30 diciembre 2018

La "tonta muerte" del GENERAL ZUMALACARREGUI


De Baldomero Espartero al general Rodil. De Francisco Espoz y Mina a Manuel O'Doyle. Todos ellos, la élite del ejército isabelino, la flor y nata de las fuerzas que combatían durante la Primera Guerra Carlista, se enfrentaron y fueron derrotados por Tomás de Zumalacárregui.
Los orígenes del conflicto hay que buscarlos el 29 de septiembre de 1833, jornada en que Fernando VII falleció. Con su partida al otro mundo tomó las riendas del país su esposa María Cristina como regente hasta que la pequeña Isabel II alcanzara la mayoría de edad.

Fue entonces cuando comenzó una disputa abierta por el poder. Don Carlos María Isidro de Borbón, hermano del rey, amparándose en la llamada ley sálica, no lo admitió […] y se proclamó con mejor derecho para acceder al trono. A la causa carlista se adhirieron Rusia, Austria y Prusia; mientras que al liberal se unieron Portugal, Inglaterra y Francia.

Zumalacarregui recogió a unos pocos campesinos dispersos que se habían echado al monte en Navarra y Vasconia y, gracias a las tácticas guerrilleras que había aprendido en la Guerra de la Independencia, mantuvo en jaque al ejército de Isabel mientras entrenaba a un contingente capaz de enfrentarse al enemigo.Dos años después, Zumalacárregui ya se había hecho con una gran cantidad de territorio vasco. Todo ello, con la ayuda de su "Requeté", apodo que recibía el tercer batallón de Navarra a sus órdenes.

Para entonces, en el uniforme de las tropas carlistas ya se había generalizado el uso de la boina. Prenda que, a su vez, solía ser roja para la mayoría de sus integrantes.La boina quedó tan asociada a las tropas carlistas que, en 1838, el general Espartero impidió que se portara en todo el territorio nacional en los siguientes términos: "Se prohíbe el uso de la boina a toda clase de personas y estados, así militares como paisanos".

En 1835, Zumalacárregui era ya el mando único efectivo del ejército carlista del Norte, y acababa de vencer al mismísimo Espartero en Descarga.

CONSTA QUE NO ERA NINGÚN INDEPENDENTISTA, tal como pregonan los PENEUVEROS

Fue precisamente durante el cerco a la ciudad de Bilbao en el que a Zumalacárregui le alcanzó la bala perdida que le costaría la vida. Todo ocurrió el 15 de junio de ese mismo mes, mientras el general dirigía a sus tropas desde un balcón del palacio del Marqués de Vargas, junto a la basílica de Begoña. Mandó llamar a José Francisco Tellería, más conocido como "Petriquillo", y este curioso sujeto era un curandero de Cegama que se había ganado cierta fama a lo largo y ancho de la región sanando a (supuestamente) decenas de enfermos. Entre ellos, multitud de soldados del ejército carlista.

La situación de la medicina de campaña, la mala suerte, su cabezonería y la mala praxis del curandero acabaron con Zumalacárregui.




4 comentarios:

  1. La boina roja, prenda indicada sin duda para pasar desapercibido a los tiradores enemigos.

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  2. DON ULTIMO
    Y para imponer, después, un enorme terror a los gudaris peneuveros.

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  3. Y con su muerte se vinieron abajo buena parte (si no todas) de las posibilidades de alcanzar alguno de los objetivos que tenían las tropas carlistas.

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    1. DON TRECCE.
      Cierto, ciertísimo. Ya no levantaron más cabeza los seguidores del denominado "Pretendiente". Y hubo dos guerras carlistas más y cada vez fueron a "pior". Hasta Cabrera se negó a seguir luchando.

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