Seiscientos sesenta y cuatro asesores oficiales tiene Rodriguez Zapatero en su Despacho. El 666, o invertido 999, es el número cabalístico de la Bestia, de Belcebú, del Demonio. Le faltan dos.
La falange de asesores del presidente se ha quedado a dos dígitos para no coincidir con el Maligno. Infame turba.
A tan ingobernable tanque de pensamiento hay que sumar la oficina económica de Zapatero que sirve para intentar mangonear bancos o venderle Endesa a los italianos pero no para anticipar la crisis del siglo XXI en su calidad de ministerio de Economía bis.
Un jefe de Gobierno ha de asesorarse y para ello designa libremente un consejo de ministros que o le aconsejan bien o los destituye, y éstos se reclinan en sus propios equipos de asesores.
Es bien conocido que los papeles fornican y se reproducen más que los conejos. Si cada asesor de Zapatero le produce un folio diario (lo que supondría una bajísima rentabilidad) no tendría el jefe tiempo para leer, sin contar con el tsunami de información administrativa que le llega, ni aun teniendo el cerebro de Pere Gimferrer que es el hombre que más rápido lee en España con máxima comprensión de lo leído.
Sobre la mesa de Franco se posaban cerros de carpetas, lo que prueba que no trabajaba. Su poshistoria comprobó que Dios no le llamó por el camino de la diligencia y que se pasaba las semanas cazando mientras dejaba prendida la luz de su despacho.
Por contra el malogrado Pedro de Toledo, esperanza del Vizcaya y modelo de una nueva generación de ejecutivos, rechazaba cualquier informe superior a los dos folios mecanografiados a doble espacio, y nunca tenía papeles en la mesa.
Ni Stalin en el Kremlin, ni Hitler en la Cancillería, ni Churchill en el 10 de Downing Streeet, o Roosevelt en la Casa Blanca tuvieron 600 asesores fuera de sus gabinetes de guerra.
Sin liderazgo, ideas propias y novedosas y un proyecto para la nación, la asesoría es oficina de colocaciones y nepotismo amical.
Tan aguerrido ejército de asesores no libran a Zapatero de su mala suerte: accedió al Gobierno por una matanza, fracasó con ETA, fue reelecto embaucando económicamente al electorado, y acabará presidiendo la mayor tasa de paro de la democracia. De mayor, aspiro a ser asesor.
Tan aguerrido ejército de asesores no libran a Zapatero de su mala suerte: accedió al Gobierno por una matanza, fracasó con ETA, fue reelecto embaucando económicamente al electorado, y acabará presidiendo la mayor tasa de paro de la democracia. De mayor, aspiro a ser asesor.
Tellagorri
asesores,bobo
Todo lo que se diga de este mentecato ZP es poco.
ResponderEliminarHasta Felipe González le está buscando sustituto pero como dice el refrán "no caerá esa breva"
Cualquiera sabe que esos asesores son una forma de financiación del partido, una manera de cambiar el dinero de sitio dentro de una presunta legalidad. Por supuesto no asesoran nada ni nadie espera que lo hagan.
ResponderEliminarYa sé que Vd. tiene manía a don Paco, pero no me compare. Franco fue un dictador de éxito, como lo prueba el hecho de que murió de viejo en la cama. Tuvo que tomar decisiones peliagudas para mantenerse en el poder en plena Guerra Mundial y en la Guerra Fria. ¿Cuantos asesores le aconsejaron invadir Gibraltar? ¿Cuantos entrar en la guerra con el Eje cuando Europa estaba rendida ante Hitler? Si hubiese sido tan necio como Vd. suele dar a entender, los aliados le habrían borrado del mapa al terminar la Guerra Mundial.
Luego tuvo la precaución de rodearse de gente valiosa sin sentirse acomplejado ante ninguna lumbrera. Dicen que a Fraga le preguntó una vez:
-Me han hablado muy bien de un tal López Rodó. ¿A ti qué te parece?
Una vez recibió un informe que señalaba las carencias de España en profesorado de matemáticas modernas y ordenó en el Consejo de Ministros que se organizaran las cosas para mandar a doscientos matemáticos españoles becados a los EEUU. Camilo Alonso Vega bramó como un energúmeno ante semejante ocurrencia y preguntó a ver si las matemáticas que había estudiado él en el bachillerato ya no valían y si habían cambiado los fundamentos de la trigonometría.
Franco, que nunca estudió nada, se dirigió al ministro que tenía más cerca y le dijo:
-Mira que se ha hecho viejo este hombre.
Anécdotas de este estilo hay para dar y tomar, y todas perfilan a un individuo intuitivo extraordinariamente hábil para tomar decisiones.
Sí, CHIPPEWA, de anécdotas es fácil ver a cualquier personaje como simpático. Lo malo es cuando se vive bajo la chulería de los sicarios de ese personaje, y con su consentimiento.
ResponderEliminarTe voy a contar la anécdota de Franquito (así lo llamaban los generales de su quinta) que más lo caracterizaba.
Un buen día recibió ARBURUA (omnipotente Ministro de Hacienda, economía e Industria) al motorista enviado por Franco con la carta de su CESE. (Los cesaba mediante motorista).
Como el Arburua no podía creerselo ya que él era el sandíos del Gobierno, pidió aundiendia al Caudillo y le preguntó por la causa de su cese.
Y Franquito le respondió, textualmente, así =
Desengáñese Ud., Arburua, que vienen a por nosotros
Hombre, están muy bien pagados y yo pondría alguno más.
ResponderEliminarSi sumas 664, más el gobierno, más los caciques de sus respectivas taifas y algún mamón de medio pelo que pasaba por allí ¿qué tenemos? mil, pues que mil personas se carguen la nación más antigua tiene mérito
Tan mal tan mal no lo están haciendo, ni Napoleón, ni los ingleses, ni los moros... nos van a cepillar mil peleles