Un espía.......suízo y "novelero"

Se puede ser espía ruso, gringo, british e incluso andorrano pero ..¿suizo?. Pues, sí señor. Este lo era y de los más lanzados.

Aunque su bigote y su torpeza le convertían en una copia en carne y hueso del inspector Clouseau, la vida del espía suizo Albert Bachmann bien podría haberse convertido en una de las novelas de John Le Carré ambientadas en la Guerra Fría.

Tan delirante fue su mandato al frente de la Agencia de Inteligencia del Ejército helvético que muchos creyeron que era un doble agente trabajando para el enemigo.

Pero estaban equivocados: este antiguo tipógrafo era sólo un hombre de ideas estrambóticas aterrorizado ante la idea de una eventual invasión soviética. Su fervor anticomunista le llevó a tejer planes no autorizados por el Gobierno.

A principios de los 70, compró 80 hectáreas de terreno en Liss Ard (Irlanda), con dos casas de estilo georgiano, como base para que el Gobierno helvético pudiera operar en caso de exilio forzado. En los sótanos de las viviendas, planeaba además guardar parte de las enormes reservas de oro suizas para mantenerlas fuera del alcance de los rusos.

Su brillante carrera empezó en 1976, cuando instauró el Proyecto 26, una organización paramilitar clandestina cuyos integrantes eran entrenados al estilo de las guerrillas. Aprendían a ser francotiradores, fabricar bombas y planear asesinatos secretos para que todo estuviera listo en caso de que los comunistas franquearan las fronteras del país alpino.

En 1979, el Gobierno suizo seguía sin enterarse de nada, hasta que un grave conflicto diplomático con Austria descubrió el pastel.

Bachmann tuvo la brillante idea de reclutar a Kurt Schilling, un consultor muy bueno pero una calamidad como espía. El objetivo era averiguar cuánto podría resistir Viena a un posible ataque soviético, así que le envió a vigilar al ejército austriaco en la ciudad de Saint Pölten.

Y Schilling lo hizo tal y como había visto en las películas: se metió en un coche, cogió unos prismáticos y una libreta. Así pasó varias jornadas hasta que fue descubierto y no dudó en reconocer, orgulloso, que había sido enviado en misión especial por Bachmann.

Su arresto se leyó en la prensa de la época como una auténtica comedia. Ante la denuncia de Austria y la consiguiente vergüenza nacional, el ministro de Defensa inició una investigación al más alto nivel gracias a la que también se descubrió el Proyecto 26.

Bachmann fue destituido fulminantemente, aunque el director de la comisión parlamentaria aseguró que "la mayoría de sus acciones provenían de su galopante imaginación, peligrosa en exceso".

Desde entonces vivió una vida discreta en su amada Irlanda. Trabajó con éxito en el sector inmobiliario y pocos vecinos supieron de su estrafalario pasado.

Hizo carrera militar y alcanzó el grado de coronel pese a su limitada educación, algo de lo que siempre se jactó. En 1968 escribió un folleto oficial con instrucciones para los hogares suizos en caso de invasión soviética y que provocó una gran agitación en el país. Aseguraba que el mayor peligro no sólo estaba en el enemigo extranjero, sino también en la izquierda helvética a la que él había pertenecido.

Yo creo que algunos de los espías que usa el Rubal pertenecían a la plantilla de este Albert Bachmann.

Tellagorri

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