03 mayo 2018
El de Cegama (Guipúzcoa)
De Baldomero Espartero al general Rodil. De Francisco Espoz y Mina a Manuel O'Doyle. Todos ellos, la élite del ejército isabelino, la flor y nata de las fuerzas que combatían durante la Primera Guerra Carlista, se enfrentaron y fueron derrotados por Tomás de Zumalacárregui.
Sin embargo, también tuvieron la suerte de que este rudo general muriera allá por 1835, en plena expansión militar del pretendiente Don Carlos, debido a una mezcla de mala fortuna, tozudez y pésima praxis médica. De hecho, fue una herida nimia en la pierna la que liberó a la reina Isabel de uno de sus enemigos más sobresalientes.
Mientras dirigía a sus tropas desde el balcón de una casa, Zumalacárregui recibió el disparo que le llevaría al otro mundo. Un impacto que, en su momento, apenas le granjeó una pequeña cojera pero que, poco después, terminó postrándole en el lecho. A partir de ese instante, los enfrentamientos entre sus médicos (cada uno defensor de una técnica diferente para buscar la cura) y la misma tozudez del militar (que obvió muchos de los remedios y dejó su salud en manos de un curandero local) empeoraron la situación hasta que todo acabó en desastre.
La muerte de Fernando VII fue el detonante que llevó a su hermano Don Carlos (exiliado entonces en Portugal) a declarar la guerra y dividir en dos no solo a España, sino también a Europa. Y es que a la causa carlista se adhirieron Rusia, Austria y Prusia; mientras que al liberal se unieron Portugal, Inglaterra y Francia.
Zumalacárregui fue uno de los pocos generales que se declararon carlistas en 1833. Todos los historiadores están de acuerdo en que su capacidad organizativa fue determinante en la guerra. Hay que tener en cuenta que recogió a unos pocos campesinos dispersos que se habían echado al monte y, gracias a las tácticas guerrilleras que había aprendido en la Guerra de la Independencia, mantuvo en jaque al ejército de Isabel II.
Para entonces, en el uniforme de las tropas carlistas ya se había generalizado el uso de la boina. Prenda que, a su vez, solía ser roja para la mayoría de sus integrantes.
En 1835, Zumalacárregui era ya el mando único efectivo del ejército del Norte, y acababa de vencer al mismísimo Espartero en Descarga. Era el momento de mayor expansión de las fuerzas carlistas. el general había conquistado todo el territorio vasco salva las cuatro principales capitales. Sin embargo, su suerte se tornó en tragedia durante el cerco de Bilbao, en el que a Zumalacárregui le alcanzó la bala perdida que le costaría la vida. Todo ocurrió el 15 de junio de ese mismo mes, mientras el general dirigía a sus tropas desde un balcón del palacio del Marqués de Vargas, junto a la basílica de Begoña.
NOTA CURIOSA. Su hermano (Miguel Antonio) era el jefe de los diputados LIBERALES en el Congreso.
Entre el tortosano general Cabrera y Zumalacarregui casi consiguen derrocar a Isabel II e imponer un sistema absolutista carlista en España.
ResponderEliminarDON ARAMBURU
EliminarAsí es. Aquel tarraconense al que llamaban el Tigre del Maestrazgo volvía locos a los generales isabelinos en la zona de Cataluña, Castellón y Aragón, y el de Cegama los derrotaba en Vasconia y Navarra.
Los cirujanos carlistas lo único que el aplicaron fueron sanguijuelas sobre la herida en la pierna. Y el curandero era un tal PETRIQUILLO, de Cegama, en quien confiaba el general.
ResponderEliminarEntre todos consiguieron que se le pudriera la pierna.Lo que llamamos gangrena.
DON LEANDRO
EliminarNo es de extrañar lo sucedido porque aquellos médicos aún no habían descubierto "la higienización" en el trato con los heridos. No se lavaban ni las manos para tratar las heridas.
En las escuelas e Ikastolas controladas por el PNV y por Bildu se enseña a los niños que "Zumalacarregui fue el primer general que se sublevó contra España para establecer el ESTADO VASCO.
ResponderEliminarMayor indignidad no cabe en la tergiversación dado que los carlistas, todos, eran más españolistas que el Palacio Real de Madrid.
DON MAURICIO
EliminarSi me lo cuentan hace 30 años me hubiera partido de risa el saber que los peneuveros y batasunos consideran a los requetés y a su máximo símbolo como un JOSU TERNERA actual.
Ahora entiendo el porqué de que en muchos pueblos del País Vasco hay siempre una calle denominada "Zunalakarregi Kalea".
ResponderEliminarDON SILVESTRE
EliminarSí, en casi todos los pueblos de Guipúzcoa hay una "Zumalakarregi Kalea" impuesta por los excuras deel PNV y debe de ser que no tienen ni puñetera idea de lo que fueron las carlistadas.
Las guerras carlistas fueron guerras entre vascos carlistas y vascos liberales. Unamuno lo explica muy bien en su "Paz en Guerra". Y la guerra civil de 1936 lo fue entre vascos nacionalistas y vascos no nacionalistas. Nada que ver con guerras contra España.
ResponderEliminarDON ADRIÁN
EliminarExactamente. Al igual que en el resto de España, Castilla o Extremadura, la guerra civil del 36 era entre españoles comunistas y socialistas contra todos los demás.
El curandero de Cegama consiguió, al fin, sacar la bala de la pierna de Zumlacarregui cuando ya la tenia completamente gangrenada por causa de tanto inutil emplasto.
ResponderEliminarDON JOSÉ ANTONIO
EliminarEs que hasta no hace mucho en los mundos rurales se tenía más fé en los CURANDEROS que en los médicos. Por cierto a estos ultimos siempre se les denominaba de "matasanos".
Con los carlistas tenemos entre manos ooooootra cansina manipulacion de la historia. No sabia que este hombre habia muerto por gangrena. Manda huevos que ni siquiera a un general se le diera un trato adecuado por justos que fueran los conocimientos medicos de la epoca.
ResponderEliminarSEÑOR OGRO
EliminarPues, sí. Los cirujanos carlistones de Bilbao se limitaron a ponerle sanguijuelas en la pierna herida. Y sus curandero de Cegama, PETRIQUILLO, se hartó de colocarle emplastos de hierbas hasta que la pierna se gangrenó.
Un gran estratega, admirado por los requetés del ejército franquista, que sin embargo, el separatismo, no ha tenido empacho alguno en convertir en héroe, tras amoldar a su antojo la historia, como si este hombre, que bombardeó Bilbao, hubiera sido un luchador por la separación de las Vascongadas del resto de España. En realidad Zumalacárregui quería tomar Vitoria y avanzar hacía Madrid para instalar a D. Carlos en el Palacio de Oriente, pero los consejeros del aspirante al trono, le convencieron de que era mejor tomar Bilbao.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarGracias por la importante información que aportas al tema.
Lo que más me llama la atención es que siendo Tomás el adaliz de los carlistas, su hermano fuera el jefe de los liberales en Las Cortes.