A principios del siglo pasado, los coches eran auténticas obras de arte, coches únicos hechos completamente a mano por artesanos, carroceros y tapiceros construidos en base a los gustos de sus afortunados clientes. Y este es el caso del Phantom I fabricado en 1926 por
Rolls Royce.
Su primer propietario, director financiero de Wolworth, quería obsequiar a su mujer, una gran amante de la historia y el arte francés del Siglo XVIII con un regalo espectacular y a juzgar por estas fotos, de verdad que lo consiguió. El coche ahora se subastará en Londres.
Una verdadera maravilla. Por supuesto llevaría su correspondiente chofer de librea. Me hubiera gustado verlo por fuera.
ResponderEliminarDON BWANA.
EliminarLa maravilla inmediata es que vuestra merced emerge de entre la blanca espuma de las olas, cual si fuera la diosa Afrodita. Un placer leer su opinión.
Ese Rolls, fabricado integramente a mano y con tapiceros, carpinteros y pintores ad hoc, también a mí me encanta y la lástima es no disponer de una imagen suya del exterior.
Imagino que el chaufeur vestiría como poco librea con muchos dorados.
Una joya auténtica.
ResponderEliminarDON TRECCE.
EliminarLástima de que no hayan publicado una foto EXTERIOR del vehículo.