España ha sido una de las grandes historias del éxito de la democracia y de la economía en las tres pasadas décadas.
Pero ahora hay razones ciertas para temer por su futuro. Es así porque:
España fue uno de los primeros estado- nación, una vez finalizada la reconquista de la Península Ibérica a los sarracenos en 1492 (el mismo año en que tuvo lugar el primer viaje de Colón).
La España imperial fue el poder principal de Europa durante todo el siglo XVI y parte del XVII. Su imperio incluía toda América Central, la mayoría de Sudamérica, Filipinas, parte de la Alemania moderna, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos y otros lugares.
Después de eso, España, sitiada por los enemigos y por el desgobierno, entró en una larga declinación, culminada con la pérdida de la mayoría de sus ya escasas colonias durante la guerra con Estados Unidos durante 1898.
El pueblo español sufrió una guerra civil entre 1936- 1939, con las fuerzas de la izquierda apoyadas por la Unión Soviética y México, y los nacionalistas, conducidos por el general Franco, apoyados por alemanes e italianos. Franco se erigió en dictador y mantuvo a España neutral durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda civil, España fue aislada política y económicamente hasta 1955, cuando pasó a ser un buen aliado de los Estados Unidos y de la Europa Occidental durante la guerra fría.
En los años 60 la economía española se restableció y el país creció rápidamente, convirtiéndose en un estado industrial moderno. En 1975 el generalísimo Franco falleció y el príncipe Juan Carlos asumió el control como rey y jefe de estado.
Se comenzó de forma inmediata a transformar a España en un reino democrático, lo que se culminó en 1978 con la aprobación de la nueva constitución española. España conseguía una transición pacífica hacia una democracia moderna, con un gobierno central pivotante entre las fuerzas de la izquierda y derecha moderadas, debido a un acuerdo implícito de no recurrir a los enfrentamientos del pasado.
España ingresó en la Unión Europea. Adoptó el euro como su moneda a principios de 2002. Los españoles son ahora tan ricos -en renta per cápita- como el europeo medio.
El país goza de un clima agradable y soleado, que se refleja en el carácter de su gente. Los españoles se han convertido en dos generaciones de católicos conservadores -de los que iban a la iglesia- a posiblemente la gente socialmente más liberal del planeta (los californianos de Europa).
Recientes encuestas revelaban que los españoles se encontraban entre la gente más feliz del planeta. En suma, España parece reunir todo aquéllo del lugar donde quisiéramos vivir, pero hay problemas en el paraíso.
A pesar de ser ciudadanos de una de las más viejas naciónes- estado, muchos españoles se identifican más con sus regiones que con el estado central.
España tiene cuatro idiomas oficiales: español castellano, catalán, gallego y vasco, así como otros varios dialectos oficiosos. El mundo exterior está bien informado de las acciones de los separatistas vascos, debido a los terroristas de ETA, que siguen matando indiscriminadamente a civiles y militares.
Al contrario que otros países, España se ha descentralizado mucho más durante las últimas décadas, con un gobierno central cada vez más reducido con respecto a los gobiernos regionales.
Un exiguo gobierno central, cuyas actividades son conducidas a nivel regional y local puede trabajar bastante bien, pues ese ha sido el caso de Suiza durante varios cientos de años, a condición de que exista un consenso nacional respecto a qué poder puede o debe ser compartido. Pero este consenso aún no se ha producido en España.
El nuevo gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que alcanzó el poder de forma inesperada tras los atentados terroristas de Madrid en marzo de 2004, ha reabierto de forma innecesaria viejas heridas al proponer una ley de la memoria histórica, que reescribirá la del periodo de Franco y que elimina el reconocimiento a quienes sufrieron en ambos bando de la guerra civil.
Esto es contemplado por muchos españoles como una tentativa de romper el contrato implícito histórico de no revisar viejas batallas y está suministrando energías al incremento de la polarización partidista, además de tensiones políticas.
Aproximadamente el 30% de los españoles apoyan tradicionalmente al partido político de la derecha. El otro 30% se inclina por el partido de la izquierda (que ahora está en el poder).
El resto de votos se distribuye entre los distintos partidos regionales, lo que les permite actuar como bisagras del poder. Utilizan esa facultad para descentralizar más aún el gobierno central y para elaborar políticas cada vez más separatistas.
La economía española hizo muy bien sus deberes bajo la administración de José María Aznar (1996- 2004), emprendiendo políticas fiscales y reformas estructurales. Aún así, la economía española todavía sufre demasiadas interferencias del gobierno, particularmente en el rígido mercado laboral (España ocupa el puesto 27 en el índice de libertad económica). La economía española se enfrenta a una pérdida de crecimiento de competitividad internacional y a la baja productividad, que nada bueno presagia para su futuro.
Las preguntas pendientes de respuesta son para España: ¿Se volverá a las políticas del alto crecimiento de los años de Aznar y se aumentará la libertad económica, o se adoptarán más políticas estatalistas que estrangulen el crecimiento?
¿Se moverá hacia una descentralización regional constructiva, con tolerancia de las lenguas, como se ha hecho con éxito en Suiza, o las luchas por el poder regional (y por las lenguas) paralizarán al país como está sucediendo ahora en Bélgica?
foto,yankee
Brillante e inteligente artículo, aunque tras leerlo, la pregunta que lanza al aire al final, él sabe desgraciadamente la respuesta, a Bélgica la vamos a adelantar por la izquierda y a muchísima velocidad.
ResponderEliminarLos suizos, por encima del cantón en que vivan son eso, suizos.
Y lo peor de todo, que en una democracia "consolidad" este cambio de modelo se esté haciendo mediante políticas de hechos consumados... con la cobarde colaboración de los ciudadanos incapaces de movilizarse por nada que no sea el descenso de algún equipo de fútbol a una categoría inferior.
Como bien sabrá el corresponsal que ha escrito el artículo SPAIN IS DIFERENT
Me parece un magnífico análisis de la realidad española, máxime viniendo de un rotativo yanqui que generalmente lo desconoce casi todo acerca de SPAIN .
ResponderEliminarCreo que lo suscribo casi al noventa por ciento.El otro diez por ciento, es porque todavía veo el porvenir mas negro que el que vislumbra el articulista..............al menos mientras no se imprima un cambio de rumbo a la gobernación de este desdichado país nuestro, antes llamado ESPAÑA.
Hola
ResponderEliminarPásate por mi blog que tienes premio.
Saludos.