15 agosto 2009

ALGO de HISTORIA - V : ¿Los andaluces son moros?

Hace años, cuando, después del fallecimiento de Franco y tercera Restauración borbónica, floreció el cantonalismo autonómico y España pasó a llamarse el país o el Estado, y sus regiones, históricas o no, se constituyeron en naciones que aspiraban a sacudirse la tiranía del poder central, sur­gió cierto movimiento autonomista en el sur que reivindi­caba como seña de identidad el origen árabe de los anda­luces.

Aquella majadería ya está casi olvidada, aunque todavía florezcan grupúsculos de neomusulmanes que tro­can sus nombres de pila, Sebastián,José, Paquita, por Ab­derramán, Mohamed o Aixa. La onomástica, ya se sabe, va a gustos, como todo lo demás, historia incluida.

En realidad los andaluces tienen de moros tanto como los gallegos, los catalanes o los vallisoletanos.

Durante la larga vecindad de los ocho si­glos de España islámica, los musulmanes tomaron fre­cuentemente esposas cristianas. Estos enlaces contribu­yeron a la diversidad racial de la población islámica, pero como la ley islámica prohíbe el enlace de musulmana con cristiano bajo pena de muerte, el proceso inverso se pro­dujo sólo muy raramente.

Por otra parte, la rica convi­vencia y provechosa vecindad que cristianos y musulma­nes mantuvieron durante los primeros siglos de al-Anda­lus quedaron interrumpidas cuando las comunidades mo­zárabes desaparecieron de tierras musulmanas debido a la emigración a las tierras cristianas del norte o a la de­portación a Marruecos forzada por los almohades.

Luego, vino la conquista de media Andalucía en sólo veinticinco años. Alfonso VII había fracasado en esta em­presa porque cometió el error de dejar población musul­mana a su espalda.

Fernando III escarmentó en cabeza ajena y vació de moros, literalmente, el valle del Guadal­quivir. A medida que avanzaba, expulsaba a los moros y repoblaba las ciudades desiertas con colonos cristianos traídos del norte. Las casas, las alquerías y los campos se entregaban a los colonos gallegos, castellanos, vascos... Los moros expulsados se establecían en tierra musulma­na, de donde, a los pocos años, nuevamente los desaloja­ba el avance cristiano.

Las morerías o barrios moros que Fernando III dejó atrás eran insignificantes, apenas un par de docenas de vecinos donde antes hubo muchos miles. De los escasos moros que quedaron atrás, Alfonso X expulsó a muchos después de la rebelión de 1264.

Unos se acogieron a la su­perpoblada Granada; otros, bastantes, pasaron al Ma­greb. El historiador González Jiménez ha calculado que a finales del siglo xv sólo quedaban en toda Andalucía unas trescientas veinte familias mudéjares.

Y ¿los moros de Granada? También tuvieron que abandonar la ciudad para establecerse en las Alpujarras. Durante las negociaciones, los Reyes Católicos habían prometido respetar su religión y sus costumbres, pero en cuanto ocuparon el reino olvidaron el trato. Al poco tiem­po, enviaron misioneros y predicadores a evangelizar a los musulmanes y, en vista de los escasos resultados, los con­virtieron por decreto. Los que se resistieron fueron expul­sados del país en 1502. Las mezquitas se transformaron en iglesias.

La inmensa mayoría de los moros optaron por fingir que se convertían ante la perspectiva de perder sus bienes y arrostrar un incierto futuro en de norte de África. Aque­lla conversión en masa planteó grandes problemas a la Iglesia, que no disponía de clero necesario para catequi­zar a tanto converso.

No obstante, los estabularon en los templos y los bautizaron en masa, a veces rociándolos con escobas mojadas en agua bendita. Cumplido el trámite, los moriscos regresaron a sus hogares y continuaron practi­cando en secreto la fe de sus padres. De este modo, una minoría de criptomusulmanes se agregó a la de los cripto­judíos.

La Iglesia sabía que los conversos no habían sido ins­truidos en los dogmas cristianos. Por eso, les concedió una moratoria de cuarenta años, antes de que ingresaran, como el resto de los cristianos españoles, en la jurisdic­ción inquisitorial.

Mientras se cumplía ese plazo, la repre­sión fue solamente cultural, concentrada en el idioma, las costumbres y el atuendo. Sucesivas leyes fueron prohi­biendo el uso dd árabe, los trajes moriscos, los baños, la cocina sin cerdo, el baile, el folclore...

Las más inocentes actividades parecían sospechosas al observador cristiano. Cuando había boda de moros, las puertas de la casa de­bían permanecer abiertas para que la autoridad se asegu­rara de que no se entregaban a ritos prohibidos. En los alumbramientos tenía que asistir una comadre cristiana por los mismos motivos. Y en los libros de bautismo, se señalaba al nacido con la nota morisco o moriscote.

Los aperreados moriscos vivían con la esperanza de que algún día diese la vuelta la tortilla. Con esa curiosa proclividad del árabe a creerse sus propias patrañas, mu­chos esperaban que el Gran Turco, en el que creían como los niños creen en los Reyes Magos, desembarcaría algún día en España para liberados de la opresión cristiana; otros estaban convencidos de que un mítico e invencible caudillo, llamado Alfatim, reconquistaría el país a lomos de un caballo verde. (Estamos ya en d siglo XVI, cuando hasta los cristianos más crédulos confían más en la pólvo­ra negra que en Santiago Matamoros.)

MOROS EN LA PLAYA


La situación llegó a ser tan intolerable que los moris­cos se rebelaron en 1568, pero la guerra de las Alpujarras les fue adversa a pesar del apoyo del mundo musulmán, de los turcos, de los berberiscos y de la incordiante Fran­cia.

Bautizada y sometida, aquella minoría inasimilable y sospechosa continuó su tortuoso camino enquistada en el flanco de la sociedad cristiana, con una tasa de natalidad superior.

Llegará día, advertían los alarmistas, en que los moriscos serán más numerosos que nosotros y se harán otra vez con España sin disparar un tiro. Más o menos lo que hoy dicen a la vista de la creciente y lenta invasión de ciudadanos magrebíes que cruzan el Estrecho para esta­blecerse en Europa.

¿Cómo resolver d problema morisco? Los más mode­rados se inclinaban por la expulsión, como antaño se hizo con los judíos, pero Felipe II el Prudente ya había tenido ocasión de constatar en sus propias carnes lo desastrosa que había resultado aquella medida.

Los moriscos eran excelentes agricultores, artesanos laboriosos, dóciles y fru­gales obreros y, lo más importante de todo, pagaban im­puestos en un país donde, entre privilegios, fueros y fran­quicias, el ministro de Hacienda se las veía y se las deseaba para arrancar un miserable óbolo a la ciudadanía.

La co­munidad morisca, esa verruga que afeaba la blan­ca epidermis de sus reinos, repugnaba a Felipe II, pero re­nunciar a los impuestos que pagaban le causaba una repugnancia aún mayor. Optó por mantenerlos.

Fue su hijo y sucesor, Felipe III, el que los expulsó. En unos pocos años, medio millón de mariscos abandonó España, lo que produjo los desastrosos efectos económi­cos que se preveían. Es posible que el fisco perdiera la mi­tad de los ingresos.

Algunas provincias quedaron tocadas de ala por espacio de siglos, entre ellas Aragón, donde los mariscos suponían casi el cincuenta por ciento de la po­blación agraria.

Y los andaluces, en general, son más descendientes de asturianos, navarros, leoneses y vascos que de ningún otro tipo de gentes.
Algunos andaluces ya pueden ir pensando que su falso profeta BLAS INFANTE era otro blufff al estilo de Sabino Arana.

Tellagorri

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11 comentarios:

  1. Hoy acertadamente nos dice, que los andaluces son más descendiente de asturianos, leoneses, navarros, etc. Y lo dice bien.

    Solo dos ejemplos de mi querida Sevilla en la tuve que el privilegio de vivir los ocho años más apasionantes de mi vida.

    Los Maestrantes de Caballeria sevillanos en otros tiempos tan importantes en la vida de la ciudad y hoy desgraciadamente convertidos en meros en...¿cómo los definiría? ¿en pijos? y hábiles explotadores del negocio redondo taurino de la Maestranza sevillana y poco más, son descendientes de los nobles leoneses que acompañaron a Fernando III en la conquista de la ciudad.

    Otro ejemplo más entrañable es ver en el escudo de la Comunidad de Cantabría, Santander, Laredo y posiblemente algún otro municipio cántabro más, como lucen orgullosos la Torre del Oro de Sevilla. Sus barcos fueron testigos mudos de como los cántabros, entre otros muchos, conseiguieron romper las cadenas, que también se reflejan en los escudos, que impedian la conquista definitiva.

    También muchos andalucdes son hijos de aquellos héroes santanderinos.

    Saludos desde Castilla

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  2. FERNANDO
    Tu información confirma lo que sostengo en mi post.
    Y el post va a cuenta de que los partidarios de ese movimiento político andaluz que se hace llamar ANDALUCISTA, tienen como fundador y creador de la mitologia a BLAS INFANTE, un vate que predicó que los andaluces son descendientes directos de los musulmanes derrotados y expulsados por los cristianos, y que el objetivo político de todo buen andaluz es RESTAURAR EL ISLAM en Andalucia e independizarse de España, bajo la denominación de AL ANDALUS.
    Lo que ahora, después de Blas Infante, predica BEN LADEN.

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  3. Pobre Infante Blas...Cualquiera asumiria las trolas del pájaro ese. Pero llegó el Tella y !Zas!...!A tomar por culo sus tesis!...
    Tu trabajo es sorprendente, querido Tella

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  4. BUEN AMIGO CHARNEGUET

    Mi trabajo, por vocación, es DESMITIFICAR tanto cuento chino o europeo, africano y americano que algunos se han dedicado a inculcarnos y siguen haciéndolo.

    Porque el gentío es muy crédulo y hasta hace muy poco, incluso cuando había TV, millares de "endividuos" seguían creyendo en la Virgen del PALMAR DE TROYA en Sevilla. Con que imáginate sobre sucesos ocurridos hace siglos.

    Cuando el gentío se aburre no se dedica a leer verdadera Historia u origen de las cosas en las que cree. Busca novedades y a poder ser que suenen a lo que quieren oir.

    Recuerdo que una vez, en una cena, un muchacho se dedicaba a echarle montones de jugo de limón a su merluza frita. Y cuando le pregunté si, por un casual, su merluza olía a podrido o estaba mala, me dijo que era costumbre hacerlo siempre con el pescado.

    Lo que no sabía el mutiko que esa costumbre proviene de cuando los cardenales medievales de Roma vivían como dioses, el pescado traído del puerto pasaba días en cajones sin hielo en las despensas, y que al servirlo estaba más pocho que un helado australiano. Y que le echaban LIMÓN para disimular el olor y sabor a podrido que solían tener tales peces.

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  5. Del mismo modo que lo de la convivencia de las 3 culturas es una falacia y un cuento.

    Desde el primer momento de la invasión (ay esos partidarios de Witiza)la lucha contra el moro fue constante, así como que las diferentes hordas que penetraron a lo largo de los siglos en la península (almorávides, almohades...)su mayor preocupación era entrar a sangre y fuego para aniquilar a la población y hacer esclavos, por no hablar de la referencia que citas de que su religión impide a una musulmana casar con cristiano.

    Con estos mimbres dificilente se opdría dar esa mezlca racial que tanto alaban y añoran, salvo que fuesen casos aislados y poco generalizados, el desprecio mutuo era evidente.

    Que la mayoría de andaluces no son fruto del repoblamiento con población del norte para consolidar los territorios reconquistados sólo un loco (es decir, un nacionalista) podría sostener semejante majadería.

    Además, hay algo curioso en el caso andaluz, dentro de las fantasías que suelen alimentar a los nacionalismos racistas (vascos, nazis...) el origen de la tribu suele basarse en una pureza racial, sin maketos o judios, por ejemplo, que ensucien ese origen, por eso casa mal ese interés en buscar unos orígenes mestizos y en una religión que hoy día se ha manifestado como lo que es, basura y un peligro evidente para Europa.

    Si ya un República Federal Ibérica (lo del federalismo sería para tratar en 200 post) me resulta ridícula, que uno de esos estados federados fuese una república islámica me hiela la sangre (y para más inri por voluntad popular, sin imposición, es decir, "motu proprio" al matadero)

    Claro ejemplo de que los ideólogos del nacionalismo son unos deseqilibrados, Arana loco y Blas Infante loco y gilipollas.

    Pero si querían hacerr un diccionario andaluz-español con términos como Cai (por Cádiz)... ¿de verdad no hay cosas más importantes que hacer? no sé, les doy una idea sencilla, meterse la lengua en el culo y hacer rulo rulo

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  6. Hombre, es que lo del diccionario clama al cielo. Claro que puedes fundar la RARDHA (Real Academia Rociera del Habla Andaluza). Presidentes ex aequo, Los Morancos de Triana,

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  7. ISRA y ALFREDO
    Hoy estaís tremendos, geniales. Al parecer os caído algún fino La Ina antes de comer y rebosaís de estupendo humor.

    ISRA, gilipollas viene, segun RAE, de lelo, bobo, pero según otros de Higt (alta clase) pronunciada por el pueblo como jili, y de polla o moza que se presentaba en sociedad, en la alta clase. De donde, los jilis de las mozas o pollas eran unos ajilipollúas.
    Yo prefiero que lo decidaís vosotros.

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  8. A todo esto, y hablando de HISTORIA, tengo un blog de 2005 en el que se relatan las intrigas y guerras de los patricios romanos para hacerse con el PODER.
    Intervienen Julio Cesar, Pompeyo y Craso, el equivalente actual de X, Polanco y Rubalcaba.

    Si quereís darle un vistazo está en
    http://trebonium.blogdiario.com/

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  9. Conocí hace un tiempo dos casos:

    1. Andaluz de muchas generaciones atrás pero que conservan la tradición de tener procedencia y apellido navarro.

    2. Tunecino por también muchas generaciones pero de procedencia granadina.

    Enhorabuena por el post, sr. tellagorri.

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  10. TELLAGORRI maravilloso post.

    Yo no soy nacionalista, jamás los votaría, llevo diez años votando en blanco, menos en las Municipales. En Sevilla han desaparecido por falta de votos, pero siguen activos. En mi última entrada escribo "a mi manera la celebración" del aniversario del fusilamiento de Blas Infantes en el Palacio de la autonosuyas.

    No conocía la biografía de este personaje, aquí no hay debate ni se espera, ¿cómo van a defender lo indefendible?. Que no la conociera yo no tiene importancia, pero que me dices de las políticas andaluzas tan progres ellas, la Maleni, la Calvo, la Aído pa ná, todas las que están y las que han pasado por el gobierno andaluz. Aquí huele mal, ¿puede ser los negocios y viajes que se dan por el Norte de Africa?.

    En Sevilla iban a construir una mezquita en suelo público con dinero de un jeque fundamentalista de Arabia Saudi, el partido Andalucista es el que dio la voz de alarma. El Ayuntamiento gobernado por Psoe-Iu seguían erre que erre para que se construyera la más grande de Europa.

    Lo llevaron a los Tribunales y la construcción se anuló, pero los árabes le habían abonado unos noventa millones de euros al Ayuntamiento, los mismos que le vamos a tener que devolver, de locos.

    Saludos de una sevillana con apellidos que no pueden ser más castellanos.

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  11. Me resulta raro encontrar un buen blog, como este, pues en la mayoria van sobrados de estupideces.
    Enhorabuena por tu blog, y por el sentido comun que atesora.
    Hasta el momento coincido plenamente con los comentarios. Ese Andalucismo bolchevique de chilava, simplemente no se sostiene. mi apellido es Castro y en mi familia ya son muchas las generaciones que somos andaluces

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