Soldados españoles |
Parece ser que, como señalan no pocos autores, el interés que despertaba Cuba, la perla del Caribe, en Washington D.C se remonta hasta principios del siglo XIX. Ya desde tiempos del presidente Thomas Jefferson el recién nacido país habría realizado infructuosos intentos de comprar la isla. Transacción a la que siempre se dio la negativa por respuesta desde la Península.
Sin embargo, los intentos de lograr la dominación de la codiciada insula no quedaron ni mucho menos aquí.
Fue con la firma del tratado de Ostende de 1850 (realizado por tres embajadores norteamericanos en Europa) que el interés del país por dominar este territorio caribeño se hizo explícito. En este informe se declaraba que la anexión era necesaria para la seguridad de los Estados Unidos, por lo que se debía obligar a España a vendérsela por ciento veinte millones de dólares. De no aceptar España esta fórmula, la isla podría serle arrebatada a cualquier precio.
El hundimiento (intencionado) del acorazado USS Maine el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana acabó por provocar la entrada en la guerra de los yanquis (25 de febrero). Como explican Del Rey y Canales, desde entonces Estados Unidos siempre ha justificado sus intervenciones militares internacionales en base a una provocación.
De este modo se produjo en la bahía de Guantánamo el primer desembarco de soldados yanquis en la isla.
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