El fantasma de Cromwell anda suelto por los pasillos de Westminster. Y esta vez no anda sediento de sangre azul sino escandalizado por el caso de los gastos de los diputados, que han redecorado vidas y haciendas a base de esquilmar el bolsillo del contribuyente.
No es difícil olisquear en las calles la impronta de aquel labrador de costumbres puritanas que dio la orden de decapitar al Monarca e inició una degollina sobre cuyos motivos todavía hoy los historiadores no se ponen de acuerdo.
Dice Eduardo Suarez en El Mundo que han pasado cuatro siglos y no parece que en Westminster vaya a correr la sangre por el escándalo de los gastos de los diputados. Y, sin embargo, en todas partes se percibe la ira contra sus señorías.
Los británicos viven desde hace unos días en estado de cólera. Una cólera traducida en la presión que cada diario local ha empezado a ejercer contra su diputado, en el hambre de ceses y dimisiones y en el anuncio de truculentas investigaciones judiciales, que podrían hacer que más de uno termine su carrera en prisión y prematuramente.
Ya hay quien dice que los próximos comicios generales jubilarán a más diputados que ningunos otros antes en la historia del parlamentarismo británico.
Hasta ahora el cabreo ciudadano se intuía y bordeaba de vez en cuando las páginas de los periódicos, pero se va a notar en la ABSTENCIÓN de los próximos comicios en toda Europa.
Se presume que la ciudadanía le dará una patada a sus señorías en el trasero de los partidos mayoritarios y hará crecer el respaldo a opciones minoritarias de cada Estado..
Así pues, parece probable que entretanto a la ciudadanía no le quede más consuelo que patalear e invocar el espíritu de Cromwell. O quien sabe si el de Guy Fawkes. El hombre que según la leyenda estuvo a punto de volar el Palacio de Westminster con un puñado de barriles de pólvora.
Europa está cavando su propia fosa y ha criado a sus propios enterradores. Los ciudadanos pasan. Dos de cada tres no votarán. No emitirán juicio alguno en un callado pero violento escepticismo.
Dicen que abstenerse es entregar Europa a los extremistas, a la extrema derecha.
Pero estos haraganes que dormitan en el Parlamento deben despertar.
Aquí cada Ministrillo y Tonti_Ministra de algo se gasta millones en redecorar sus mansiones y palacetes oficiales de vivienda para uso de ellos, a cargo del erario público, y sin la más mínima verguenza o sentido de responsabilidad.
No vendría mal que un moderno CROMWELL asomara las narices por lo público y les diera un repaso a toda esa cuadrilla de mangantes semi-analfabetos sedientos de imitar a los Rockefeller, pero con el dinero de todos nosotros.
Tellagorri
cromwell,spain
No está mal, buena lectura antes de dormir, aunque no sé si conciliaré el sueño... vaya fotitos, son feas hasta pa perro.
ResponderEliminarY, como siempre desde que tengo ese derecho, he vuelto a ir a votar. ¡Cada día me lo ponen más difícil!
ResponderEliminarPor otro lado el día que se descubran todos lo mangoneos que están ocurriendo aquí igual, en vez de Cromwell, tienen que venir Padilla Bravo y Maldonado.