21 noviembre 2011

Por si te toca vivir allí

El de La Moncloa es un palacio de reciente construcción, obra del arquitecto Diego Méndez, autor del Valle de los Caídos y de otros muchos monumentos señeros del franquismo.

Aunque de nueva planta e inspirado en la Casita del Labrador de Aranjuez, el edificio, terminado en 1953, recogía la tradición de un riquísimo legado histórico: antes, sobre ese mismo solar, se había levantado un palacete que había pertenecido a la duquesa de Alba (la retratada por Goya) y que había sido rehabilitado por el arquitecto Carlos Isidro González Velázquez en 1816.

El edificio, tras una nueva remodelación culminada en 1929, quedó reducido a escombros en la Guerra Civil. Por eso en el recinto se conservan abundantes vestigios de otro tiempo, como la "bodeguiya", recordatorio de que en un pasado no tan lejano los Reales Sitios de La Florida y La Moncloa formaban un "continuum" con el monte del Pardo y convertían el noroeste de Madrid en un privilegiado enclave sobre el cual ha realizado una exhaustiva investigación María Teresa Fernández Talaya.

La planta baja del Palacio de la Moncloa es la, por así decirlo, "pública", pues se reserva a usos oficiales. A la derecha, según se entra, está el despacho en el que el presidente del Gobierno recibe a sus visitantes, un espacio remozado en la "era Zapatero", presidido por dos cuadros de Joan Miró y un Barceló.

Al fondo a la izquierda se halla el despacho de trabajo (es un decir y a tenor de quién es el titular) del jefe del Ejecutivo, precedido de una biblioteca y con ventanal sobre el jardín trasero. Está en una de las alas que bordean el famoso Salón de Columnas (antes patio), cubierto en 1970 con motivo de la visita de Richard Nixon. La de la derecha la ocupa el comedor, mientras que la intendencia se desarrolla en la planta sótano, donde se encuentran la lavandería y la cocina, instalada allí a instancias de Pilar Ibáñez, esposa de Leopoldo Calvo Sotelo.

Pero es la parte reservada de la vida monclovita, la familiar, la que despierta más interés entre los ciudadanos, ávidos por conocer los entresijos de un día a día sostenido por los Presupuestos.

Fue la esposa de Aznar, Ana Botella, la primera en colgar una negra etiqueta a aquel lugar frío y sometido a los engranajes oficiales: "Inhabitable". Lo dijo años antes de que Sonsoles Espinosa confesara a sus allegados, según la revista Vanity Fair, que a lo largo de este tiempo se ha sentido "enjaulada".

Las dependencias privadas se sitúan en la primera planta, y se componen de dormitorios, un office, varios salones y dos comedores. Ana Botella renovó la pintura y trasladó allí los muebles de su casa de La Moraleja. Incluso los colocó del mismo modo, para sentir aquel lugar como algo propio. También habilitó una parte de la planta ático e instaló allí su despacho, heredado después por Sonsoles Espinosa.

La esposa de Zapatero, tambien adaptó la vivienda a su gusto y acometió el último lavado de cara, consistente en tonos neutros para las paredes y mobiliario minimalista.

En el recinto se han ido produciendo transformaciones determinadas por las aficiones de sus moradores: algunas han dejado marchamo, como el hábito de llamar "avenida de los bonsáis" al camino monclovita en el que Felipe González exhibía sus arbolitos. A su marcha, legó la mayor parte al Jardín Botánico de Madrid.

Aznar, por su parte, se erigió en denodado protector de la fauna silvestre de los jardines, y, en particular, del gato Manolo, fornido macho responsable de una importante repoblación felina en La Moncloa. Cuando se instaló en palacio, también se encontró Aznar con unas llamas, recluidas en un cercado junto al pabellón del Consejo de Ministros. Fueron un obsequio de Bolivia a Felipe González y nadie sabía qué hacer con ellas, hasta que se negoció su envío al zoo de Madrid.

El palacio, como epicentro del poder, ha ido alumbrando edificaciones subsidiarias a su alrededor y dispone de helipuerto y parque móvil propio para desplazamientos internos. La Moncloa es un mundo dentro del mundo, un complejo autosuficiente y en cierta medida endogámico de veinte hectáreas que ha fagocitado el entorno. Así han visto la luz el inmueble del Ministerio de la Presidencia, el edificio Semillas o el del Portavoz, entre otros. A finales de los ochenta se levantó junto al propio palacio el pabellón del Consejo de Ministros, donde desde entonces se celebran las reuniones del Gobierno cada viernes. Antes tenían lugar en el comedor del palacete, donde también se firmaron en su momento los Pactos de la Moncloa.

Actualmente trabajan en el recinto, además de los miembros de Seguridad, el personal adscrito al Ministerio de Presidencia y el de Presidencia del Gobierno. Ese apartado de los colaboradores del jefe del Ejecutivo (algo más de quinientos), tiene un coste de 43,4 millones de euros en 2011.

Una pequeña porción del entramado funcionarial general corresponde a los encargados del búnker, adscritos al Departamento de Infraestructura y Seguimiento de Situaciones de Crisis (DISSC). Envuelto en brumas a medio camino entre la leyenda urbana y el secreto de Estado, el búnker se construyó bajo mandato de Felipe González y se terminó en 1991. El refugio es inmenso, muy profundo, y sólo se ha utilizado en situaciones excepcionales.

En la Nochevieja de 1999 se enclaustró allí el entonces vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez-Cascos en espera de las "devastadoras" secuelas del "efecto 2000" en los sistemas informáticos. Por si acaso, se mantiene siempre a punto, con la necesaria intendencia y provisiones.
Lo que no tiene el búnker es blindaje "antimercados".

Tellagorri



12 comentarios:

  1. muchos fantasmas deben pastar por esos corredores sombríos
    saludos

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  2. DON JOSÉ ANTONIO
    Habría que fumigar bien el lugar y sus corredores y aposentos una vez que el Gran Bobo Internacional se vaya. Y exorcitarlo.

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  3. Buena descripción nos hace usted del Palacio de los Fantasmas, y eso que he recorrido en perímetro un par de veces y se lo cansado que es caminar por esos andurriales, y eso que la parte de atrás, la que da a los montes del Pardo, es mas llevadera.Por cierto, como le dije en mi último comentario sobre lo de no ir a votar y dedicarme a contar nubes por los colegios electorales, ayer, de camino a la universitaria pasé por el Colegio del Buen Consejo, al lado de Reina Victoria, lugar de cita obligada para votar del inquilino por poco tiempo de la Moncloa, y me hizo mucha gracia verlo salir corriendo arropado por los gorilas que le subieron en el coche en volandas, mientras un nutrido grupo de fans, le aplaudían y otros, se cagaban en sus muertos, mientras los coches salían a toda velocidad, sin dejar al personal tiempo para hacerle una foto, o pegarle un ladrillazo.Como anécdota del día, no estuvo mal, porque al llegar a la calle Ferraz, había mucho silencio premonitorio de algo.
    Un saludo maestro

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  4. DON MANUEL
    Vaya oportunidad perdida de sacudirle un ladrillazo a quien se lo merece con honores.

    Aún le queda un mes de residir por ahí y no es conveniente pasar cerca al anochecer. No vaya a ser que se le aparezca a uno disfrazado de saurio.

    Un muy cordial saludo, Don Manuel.

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  5. Voy a mandarles un par de brujas, para que se follen a los efluvios de ZP.

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  6. DON MAMUNA
    Ten en cuenta que por los pasillos del bunker circula el fantasma de la Vicegallina a todas horas, y va a ser dificil terminar de quitar esos efluvios tan facilmente.

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  7. Lo que hace falta es que el ZP le entregue las llaves al nuevo inquilino lo más pronto posible. Lo veo yo un poco remolón al caballero.

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  8. DON BWANA
    No sé qué intenciones tendrá el melocotón de León pero, dada su mala baba, hará todo lo posible por retrasar la salida porque estará gritando, estos días aquello de MI CASA, MI CASA.

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  9. Tranquilo Tella, mi único carné es el de indentidad...lo que es seguro es que nada es peor que los años oscuros del Zapaterismo, de ahí esas rimbombantes palabras que he utilizado para expresar mi alegría tras el fin de ese régimen

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  10. DON CAROLVS
    No era necesaria la explicación porque si alguien es liberal y tolerante con las ideas ajenas ese eres tú. Mi pulla iba en broma. Aunque he observado que los blogs están llenos de esa tipo de gentes que, a estas alturas, profesan la liturgia e ideas de los "luceros" y los "amaneceres".

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  11. No se el palacio, los alrededores están muy bien pero debe ser un poco incómodo dejar tu casa para instalarte en un lugar tan grande, frío e impersonal. Por mucho que lo redecoren nunca puede tener la improta que dejan en una casa sus habitantes permanentes.

    En fin, nobleza obliga..

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  12. No se si los Aznar vivían en la Moraleja, quizás después del bombazo que le pusieron se cambiaran. Pero vivían al lado de mi barrio en Conde de Orgaz, en la misma urbanización que los jugadores del Madrid Raúl, Mijatovic y otros. Al edificio de semillas iba yo hace muchos años a por eso, semillas cuando trabajaba en la repoblación forestal, ahora se quedaron ya con todo. El Búnker si hablara nos contaría las marranadas que el cuñado de Felipon, el Sr. Palomino en el hizo. Felipon le recomendó a Aznar que se asomara al puteal de la Moncloa, que mamón, me hizo mirarlo en el diccionario. Los bomsais fueron un regalo muy generoso, teniendo en cuenta dos cosas que eran muchos y que todos fueron regalos recibidos por otros presidentes y recibidos como presidente. Se llevo los mas caros, que joio, se podía haber llevado las llamas que escupían a todo dios. Viri lo pasara chungo con los efluvios, imagínate a la vicevogue en un pasillo en plena noche, brrrrrr.
    Saluditos.

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