A 10º 10’ de longitud y a 29º 30’ de latitud situó Juan de Abreu Galindo la enigmática isla de San Borondón cuyas formas dibujó Pizzigano a corta distancia de El Hierro en su mapa de 1367 o Toscanelli en 1476. No eran los únicos puntos en los que esta isla errante había sido divisada antes de desaparecer como por arte de magia al anochecer.
Hubo incluso quien aseguró haber puesto pie en esta tierra que Leonardo Torriani dibujaría en tiempos de Felipe II alargada, con colinas dispersas y cruzada por una baja cordillera.
El portugués Pedro Vello relató que en cierta ocasión en la ruta del Brasil, hallándose cerca de las Islas Canarias, los vientos le obligaron a buscar refugio en San Borondón, donde desembarcó junto a otros marineros de Setúbal y descubrió unas enormes huellas de hombre.
También el canario Marcos Verde dijo haberse topado con la isla fantasma al regreso de la ruta de la Berbería. Bajó con su tripulación a tierra en San Borondón y la recorrió, sin encontrar rastro humano, antes de volver a bordo cuando cayó la noche.
Historias como éstas empujaron al capitán general de las Islas Canarias Juan de Mur y Aguirre a impulsar la que sería la última expedición a San Borondón en 1721, al mando de Gaspar Domínguez. Y como en las misiones anteriores, sin éxito.
San Borondón es el lugar ideal para esconderse de Hacienda y a lo peor es ahí en donde la familia PUJOL mete sus "ahorros" y "herencias". Una isla que emerge y se sumerge a capricho. Estupendo invento.
ResponderEliminarDOÑA IRASEMA
EliminarLo malo es que cuando los pujolones precisen de pasta en líquido tendrán que esperar a que la isla emerja y vaya usted a saber cuándo sucede.
Me recuerda a ciertas promesas electorales.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarBuenísima comparación : las promesas electorales son como San Borondón : desaparecen cuando más interés se tiene en hallarlas.
Esta historia me recuerda el inicio de "20.000 leguas de viaje submarino", y el misterio del "monstruo" marino que emerge y aterroriza a los marinos. No conocía la historia de San Borondón (como muchas otras que nos traes, don Javier) y al leer sobre ella me ha entrado la nostalgia de la dorada época en la que todavía quedaban lugares desconocidos por explorar.
ResponderEliminarDON HEREP
EliminarSí, es una leyenda que recuerda a las novelas de Verne, con sus monstruos marinos, sirenas, etc., y cuya tradición viene de ODISEO (Homero). Baroja también gustaba de relatar historias de marinos con este estilo de tradiciones marineras que había oído en los puertos.
Sí, ya nos queda mucho en qué fantasear como hacían los citados porque hoy todo queda a la exposición de drones con cámaras y satelites.
No creo que los Pujol osaran depositar sus ahorros en semejante lugar; como sugiere Dª Irasema; son lo suficientemente listos para "darsecuen.." que se trata, simplemente, de una ballena corcovada errante.
ResponderEliminarDON BWANA
EliminarSiendo catalán y pesetero, dificil es que los PUJOL confien a esa ballena errante sus ahorros o mangancias.