17 octubre 2007

MARES : 18.000 años de cambios conocidos

De los 510 millones de kilómetros cuadrados de superficie que tiene nuestro planeta, 361 están cubiertos por agua.

Eso significa, en términos más fáciles de entender, que el 71 % de la piel de la Tierra pertenece a un mundo en el que apenas hemos podido adentrarnos, y del que desconocemos buena parte de sus secretos.

-Ni Marte, ni egipcios, ni extraterrestres terminarán intri­gándonos tanto como los tesoros que nos aguardan en el fondo marino.y tenía razón.


Existe esta curiosa paradoja: en tiempos de Ulises, el Mediterráneo no tenía exactamente las mismas costas que hoy. Aunque tampoco el resto de océanos del planeta.
Cambios bruscos, enor­mes, en el perfil de las costas se han producido hasta épocas tan "recientes" como el 8.000 a. J.c., causados por el progresivo de­rretimiento de los hielos polares.

El calentamiento de nuestra at­mósfera ha reducido esa inmensidad helada a sólo 27 millones de kilómetros cuadrados de superficie. Todas las civilizaciones antiguas ha­blaron en un momento u otro de grandes islas o masas conti­nentales que desaparecieron bajo las aguas.


El mito platónico de la Atlántida, la leyenda de Lemuria y tantas otras tradiciones pu­dieron estar refiriéndose a un hecho cierto. Una catástrofe geo­lógica real que modificó el perfil de las playas del mundo hace miles de años.


Sin duda, una de las historias favoritas es la de la desaparición de la isla Krakatoa en 1883, en el estrecho de Sundra, entre Java Y Sumatra.Una sola erupción volcánica la destruyó en mil pedazos. Provocó tsunamis con olas de cuarenta metros de altura, y la ex­plosión se oyó hasta en Madagascar. En 1928, en el mismo lugar en el que se hundió Krakatoa, volvió a emerger una isla. Hoy la llaman Anak Krakatoa,"hija de Krakatoa", y en unas dé­cadas será tan grande como su madre.


Y hoy los expertos en paleoclimatología tampoco niegan ya esos cambios. Es más, sostienen que las alteraciones en la masa helada del planeta comenzaron a notarse por primera vez hace sesenta mil años y que no se han detenido aún.

El brusco as­censo de las aguas durante el último cambio climático global, hace ocho milenios, sepultó islas, antiguas bahías y, quizá, ciu­dades y hasta civilizaciones enteras. Tal vez incluso nos empujó a nuestra Edad de Piedra, sumergiendo para siempre esa mítica Edad de Oro de la que: hablan todas las tradiciones.

¿Acaso esa hipótesis no explicaría de un modo convincente por qué existen más de un centenar de leyendas que hablan de un Diluvio Universal en los cuatro rincones del planeta?

¿No se­rán esos mitos los últimos recuerdos de un tiempo anterior al origen oficial de nuestra civilización?


El caso del Mediterráneo es aún más excepcional si cabe.

Glenn Milne, profesor del Departamento de Geología de la Universidad de Durham, trabaja desde 1970 en un programa in­formático capaz de recrear el modo en el que han ido cambian­do las costas de la Tierra desde hace veintidós mil años. Él llama a su trabajo "mapas de inundación", y al aplicados al Mare Nos­trum se ha llevado una verdadera sorpresa: este pequeño mar fue protagonista de grandes alteraciones en sus costas que comenza­ron a sucederse hace "unos dieciocho mil trescientos años.

El es­trecho de Gibraltar era aún más sucinto que hoy; Córcega y Cer­deña formaban una sola isla, y Malta tenía entre 8 y 12 kilómetros más de anchura. Al iniciarse el deshielo de Europa, una enorme masa de agua se derramó sobre el Mediterráneo. Gibraltar fue incapaz de drenarla al Atlántico, y el Mare Nostrum subió ¡hasta 60 metros de nivel!

¿En qué afectó esa catástrofe a la humanidad?

Para la mayoría de historiadores, en casi nada. Sin embargo, una cada vez más creciente comunidad de investigadores cree que antes del 10.000 a. J.C. existieron una o varias civilizaciones avanzadas en las costas mediterráneas, que se perdieron para siempre bajo las aguas.Según esos especialistas, al subir bruscamente el nivel del mar decenas de núcleos urbanos desaparecieron, devolviendo a la humanidad a la época de las cavernas.


De repente, las descrip­ciones de Hesíodo en Los trabajos y los días, y las de Ovidio en sus Metamorfosis, cobraban un realismo inesperado: esa Edad de Oro de la humanidad que los dioses del Olimpo decidieron barrer de la Historia con una gran inundación no fue un simple mito.

Ahora bien, ¿sabemos dónde están hoy esas ciudades su­mergidas? ¿Podríamos, con el concurso de la moderna tecnología, descubrir ese fabuloso legado olvidado y rescatar una parte fundamental de nuestro pasado?

09 octubre 2007

EL RAMADAN ESTANDO EN ÓRBITA







El vuelo del primer astronauta de Malasia, el médico Muzafar Shikor, ha coincidido con el sagrado mes de Ramadán, lo que dificulta su misión.
Para ayudarle, 150 teólogos islámicos, que parece que no tienen otra cosa en la que perder el tiempo, han elaborado instrucciones de cómo debe portarse en el espacio.




La cosa se complica tanto que el astronauta debería pensar seriamente en dejar el Islam y dedicarse a cosas más productivas.



El punto número uno es la realización del “namaz”, o la oración que se debe hacer 5 veces al día arrodillado y volviéndose de cara en dirección a la Meca. Puesto que en las condiciones de ingravidez es difícil mantenerse arrodillado, a Shikor la han permitido rezar “flotando” en la estación orbital.



En vez del obligatorio lavado de manos antes de elevar la oración, le permitieron frotarlas con servilleta húmeda. La orientación a la Meca se logrará con la ayuda de instrumentos astronómicos.

Durante el mes de Ramadán, debe observarse un estricto ayuno desde el amanecer hasta la puesta del sol. En la dieta del astronauta están incluidos ciertos víveres permitidos, pero en la instrucción de 20 páginas que ha recibido se señala que se debe consumir sólo el mínimo necesario para evitar hambre.

Mizafar Shikor es el noveno astronauta musulmán.





Cuando el primer astronauta de Israel quiso pasar en el espacio el sábado como es debido, los rabinos le explicaron que el sábado es un concepto estrictamente terrenal y que el principio “desde el amanecer hasta la puesta del sol” deja de funcionar, porque la nave, al girar alrededor de la Tierra, “entra” en el sábado l6 veces y otras tantas veces “sale”. Ilon Ramon oraba en la órbita.

Pero los detalles de su oración se ignoran, porque murió en la catástrofe que sufrió del transbordador Columbia.

El lanzamiento de la nave Soyuz TMA 11, entre cuya tripulación figurará Muzafar Shakir, está fijado para el 10 de octubre. El astronauta musulmán pasará en órbita 10 días.



Si éstos celebraran procesiones a lo Sevilla en Semana Santa, necesitarian unos 15 millones de teólogos para analizar el "cómo" hacerlas en el espacio con los costaleros puestos de pié o tumbados.

No me extraña que pasen hambre algunos muslimes porque se complican la vida hasta para orinar.



Por Tellagorri