06 marzo 2009

Noam Chomsky, el GRAN FARSANTE


Es uno de los dioses de la intelectualidad "progre" americana y europea, y un tipo que siempre me ha parecido un comunista pintado de amarillo, como el submarino de los Beatles, que sólo engaña a los que aún siguen creyendo que, cuando cayó el Muro de Berlin, los que salian en tromba corriendo eran los del lado occidental en dirección al oriental.
Pero éste es de los de colmillo retorcido porque, siendo gringo, falsea la realidad al gusto que usaba joseph Stalin : sin la menor vergüenza ni reparo.

El periodista Gorka Echeverría desmenuza, de forma abreviada, a este símobolo de los que aún ondean las banderas del antiglobalismo, del calentamiento global o de la no implantación nuclear como alternativa al chantaje de los moros.

Chomsky es actualmente el más ferviente crítico de la política exterior norteamericana. Sus libros sirven de inspiración tanto a la extrema izquierda (por ejemplo, la Editorial Txalaparta, asociada al entorno pro-etarra publica sus libros) como a los socialdemócratas (sus artículos pueden leerse en El País o en Le Monde Diplomatique).
En este artículo veremos la vileza de este autor en sus análisis del Vietcong incluso mucho después de saberse de las múltiples iniquidades del régimen comunista.

En los años 50, los Estados Unidos de la mano del presidente Truman deciden ayudar a los colonos franceses en su contención del avance comunista. El Partido Comunista de Vietnam, fundado por Ho Chi Minh, era claramente un partido pantalla de Moscú.

Utilizaba las técnicas revolucionarias establecidas por la Unión Soviética en su pretensión de controlar el mundo. Tengamos presente que los comunistas vietnamitas, como señala Stephen J.Morris en uno de los ensayos de The Anti-Chomsky Reader, fueron capaces de seguir elogiando al discípulo de Lenin tras su muerte considerándolo un purgador de oportunistas en su implacable defensa del marxismo-leninismo.

Cuando Ho Chi Minh tomó el poder, emprendió brutales masacres para proceder a colectivizar la tierra. Chomsky, siguiendo a un periodista de claro sesgo estalinista, Richard Gott (por cierto, era un agente de la KGB), fue capaz de defender que las masacres producidas durante la reforma agraria no eran deliberadas ni planificadas por la dirección del partido sino que eran una conclusión lógica de una situación caótica.

No era de extrañar que Chomsky justificara aquella tiranía puesto que anteriormente ya había predicho que “los vietnamitas desarrollarían una sociedad industrial moderna (...) e igualitaria con democracia directa”. Además en su visita a Vietnam elogió al Vietcong de este modo:
“Vosotros que estáis en la vanguardia de la lucha para crear un mundo en el que las cadenas se sustituyan por los lazos sociales basados en la verdadera solidaridad y cooperación (...) ganaréis la batalla contra la agresión Americana y contra la explotación y racismo en nuestro país [Estados Unidos]”.


A medida que se multiplicaban los testimonios de gente como Nguyen Van Coi, Doan Van Toai y Nguyen Huu Hieu, activistas contra la guerra e izquierdistas de pro, que denunciaban las torturas y el grado de totalitarismo alcanzado en Vietnam, Chomsky buscaba fuentes más solventes y ajenas a los intereses estadounidenses durante la guerra fría como Jean Lacouture, un periodista francés que, embebido de marxismo, aseguraba que la victoria de los comunistas vietnamitas no había conllevado un exterminio social a gran escala.

Mientras que Chomsky recogía este testimonio en uno de sus libros, Lacouture rectificaba y reconocía que lo de Vietnam no tenía nombre. Para Chomksy Lacouture ya dejaba de ser un referente moral. A partir de ahora Lacouture no sería más que un traidor a la causa, un “defensor de los intereses del imperialismo norteamericano”(sic).

Posteriormente, aparecieron otros autores que pusieron en solfa la visión chomskista de la historia, en particular, Nguyen Cong Hoan, miembro de “la tercera fuerza”, un grupo budista contrario al presidente sur-vietnamita, Thieu y opuesto a la política estadounidense en la zona. Hoan escandalizó al mundo con su detallada descripción de los campos de “reeducación” desplegados por toda Vietnam, donde se encarcelaban a millares de prisioneros. Además Hoan describió las restricciones a la libertad de movimiento y la persecución religiosa emprendida por Ho Chi Minh.

Hoan no era un necio ni un desconocido. Era también miembro de la Asociación Nacional Comunista de aquél país. Chomsky, de nuevo, puso en solfa este testimonio, del siguiente modo: “Cuán creíble es este testimonio en general?. Su análisis de la persecución religiosa se contradice expresamente con la observación directa de los occidentales y vietnamitas que han vivido o visitado Vietnam”.

En definitiva, mientras que los norteamericanos veían cómo el éxito del comunismo suponía el fin de la civilización y sus logros, libertad, propiedad y democracia, Chomsky, por el contrario, defendía los “progresos” (sic) del comunismo en la consecución de una “nueva era de desarrollo económico y justicia social” (sic).

Así es Chomsky, un verdadero referente cultural. La revista New Yorker lo ha calificado como uno de las “mentes más relevantes del siglo XX”(sic). Lo alaban grupos de música como Pearl Jam o Race Against the Machine y Matt Damon llegó a citarlo en El indomable Will Hunting.

Por si fuera poco sus libros se pueden encontrar en todos las librerías españolas. Como ha señalado José Ignacio del Castillo es una “lástima que todavía haya tantos desorientados que de buena fe compren sus libros creyendo que van a leer algo profundo y solidario”.

Y es una lástima porque este “pensador” sigue empeñado en defender las causas más progresistas del mundo, como la etarra.

Por Tellagorri

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8 comentarios:

  1. Una muestra más de lo poco crítica que es la sociedad teniendo como tienen a personajes como este de "referente", que en vez de examinar la realidad y sacar conclusiones, tienen una serie de ideas y tratan de adecuar la realidad a ellas.

    Saludos.

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  2. NORA, gracias por el comentario y la expresión real de lo ovejuna que es la "intelectualidad" izquierdista.
    El más majadero referente ético que pueda tenerse es precisamente el CHOMSKY, pero lo es para toda esa caterva de ciegos en espera de la "Revelación".

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  3. De estos tontos útiles con estilográfica en la mano siempre ha habido legión. Chomsky es el más destacado en nuestros tiempos, pero George Bernard Shaw hizo otro tanto en los años treinta, tras visitar la URSS. Por supuesto, desde sus cómodos púlpitos adoctrinan a una chusma que, al final, compra sus libros y les llena el bolsillo. Perfecta síntesis de sistemas. Corazón rojo, bolsillo "en verde".

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  4. Un ejemplo más de "intelectualoides" que se dedican a crear "realidades alternativas" para uso de las masas aborregadas de la izquierda, que les compran sus libros y, encima, se los creen.
    Un saludo

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  5. Saludos a Cartas Marruecas y a Alawen y gracias por los comentarios, en los que coincido : mucho rojo de boquilla con bolsillos verdes de banqueros.

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  7. PERO NO TIENE LA MÁS MÍNIMA IDEA!!! COMO PUEDE SER? ES EL MUNDO EL QUE SE ESTÁ DEVASTANDO!!! NO INTERESA EL AUTOR, NO INTERESA EL SECTOR SOCIAL, LO QUE IMPORTA ES QUE SEA CONSTRUCTIVO PARA LA SOCIEDAD EN GENERAL! Y QUE HAY DE CRITICAR SIN HACER?? VAMOS! SI HAY CRITICAS DEBERÍA DE HABER SENTIMIENTOS Y ACCIONES REALES! O ACASO NO VEN LAS FALENCIAS DE ESTE SISTEMA??? PENSAR!

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  8. Por favor, DARIO : tradúcenos ese párrafo porque no se sabe si estás a favor o en contra de que los novios se casen o se compren una tortuga.

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