07 septiembre 2008
EL NEW DEAL USA era y es pura RETORICA
Uno de los pocos clichés políticos que tienen sentido es el que dice: "En política, todo puede cambiar de la noche a la mañana".
Hace menos de un año, la gran pregunta era si Rudolph Giuliani podría ganarle a Hillary Clinton en las presidenciales de este año. Hace menos de dos meses, Barack Obama le llevaba una gran ventaja a John McCain en las encuestas. Hace menos de una semana los enterados decían que Mitt Romney sería la opción de McCain para vicepresidente.
No nos hace falta Barack Obama para crear el "cambio". Las cosas cambian en la política, en la economía y en otras áreas de la sociedad norteamericana sin que un Mesías político nos conduzca a la tierra prometida. ¿Quién habría pensado que el gran discurso de Obama en la convención demócrata decepcionaría las expectativas puestas en él, mientras que McCain encandilaría a su audiencia cuando anunció a la gobernadora Sarah Palin como su candidata a la vicepresidencia? Algunos se sorprendieron al ver que había elegido a una mujer. Lo más asombroso es que se trata de una republicana que sabe hablar. ¿Cuántas ha visto usted?
A pesar del incesantemente repetido mantra del "cambio", la política de Barack Obama es tan vieja como el New Deal y en economía está aún más anticuada. La declaración del senador Obama de que "nuestra economía está en un estado de agitación" es la típica mercancía ofrecida por la izquierda y los medios de comunicación, que se mueren por usar la palabra "recesión".
La ralentización de la economía no sólo no ha llegado a la recesión. Los datos más recientes muestran que está creciendo a un ritmo del 3%, un nivel por el que muchas economías europeas darían la vida a pesar de que algunos nos exhortan constantemente a imitar a esos países, cuyos resultados no son tan buenos como los de USA.
El "cambio" de Barack Obama es el reciclaje del tipo de política y retórica del New Deal, que alargó la Gran Depresión de los años 30 haciéndola durar mucho más que cualquier otra recesión, previa o posterior. Es el mismo tipo de política progresista que llevó a una inflación de dos dígitos, a tipos de interés de dos dígitos y a un creciente desempleo durante la administración Carter. Este es el "regreso al futuro" que desean.
No se confunda, la retórica política de Franklin Delano Roosevelt era buenísima. Para aquellos que la admiran, como parece que hacen muchos partidarios de Barack Obama, Roosevelt era lo máximo. Para los que se guían por los resultados reales, el Gobierno de Roosevelt fue pésimo.
Aunque la Gran Depresión de los años 30 comenzó durante la presidencia de Herbert Hoover, el desempleo en el último año de su presidencia no fue tan alto como el nivel que alcanzó durante cada uno de los primeros 5 años de Roosevelt. Durante los 8 años de los 2 primeros mandatos presidenciales de Roosevelt, sólo hubo 2 en los que el desempleo fuese menor que con Herbert Hoover, y no por mucho. Algunos dicen que la Segunda Guerra Mundial sacó a Estados Unidos de la Gran Depresión. Lo que la guerra hizo fue poner punto final al New Deal, ya que la supervivencia de la nación se convirtió en la mayor prioridad y reemplazó la retórica antiempresarial y de lucha de clases de Roosevelt.
La retórica del senador Obama es el mismo discurso antiempresarial y de lucha de clases que políticamente funcionó tan bien para Roosevelt en los años 30. Pero cuando de las amenazas a la seguridad nacional norteamericana se trata, el candidato sigue un camino opuesto al de Roosevelt. En muchas ocasiones, el senador Obama ha intentado lidiar con las amenazas a la seguridad nacional mediante la retórica. Intentó restarle importancia a la amenaza de un Irán nuclear porque Irán es una "nación pequeña" (a pesar que es mayor que Japón, país que lanzó un ataque devastador contra Estados Unidos en Pearl Harbor).
Roosevelt tuvo la sensatez de comenzar a exigir una mayor preparación militar en 1940, más de un año antes de que Estados Unidos se viera atacado. Y afirmó: "Si usted espera hasta poder mirar al enemigo a los ojos, nunca se enterará de qué le golpeó".
Recortar el presupuesto militar y llevar los problemas de política exterior a la ONU es la versión del "cambio" de Obama, y es el cambio en que no nos atrevemos a creer.
GILIPROGRES y cía contra SARAH PALIN
Si en algo se reconoce hoy al Partido Demócrata, controlado ya abiertamente por una izquierda lunática cada vez más radicalizada, es su obsesión por alcanzar la Casa Blanca a cualquier precio. No reconocieron la victoria de George W. Bush sobre Al Gore en 2000; esperaron, erróneamente, el triunfo de John F. Kerry en 2004, que nunca llegó; tergiversaron a su antojo lo de Irak, luego lo de Katrina, otra vez lo de Irak con Petraeus, después lo de Afganistán y ahora lo de los rusos en Georgia (culpa de Bush también, según ellos), y así… hasta noviembre.
Ahora, a esta progresía norteamericana cada vez más desorientada, le ha dado por atacar a la compañera del ticket presidencial de John McCain, la Gobernadora Sarah Palin. En apenas cuatro días la prensa amarilla de la progresía no descansa. Y aun así, ni Obama, ni Biden, ni la Pelosi, ni Reid, ni ninguno de los santurrones Demócratas hacen apenas hueco en las encuestas contra McCain-Palin.
A Sarah Palin le están diciendo de todo: que si el hijo con síndrome de Down no es suyo realmente, sino de su hija; que si la Palin perteneció a un partido secesionista de Alaska; que si a su cuñado, separado de su hermana, lo quiso echar la Palin del trabajo como funcionario… Y lo último, que a pesar de haber sido Gobernadora, esta Palin -nos dicen los progres- no está lista para ser vicepresidenta. Y en medio de todo esto salta la noticia verídica -dada por la misma campaña de Palin- de que su hija Bristol está embarazada con dieciesiete años. Más caldo para la sopilla progre de los Demócratas que cree hallar, ahora sí, otro filón para desprestigiar a la Palin. Para ellos, al ser ésta mujer, madre y pronto abuela... mejor quedarse en casa y no meterse en políticas. Tal es la defensa de la independencia femenina que tienen estos progres y tal el miedo que les inspira la solidez conservadora de Sarah Palin.
El problema es que esta mujer, aparte de guapa e inteligente, está más que dotada para salir adelante. Sarah Palin está mucho más preparada para ser vicepresidenta que Joe Biden, y desde luego, mejor formada y experimentada que el propio Barack Obama en tareas ejecutivas.
Cada ataque a la hija de Palin es una chispa más que va a encender a la base conservadora norteamericana de cara al voto de noviembre. La Palin ha gobernado el estado más grande en extensión de la Unión norteamericana; Alaska produce el 20% de la energía estadounidense y su Gobernadora sabe más que cualquiera de los otros candidatos sobre la cuestión energética, punto clave en estas elecciones. Pero más allá de eso, lo que cabrea realmente a la izquierda es que la Palin pone en la picota todo el montaje del victimismo de los Demócratas y cuestiona todo el catecismo pagano e idiotizado de la progresía: lo del feminismo radical, lo del derecho al aborto y también el cuento de más impuestos y más Gran Gobierno... La Palin defiende la vida, es creyente, da a luz con dignidad a un hijo con síndrome de Down y, cuando ahora su hija se queda embarazada, salen públicamente en familia para contarlo, sin reparos y con la seguridad de que la misma hija Bristol quiere casarse y desea que llegue el nacimiento del nuevo bebé.
Valga comparar: el 29 de marzo de 2008, Obama afirmó en Johnstown, Pennsylvania: “Miren, tengo dos hijas, una de nueve y otra de ocho. Voy a enseñarles valores y moral, pero si cometen un error, yo no quiero que se les castigue con un bebe”. O sea, que mientras para Obama la llegada de un bebé al mundo en el futuro para una de sus hijas adolescentes sería un castigo, para la Palin ese bebé es motivo de satisfacción y no de rechazo. Hagan cuentas.
Por eso la Palin apoya la decisión de su hija de tener el bebé, de casarse y de aprender las responsabilidades de toda madre. Este asunto, que inicialmente iba a ser motivo de ataques y burlas contra el conservadurismo de la Palin (eso que en la idiotizada Europa algunos llaman "ultraconservadurismo"), ha puesto a cada uno en su lugar evidenciando la autenticidad y la sinceridad de Palin como agente de verdadero cambio contra la falsía progresista que encarna Obama y su rebaño.
Por eso quieren destruir a la Palin como sea; por eso insisten en sacarle trapos sucios y en desacreditarla, sin demasiado éxito.
Porque pese a los vómitos de muchos contra los conservadores, la historia de esta gran nación norteamericana muestra que desde Abraham Lincoln hasta hoy, es decir en el último siglo y medio, en Estados Unidos ha habido más del doble de presidentes Republicanos que Demócratas. Y de los Republicanos, muchos de ellos -los más grandes- se definieron como conservadores. Y esto, la izquierda ni lo soporta, ni lo quiere permitir.
Pasa lo mismo con algunos de los que por la España raquítica siguen atacando a Bush, desprecian a quienes nos sentimos LIBERALES conservadores y andan a tientas a ver si se apuntan de algún modo al carrillo del helado de Obama por eso de que lo mismo el mesías se hace algún día libertario, o por eso de la apertura sexual que éste proclama con la boca medio abierta. O acaso por el cacao ideológico mental que portan, por lo del peccata carnis del fin de semana o vaya uno a saber si por lo de la increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Allá cada cual con su película. El caso es que Palin es lo mejor que le ha pasado al Partido Republicano en muchos años. Por eso los giliprogres y compañía están a matar con ella.
Thomas Sowell
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