La terrible noche del 15 de octubre de 2016, "decenas" de personas grabaron las violentas imágenes de los agresores apaleando a los guardias civiles; ninguna ha llegado al tribunal.
Cuatro vecinos de Alsasua (Navarra) recibieron una brutal paliza en un bar del pueblo. Eran dos guardias civiles y sus parejas, que vivían en el cuartel de la localidad, y los agresores sabían perfectamente que pertenecían al instituto armado, como han admitido algunos de los testigos que presenciaron el ataque.
Sin embargo, pocos testigos de los que estuvieron aquella noche en el bar Koxka han reconocido a alguno de los agresores, que según los guardias civiles y sus parejas fueron decenas de personas. Los ocho acusados están en el banquillo porque fueron identificados por los atacados.
"Estoy segura al cien por cien de que los que están aquí sentados nos agredieron", dijo María José, la novia del teniente, durante su declaración. Sin embargo, más allá de sus testimonios, ninguno de los testigos ha dado un paso al frente para señalar a uno solo de los agresores.
El dueño del bar en el que se produjeron los hechos, Josu Muñoa, insistió durante su turno ante el tribunal en que él no estaba trabajando cuando ocurrió todo, que llegó para hacer la caja en un despacho dentro del local y que, cuando salió, ya había pasado la trifulca.
La camarera del establecimiento, Naira Navarro, en la misma línea, aseguró que ella no vio ningún altercado ni nada llamativo hasta que se llevaron al teniente en ambulancia, que fue cuando ella afirmó que salió para retirarle la chaqueta que antes le había prestado su jefe.
LOS DETENIDOS |
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