01 febrero 2009

Estado de ESTUPIDISMO


Dice Tomás Cuesta que para Gustave Flaubert (el de Madame Bovary, ya saben), toda la historia de la civilización occidental se podría desglosar en tres etapas: el paganismo, el cristianismo y el estupidismo.

Cuando "monsieur" Flaubert se despachó a su antojo, la cofradía de los positivistas había sacado ya al Santo Progreso en andas. Era la época en la que Auguste Comte (que fue un iluminado sin demasiadas luces como se comprobó más tarde) pregonaba, urbi et orbi, que los avances técnicos rescatarían del abismo al ser humano.

Que la Ciencia con mayúsculas y con carta blanca barrería la mugre oscurantista para alumbrar un paraíso sin fronteras y sin "numerus clausus". A Comte, la ecuación le salía cuadrada. Luego del paganismo, el cristianismo. Después, la devoción cientificista y después "naide". Entonces llegó Flaubert con las rebajas y le enmendó la plana de un plumazo. En el estupidismo, estúpido: ahí concluye el drama.

Ahí es donde estamos.

Según la RAE estupidez.(De estúpido y -ez).1. f. Torpeza notable en comprender las cosas. ESTÚPIDO, da.(Del lat. stupidus).1. adj. Necio, falto de inteligencia.

Rodríguez Zapatero -que no distingue entre Auguste Comte y Louis Van Gaal y es un "positifista" a ultranza- se ha convertido en la demostración incontestable de que Gustave Flaubert no exageraba un ápice.

Ejerce de quintaesencia farragosa del páramo mental en el que ha echado raíces una modernidad de chichinabo. El actual presidente del Gobierno -y lo que te rondaré, morena, al paso que vamos- no se da por contento con que la "inteligentzia" de pancarta renueve aquel infame compromiso que suscribieron con Fernando VII otros supuestos intelectuales: "Lejos de nosotros, sire, la funesta manía de pensar".

¡Anda que tardaron en pensárselo los lacayos de antaño! Pues lo mismo han tardado los de hogaño. El señor Zapatero, sin embargo, quiere dejar en evidencia al monarca indeseable.

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Pretende conseguir, a cualquier precio y cuanto antes, que el estupidismo alcance a convertirse en religión de Estado. Erradicada la funesta manía de pensar -que es un paso importante, pero únicamente un paso-, hay que engrasar la máquina de violar conciencias y de ahormar voluntades. Tras demoler el sistema educativo (o, mejor dicho, lo poco que aún quedaba), ahora el objetivo es transformar las aulas en tintorerías cerebrales.

El día en que los zopencos sean zombis no habrá sino zetas en el abezedario. Y en el Congrezo, claro.


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3 comentarios:

  1. Es una buena definicón para describir al modo de actuar actual de la gente y de los dirigentes : estupidismo. Un acierto.

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  2. Magnífico post.
    ¡¡Es tan rico el español, nuestro idioma, para calificar con adjetivos a esta especie que inunda la sociedad, que son a cual más sonoro y apropiado!!
    Pero siempre, absolutamente siempre, nos queda ZP como paradigma del género.
    Aunque sigamos buscando, que lo haremos, será difícil encontrar otro caso siquiera parecido dado que une a esa estupidez manifiesta una maldad diabólica.

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  3. Magnífico post,Tellagorri.
    La verdad es que solo desde la idiocia y al estupidez más absoluta,desde un estado de apatia y resignación ante la masa encanallada y envilecida,se puede entender los eventos y actuaciones que se cometen y se dan en España ante la indiferencia cuasi general.

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