12 mayo 2018
EL BOTIJO que llegó a suboficiial
‘El Telegrama del Rif’. En el número del 10 de marzo de 1922 se relata la anécdota acontecida durante la guerra contra las tropas de Abd el-Krim, menos de un año después del Desastre de Annual.
Según aquellas crónicas, los tercios de la Legión que combatían en aquel escarpado paraje del Rif llevaban consigo un botijo lleno de agua para calmar la sed en plena batalla. Sus portadores se turnaban cada jornada, y se arriesgaban incluso más que el resto de los combatientes. Tenían que llevarlo de un lado a otro, entre las balas, y sin llevar su arma encima.
En aquellos combates, los disparos de los rebeldes rifeños alcanzaron en varias ocasiones al botijo. Una de las balas le supuso “una herida que le amputó el pitorro”, tal y como refleja la crónica.
No fue la única marca que dejaron los combates sobre la superficie arcillosa del botijo. Los golpes y los agujeros que iban apareciendo iban siendo restañados, como se suturaban las heridas que recibían los legionarios.
Por estas ‘llagas’, los legionarios galardonaron al botijo con unas insignias, hecho que despertó la curiosidad del autor de la crónica. Cuando preguntó a uno de los legionarios por tan curiosa condecoración, esta fue la explicación que recibió:
-- “Aquí a nadie se le pregunta de dónde viene ni lo que es; se castiga al que lo merece, y se premia el valor, sea quien sea el que lo demuestre; y como este botijo se ha portado valientemente en lo más recio de la campaña, lo hemos hecho suboficial”.
La anécdota es graciosa, si se toma en broma, pero si lo hacemos por el lado serio, es una demostración del grado de estulticia de algunos.
ResponderEliminarDON TRECCE
EliminarEstoy de acuerdo. Esa anécdota tomada en serio viene a significar que igualan a las personas con los objetos en temas de guerra.
Hay que ser muy animal para hacer según que cosas, y aquí se demuestra al nivel de bestialidad que se llega en una guerra.
ResponderEliminarDON CSC.
EliminarCIERTO.