capturados, los principales señores de la guerra somalíes intervinieron.

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Hoy cuentan con unos 1.500 piratas, quince veces más que hace seis o siete años, y están organizados en cinco grupos (los cinco clanes más poderosos de las regiones costeras), cada vez mejor armados gracias a los rescates que cobran por sus presas.

Según un informe del comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes estadounidense, presentado en febrero, en 2008 los piratas obtuvieron unos 30 millones de dólares por los 42 busques capturados. Otros elevan esa cantidad a 80 millones.

Es difícil comprobar la cifra porque muy pocas victimas reconocen el pago de rescate, aunque en el informe se calcula entre 1 y 2 millones de dólares la cantidad pagada por cada barco liberado. Los piratas se quedan sólo con un 30%, un 20% se invierte en armas, munición, radares y combustible para nuevos ataques, y el resto se lo quedan los señores de dentro y de fuera del país para quienes trabajan.

Salvo que se demuestre otra cosa, no hay pruebas que los conecten con el terrorismo internacional, no han matado nunca y se mueven exclusivamente por el dinero.

Es evidente que reforzar las medidas de vigilancia y militarizar la zona no es suficiente. Seguir pagando rescates, mucho menos. Armar a las tripulaciones supone demasiado riesgo. Asaltar los puertos de los que parten los piratas y bombardear sus infraestructuras es muy difícil sin información precisa y apoyo local, pero sin una acción firme y eficaz en tierra los piratas somalíes no desaparecerán.

La idea de convoyes con protección está bien sobre el papel, pero un buque parado, esperando a que se forme un convoy, en alta mar es mucho más vulnerable que un buque en movimiento.

Sólo la estabilización de Somalia, la recuperación de un estado de derecho en tierra, garantizaría plenamente la recuperación de la legalidad en sus costas.
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1 comentario:

  1. Lo describes con precisión.
    La solución parece sencilla, pero queda claro que no es así.
    Observando el contexto internacional, salvo la extrema precisión de los tiradores de élite que se bajaron a los secuestradores, nada demasiado profundo y concreto de parte de los interesados.
    De igual modo.
    Todo conduce a un sólo camino.
    Acciones de retaliación.
    Pero quién lo podría hacer???.
    USA?? Gran Bretaña?? Una fuerza conjunta??
    Mientras tanto el negocio continúa próspero...
    Todo muy raro.

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